Rober Sánchez es un educador personal. Enseña a moverse. Suena raro, de entrada, pero tiene su lógica. Nacemos. Nos movemos siendo niños: gateamos, saltamos, corremos, jugamos, bailamos, luchamos y, a medida que vamos dejando de ser niños, vamos perdiendo movimiento y nos volvemos sedentarios, carne de asiento, frente al ordenador, en el coche, en el cine, en la cafetería…
Vivir es o, más bien, era, moverse, de niños y adultos en los tiempos de la sabana y de niños todavía en estos tiempos de las sillas para todo.
El organismo Sapiens (m.n.t.) está hecho para moverse. Si le quitamos el movimiento, no es feliz. Se apelmaza. Duele con facilidad. Se cansa antes de dar un paso.
Los profesionales deberían incluir la cuestión del movimiento al hacer la historia clínica.
-¿Cómo se mueve?
Un organismo saludable debe moverse. Debe motivar al individuo a que lo haga, pero, en muchos casos, hace lo contrario. Tiene el miedo metido en los circuitos evaluativo-motivacionales y presiona el individuo en la pantalla de la conciencia para que se quede en la cama.
La consulta al experto aporta etiquetas varias para explicar el dolor y cansancio. Depresión, artrosis, fibromialgia, fatiga crónica, dolor crónico, “la edad no perdona”…
Los pies parece que no soportan el peso del cuerpo a pesar de utilizar el zapato más cool, más acolchado, más elástico, más caro, o quizás por eso, por buscar la solución en un zapato. Los bastones ayudan, dan confianza, pero los pasos siguen siendo torpes, precavidos, con la vista clavada en el suelo.
Rober Sánchez se dedica a recuperar ese niño perdido de los primeros años. Sigue ahí, pero el organismo lo teme, pues no están los huesos, articulaciones y músculos para esas alegrías. Eso le han dicho.
-Tiene que moverse.
-Qué más quisiera, pero no puedo. El mínimo esfuerzo me supone dolor y más cansancio.
Para moverse, hay que contar primero con el visado de organismo sano, extendido por el sistema neuroinmune. Si opera la etiqueta de enfermedad el movimiento estará penalizado.
Rober ha escrito un libro: Camina, salta, baila. Muévete más y vive mejor. Altamente recomendable.
Le hemos invitado en GoiGroup a una charla informal. Nos contará su experiencia como adulto movido y como instructor-recuperador de cuerpos inmóviles.
Hay que temer la cama y el sofá crónificados y recuperar la movida ancestral, sea cual sea la edad y, con más razón, si el aparato locomotor está oxidado.
Moverse o no moverse. Esa es la cuestión. La respuesta está clara: moverse, pero antes hay que modificar creencias y expectativas, miedos injustificados.
Know pain, no pain