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«No somos tontos»

Antes de ayer tuvimos la edición 20 del curso intensivo para pacientes de migraña.

A lo largo de ocho horas explicamos conceptos básicos de Biología del Sistema Neuro-inmune de defensa: el modo cómo defiende el organismo, y los despropósitos que pueden sobrevenir en su actuación a la hora de activar estados de amenaza, aun cuando no existan condiciones objetivas que los justifiquen.

La migraña es uno de esos despropósitos. El cerebro es el gestor de nivel superior de los recursos defensivos. De sus evaluaciones se derivan estados de alerta justificados e injustificados. No nace con el oficio aprendido sino que debe aprender a decidir tras un largo período de aprendizaje nutrido de experiencias propias, observación-imitación de ajenas y consejos de instructores más o menos expertos, que a su vez son instruidos con más o menos fiabilidad.

Hay mucho que explicar en el curso y algunos conceptos pueden ser complicados. Después de las ocho horas los alumnos están en condiciones de comprender la trama de la migraña, la dependencia del aprendizaje y la posibilidad bastante probable de afrontar el problema desde un marco radicalmente opuesto.

La mayoría ha acudido en múltiples ocasiones a recibir explicaciones y remedios a doctores generalistas y neurólogos, amén de ofertas alternativas variadas.

Las explicaciones habitualmente han sido escuetas e insatisfactorias y en alguna ocasión, ofensivas.

La migraña es genética, misteriosa e incurable y está facilitada por la mala práctica como pacientes. Eso les dicen.

Recientemente en un Congreso sobre «Reconceptualización del dolor», una ex-padeciente de migraña intervino para exponer su experiencia con la migraña. Se dirigió abiertamente al colectivo de Médicos de Atención Primaria desde la tribuna y, entre otras cosas, les dijo: «no somos tontos; podemos comprender las cuestiones si se nos explica».

No siempre los profesionales disponen para sí mismos y para sus pacientes de explicaciones satisfactorias. De ahí el «no se sabe»; «es un misterio» y el cargar injustamente la responsabilidad de lo que sucede a los pacientes, a sus genes, su personalidad y sus hábitos o al empeño en automedicarse.

Sostienen aún los neurólogos que el dolor de la migraña surge, necesariamente, de terminaciones sensibilizadas del nervios trigémino alrededor de los grandes vasos del cráneo.

Sostienen también que el cerebro no duele.

Por supuesto, el origen es genético.

El dolor pulsátil, es decir, arterial.

Recomiendan identificar y evitar desencadenantes varios.

Nada de ello es cierto.

No cuentan nada de lo que la neurociencia actual sostiene sobre cuestiones pertinentes en todo tipo de dolores.

No hacen ascos a que el paciente pruebe ofertas alternativas y ven con buenos ojos una consulta con el psicólogo o el psiquiatra.

Sabemos que la imitación y la instrucción experta son factores de alta pertinencia en nuestra especie.

Sabemos que el dolor es rítmico pero no pulsátil.

Sabemos que el cerebro duele si se estimula el sitio adecuado.

Sabemos que la genética no lo es todo y que no existe ese pretendido «gen de la migraña».

Sabemos que si se identifica algún desencadenante no debe evitarse sino habituarse a él de modo progresivo.

Sabemos también que las terapias siempre van acompañadas de un efecto placebo sustancial.

Sabemos que conocer la trama neuronal del dolor ayuda a su control.

Todo eso es sabido y lo explicamos a nuestros alumnos.

Por nuestra parte, desde la experiencia con grupos de alumnos, sabemos que un alto porcentaje de ellos, superior al 70%, mejorarán sustancialmente, simplemente por haber sabido que lo que les han dicho previamente no es cierto y que hay cosas ciertas que desconocían.

Sabemos también, que los alumnos no son tontos sino muy aventajados, que escuchan atentamente, y echan mano de libros y blogs donde se amplían sus conocimientos.

 Desde el nuevo marco le echan coraje y aplican lo aprendido para ganar una batalla, aunque en ocasiones resulte especialmente dura.

Pues eso: «no son tontos». Se merecen una oportunidad. No le defraudarán.

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3 comentarios en ««No somos tontos»»

  1. No somos tontos …pero si no contásemos con todo lo que tú explicas…seríamos bastante desgraciados..Gracias Arturo!!

  2. Hola Arturo, siempre un agradecido a tu generosidad por compartir tanta informacion. Lo cierto es que me ha fascinado tanto el comportamiento del cerebro en la evaluacion de amenaza, a veces erronea, que a mi familia la tengo harta con el tema y lo que he logrado que cuando me quejo de algun problema de salud, cualquiera sea , me dicen sonriendo «habla con tu cerebro y te lo solucionas». Saludos

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Los comentarios están cerrados.