El cuerpo mentalizado
Tendemos a disociar lo físico de lo psicológico. El soporte físico corporal, la casa, de quien la habita, el yo. Nos sentimos como una especie de fantasma (“el fantasma de la máquina”) ajeno al trajín de los tejidos y centrado en nuestras ocupaciones. El soporte físico lo queremos silencioso, sin problemas. De cuando en cuando recibimos recados de “la máquina”. Los llamamos “síntomas”. Hacemos cábalas chapuceras sobre posibles averías y con un par de pastillas solucionamos aparentemente, el problema. Si el problema sigue llevamos la máquina al box de los ingenieros para que con la máxima celeridad identifiquen y reparen …