El dolor crónico es algo alucinante

Dicen los neurocientíficos, no sé si con evidencia científica o sin ella, que la percepción es un proceso alucinatorio regulado por los sentidos. El cerebro imagina la realidad, la sueña. Construye hipótesis sobre la relevancia de la interacción del organismo (en profundidad y superficie) con el entorno y actualiza continuamente ese sueño en función de lo que va sucediendo. Habitualmente la información sensorial y los significados que el organismo va construyendo de modo predictivo, generan contenidos de conciencia perceptivos, cognitivos, emocionales y conductuales funcionales, adaptativos. Vemos árboles, casas y personas allá donde hay materia coherente con lo que entendemos como …

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El control mental del dolor

  He oído decir en una entrevista a una paciente-alumna de un curso sobre dolor crónico, que ha aprendido que el cerebro puede inhibir el dolor y ello le da esperanza para poder controlarlo. En alguna ocasión se nos ha criticado porque (dicen que…) ofrecemos en los cursos la posibilidad de controlar mentalmente el dolor. Puede que algunos piensen que es así pero no es cierto. No existe el poder de la mente. Lo que hay es conocimiento, más o menos fiable; creencias, expectativas. Cada escenario evoca un estado de conectividad, aprendido. Esa conectividad genera en la conciencia, en la …

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Dolores alucinantes

Todo lo que percibimos emerge en la pantalla de la conciencia como resultado de la actividad continua de la red neuronal, conectada a cada rincón del organismo y al entorno a través de diversos canales sensoriales. En esa red se funden señales de lo que sucede en cada instante con lo que el conocimiento y el miedo han construído desde el pasado hacia el futuro. No existe una jerarquía. A veces mandan los hechos, las señales sensoriales, y otras el organismo y su entorno imaginado. A veces se imponen los miedos y otras la racionalidad. El dolor, como cualquier otra …

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El dolor como alucinación de daño

Estamos instalados en la idea de que el cerebro es un órgano que responde a los estímulos. Si no hay estímulos, no hay respuestas. Sólo un ronroneo de fondo que identificamos con el YO pensante, vaporoso, mental, inmaterial, imaginativo. Si duele es que hay un estímulo doloroso que llega al cerebro y lo activa. El dolor genera pensamiento, reflexión pero no al contrario. Pensar es indoloro. No es así. El cerebro es un órgano rumiante que procesa siempre sus archivos, los actualiza, reconsidera. Cada estímulo deja una huella en los circuitos y esa huella entra a formar parte del proceso …

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