En la literatura sanitaria se utiliza con frecuencia el término “estímulo doloroso”. Cuando algo duele: el pie, la cabeza, el hombro… damos por sentado (intuición más o menos fundamentada) que el dolor se genera allí donde se siente y que, necesariamente, un “estímulo doloroso” tiene que haberlo generado.
En los cursos a pacientes y profesionales, planteo un esquema:
- Un estímulo doloroso (un pincho, el fuego, una contusión…) ha generado dolor en una mano.
- Las terminales de las neuronas que vigilan la mano detectan el dolor gracias a que disponen de “receptores de dolor”, una proteínas que (supuestamente) son sensibles a él.
- Las proteínas que sensan el dolor lo codifican (transducen) a un tren de señales electroquímicas que son conducidas por los nervios a través de unas vías, las “vías del dolor” hasta una serie de centros situados en la médula, troncoencéfalo, cerebro emocional, cerebro sensorial, cerebro cognitivo, cerebro conductual…
- Las áreas centrales que reciben y “procesan las señales de dolor” no sólo activan diversas respuestas de protección sino que lo tunean antes de presentarlo en la conciencia.
- El tuneo central del dolor se ejecuta a través de una supuesta “vía inhibitoria descendente del dolor” que libera endorfinas (entre otros mensajeros) en la zona de recepción de las “señales de dolor” de la médula.
- Gracias a esa “modulación inhibitoria descendente del dolor” sentimos menos dolor del que previamente se ha generado en la zona dolorida.
- En los casos de dolor crónico, migraña, fibromialgia… no funciona la “modulación inhibitoria descendente” y así el dolor segregado en los tejidos no puede ser tuneado y es más intenso, está descontrolado.
Una vez expuesto el esquema, pregunto a pacientes y alumnas/os si lo ven correcto. La respuesta es invariablemente afirmativa. Existen estímulos dolorosos, receptores de dolor, señales de dolor, vías de dolor, centros de procesamiento del dolor y vías descendentes que lo inhiben en la médula, en la primera estación de recepción.
Pues bien: ¡¡¡¡es todo falso!!!! No existe nada de lo que aparentemente existe. Las apariencias, una vez más, engañan.
Podríamos cambiar la palabra dolor por otra y entonces el esquema sería válido.
¿Alguien podría decir cuál es esa palabra correcta?
¿Nadie?
Un estímulo…..?…. genera…?… en una zona. Los sensores de las neuronas vigilantes detectan ese…?… lo codifican en señales de …?… y las conducen hasta diversos centros que las procesan. El procesamiento de las señales de…?… más complejo e integrador se produce a nivel de un conjunto de áreas conocidas como neuromatriz de…?… En función de ese procesamiento de nivel superior, a través de una vía inhibitoria descendente de…?… se modifica el dolor.
No doy la respuesta. Piensen un poco.
Haremos un análisis de las palabras. Piense en el término “estímulo”. ¿Qué es, en realidad, un estímulo doloroso?
Doy pistas: las neuronas que vigilan la presencia de estímulos potencialmente nocivos se llaman “nociceptores”, no “algoceptores” (receptores de dolor).
La realidad integra estados físico-químicos (materia, energía) en un espacio/tiempo.
Los estímulos “dolorosos” serían, en realidad agregaciones de materia-energía-tiempo/espacio que tendrían la cualidad de producir… ¿dolor?
¡¡¡No!!!
¿Entonces qué?
Continuará…
Dan información de la posible nocividad?
Alba: los nociceptores detectan estados de energía mecánica, térmica y química potencialmente nocivos.