El dolor es ese sentimiento indefinible que prácticamente todos los humanos conocemos por haberlo sufrido.
A veces aparece acoplado a una lesión (traumatismo, quemadura, infección) y otras, sin que nada amenazante suceda donde lo sentimos.
En el primer caso, la cosa está clara y los remedios para mitigarlo son eficaces.
En el segundo todo es oscuridad y desesperación.
– No tiene usted nada. Yo más no puedo hacer. Le mando a psiquiatría.
A finales del siglo pasado, se proclamó la década del cerebro y se inició un fenomenal esfuerzo de investigación para desvelar lo que sucede en ese kilo y medio de grasilla, con el objetivo puesto en dar con terapias eficaces para las enfermedades degenerativas (Alzheimer, Parkinson y otras).
El genoma no aportó lo que prometió (el libro de la vida, la clave de todos nuestros males).
Los circuitos neuronales no sólo nacen, también se hacen. La conectividad está abierta en gran parte al aprendizaje.
“Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”, dijo Don Santiago Ramón y Cajal.
La conectividad puede modificarse, si uno pone empeño.
“Observar sin pensar es tan peligroso como pensar sin observar”, advirtió también Don Ramón.
Sobre las cosas del organismo sabemos algo, pero ignoramos más.
Lo único cierto es lo que sentimos, los síntomas. Por ejemplo, dolor.
Cuando lo sentimos, pensamos, pero no podemos observar el interior. ¡Peligro!
No pasa nada. Para eso están los expertos en organismo, en su entraña.
– No tiene usted nada. Es todo normal.
– ¿Entonces?
– Puede que sean los nervios, la ansiedad, la depresión, los problemas, el estrés, las emociones…
Ante ese panorama muchos padecientes impacientes han peregrinado por todos los mercadillos terapéuticos en busca del remedio, generalmente sin éxito.
Cuando todo parecía perdido ha irrumpido una propuesta novedosa: el dolor en muchos casos no se cuece en tejidos dañados-estresados, sino en circuitos neuronales aberrantes. El dolor se cocina en el cerebro con múltiples ingredientes: sensoriales, cognitivos, emocionales, conductuales y sociales. Es complejo.
Si el problema está en las conexiones y Don Santiago tenía razón, podríamos, si nos lo proponemos, esculpir otras conexiones.
La propuesta tiene fundamento.
Si el cerebro actúa en base a un conjunto de creencias y expectativas y el dolor surge de ellas aunque en la zona doliente no suceda nada, quiere decirse que el cerebro anda equivocado y que bastaría con cambiar esas creencias para que la conectividad recupere la sensatez y active las alarmas sólo cuando se dé una circunstancia que lo justifique.
Observando y pensando sobre lo observado varios autores fueron creando las bases para poner patas arriba todo lo que los expertos pensaban sobre el dolor de sus pacientes, en base a lo escuchado.
Poco a poco la información de la consulta fué centrándose en el cerebro y alejándose de los tejidos.
– El dolor es producto del aprendizaje. Es siempre real. No es psicológico. Viva, muévase, sin miedo. Sus tejidos lo agradecerán. No crea lo que le han dicho. Todo es normal. No tiene usted nada nocivo, sino algo peor, más mortificador, invalidante y desconcertante: su cerebro actúa como si lo que usted quiere hacer pusiera en peligro los tejidos. Entra en pánico. No es usted, insisto, sino su cerebro.
Así de claro, así de sencillo.
Se dice fácil, pero cuesta conseguir vencer el miedo agarrado en los circuitos.
No pasa nada. Podemos echar mano de un remedio novedoso y fantástico: “Educación terapéutica en neurociencia”.
- Dolor no es igual a daño
- No tiene nada nocivo. Las pruebas son normales
- Su cerebro gestiona la seguridad de los tejidos desde una perspectiva equivocada
- Hay que cambiar las creencias, disolver el miedo. Recuperar la actividad perdida y temida.
¿La cuestión es: dónde y cómo se construye esa trama de creencias erróneas?
Usted mismo.
De lo que se cría se cree.
¿Quién nos cría?
Know pain, no pain
Buenas, le hbalo desde Bolivia doctor,sus consejos me ha servido para la migraña, hace 3 meses he mejorado y tengo menos crisis y dolores sin necesidad de tomar medicamentos, queria consultarle acerca del minoxidil,yo sufro de alopecia androgenetica desde hace 2 años y pues usaba minoxidil y tuve que suspenderlo por lo de la migraña,le pregunto¿es malo usarlo mientras mejora mi migraña? saludos.