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Enfermedad o estado «disfuncional»

 Con intervalo de pocos días he leído dos artículos que proponen que la Fibromialgia y la migraña son «estados cerebrales».

Enfermedades, trastornos… y, ahora, estados.

Es distinto tener migraña y/o fibromialgia que ser o estar migrañoso o fibromiálgico.

El cerebro es una estructura con múltiples estados posibles, en función de las condiciones objetivas internas y externas y, también, en función de las evaluaciones predictivas, anticipadas, que se proyectan sobre esas circunstancias.

Podemos estar dormidos, despistados, alertas, excitados, excitables, relajados, animados, desanimados, asustados, angustiados…

Dichos estados pueden explicarse por lo que en ese momento, lugar y circunstancia está sucediendo o, por el contrario, producirse en ausencia de una condición objetiva coherente.

Con las nuevas técnicas de registro e imagen neuronal podemos visualizar los diversos estados y establecer correlaciones con lo que los pacientes relatan.

Estar deprimidos, en dolor, despiertos o despistados, genera patrones de actividad neuronal característicos.

Los investigadores tienden a catalogar los patrones de imagen y registro acoplados a dichos estados como patrones «alterados», anómalos. Parece que a dichos estados se llega, por generación espontánea debido a características patológicas de la excitabilidad neuronal. Se sugieren alteraciones en diversas moléculas. En definitiva, los estados disfuncionales son considerados una expresión de alteraciones sutiles, no aclaradas, de la química neuronal, puede que determinada por los genes.

A cada estado cerebral se le busca una «neuromatriz», un conjunto característico de zonas más y/o menos activadas que en los sujetos del grupo control. Donde aparece la diferencia se sitúa el origen del problema.

Parece que todo se puede explicar por el continente, soporte físicoquímico de la red. Los contenidos no se cuestionan. El dolor es cosa físicoquímica con complementos psicosociales añadidos pero lo primero, lo que genera esos estados, es la anomalía neuronal.

Probablemente los estados dichosos o malditos no son sino estados de relevancia, de atribución anticipada de significados posibles a lo que puede deparar la realidad interna y externa.

Cada estado evaluativo activa una serie de programas. Lo que objetivamos con las imágenes de Resonancia o PET o con los registros de potenciales evocados es el encendido de los programas, de los recursos, sensoriales, motores, atencionales, cognitivos, emocionales…

-Soy migrañosa

– Tengo migrañas

– Estoy migrañosa.

El estado migrañoso se explica por los significados, las predicciones, las expectativas y creencias. Son esos significados los que generan estados.

La conectividad del cerebro humano depende, en gran parte, del aprendizaje. Los estados se encienden y apagan en función de lo que vayamos aprendiendo.

La química modifica los estados. Correcto.

Las creencias también. Es más, son estados de conectividad automatizada y estable.

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6 comentarios en «Enfermedad o estado «disfuncional»»

  1. Me ha recordado a la diferencia clásica entre ansiedad estado y ansiedad rasgo. Al final, todo lleva a lo mismo: a olvidarse del papel del cerebro como gestor. Como si uno sintiese ansiedad o dolor por un «cortocircuito» en lugar de ser resultado de un valoración inconsciente de nuestro cerebro.

    Las creencias como estados de conectividad automatizada y estable… y no tanto «personalidades» ni «formas de ser/estar».

  2. Antonio: voy en tu ayuda, aunque copio casi literalmente de un comentario mío anterior en el blog en una entrada donde debatimos largo y tendido sobre este tema:

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/10/01/la-enfermedad-del-dolor/

    No se trata de llevar al terreno de lo “psicológico” o la salud mental el dolor sin daño, sino justo lo contrario, traer al terreno de la neurobiología, la pedagogía y la fisiología del dolor muchos trastornos, como la ansiedad y la depresión, que tradicionalmente se han venido tratando en Salud Mental, aunque ahora la verdad es que se tratan más bien en las consultas de atención primaria debido al incremento tan desorbitado de casos.

    Los síntomas del dolor sin daño, la ansiedad sin peligro aparente y la depresión sin adversidad, es evidente que no son iguales pero comparten un mismo origen: el cerebro equivocado. Hay que tener muy claro que en estos trastornos el cerebro no está dañado, está sano, en el blog se defiende la idea de que el problema no está en la química cerebral o la predisposición genética o la incapacidad del individuo para gestionar sus emociones, sino que los síntomas que percibimos son reales y consecuencia de una evaluación errónea cerebral. Hay un estado de alerta y el cerebro hace una gestión irracional y desproporcionada de las respuestas de enfermedad y programas defensivos del organismo (alarma y bomberos sin fuego) en base a esa evaluación errónea, lo que cambia del dolor sin daño a la depresión o la ansiedad es el objeto de esa valoración.

    Explicado de forma muy sencilla, se podría decir que en los estados depresivos el cerebro valora a la baja la capacidad de afrontamiento del individuo sobre la vida cotidiana en general (autoestima de organismo baja frente a la adversidad) y pone desánimo, abatimiento, verlo todo negro… y así desbarata cualquier plan o actividad, en ocasiones el estado de desánimo puede estar justificado pero hay muchísimas personas que viven en un estado permanente de depresión no justificado biológicamente. En la ansiedad sin causa justificada (una situación que requiere salir pitando para salvar el pellejo), el cerebro también se equivoca, valora como amenazantes situaciones o contextos completamente inofensivos para la integridad del organismo y activa los síntomas o la respuesta de lucha-huída cuando no hay león a la vista. En el dolor sin daño, la evaluación alarmista del cerebro se refiere a la integridad física de los tejidos, en la fibromialgia en particular más de lo “mismo”, cerebro equivocado, valorando vulnerabilidad en el interior del organismo y activando respuestas desproporcionadas de dolor, agotamiento, etc.

    Mismo origen, luego misma forma de abordaje a través de la pedagogía (conocimiento, cambio de creencias y de conductas de afrontamiento, y por supuesto, no al miedo). Más de un alumno de los cursos de migraña se ha liberado de la ansiedad aplicando lo aprendido en clase.

    Para terminar, una lectura recomendada, aunque hay varias en el blog sobre el tema en cuestión:

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/01/26/la-disfuncion-evaluativa-como-factor-de-riesgo/

    Un saludo.

  3. Y yo dándole vueltas toda la tarde a cómo contestar. Cristina, una vez más, nada que añadir a tus palabras.

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