Sin memoria no hay supervivencia posible. Existe la vida gracias a la capacidad de memorizar, retener información sobre las consecuencias de una acción previa que permita mejorar la respuesta ante la exposición del mismo estímulo que dio lugar a esa acción. Podemos tropezar dos y más veces en la misma piedra pero habitualmente el primer tropezón con una piedra deja una huella que permite evitarla en una segunda exposición.