La década del cerebro
En Julio de 1990, el presidente George Bush inauguró solemnemente la década del cerebro, un ambicioso programa de inversión destinado a avanzar en el conocimiento de las enfermedades del cerebro, con nuevas tecnologías de imagen, biología molecular y genética y, en segundo plano, investigando la interacción entre sistema nervioso, inmune y endocrino.
De repente todo se volvió “neuro”: la arquitectura, la educación, la economía, el marketing, el arte…
Conoce tu lado neuro
Los neurocientíficos comenzaron a desvelar los secretos de la caja negra. Conociendo las dinámicas de los circuitos neuronales, sus puntos débiles, podríamos optimizar los resultados donde quisiéramos. Bastaría un master o una simple conferencia para dar un giro radical a nuestra conducta en cualquier ámbito. El problema de conocerse a sí mismo ya no es problema.
Lo neuro te lo pone en bandeja.
Nuevos datos
La revolución neuro, con las nuevas tecnologías de imagen, la nueva biología molecular, los avances en genética, ha invadido la práctica clínica, mejorando la capacidad para precisar el diagnóstico y ofrecer terapias de enésima generación, con alta precisión, que eliminan la molécula discordante con anticuerpos monoclonales, superespecíficos. Dejándonos llevar por el optimismo, podríamos presumir de hacer autopsias de estructura y función in vivo. Conocemos el interior sin necesidad de la disección anatómica postmortem.
Bienvenidos sean todos los avances. Probablemente nuestra expectativa de vida seguirá creciendo.
Las mismas hipótesis
Sin embargo, toda la parafernalia neuro no ha esclarecido ni aliviado el problema de los pacientes mortificados e invalidados por los síntomas sin explicación médica. Puede que el desbordamiento de datos haya complicado el problema.
-Me encuentro muy mal, doctor.
-Es todo normal.
-No me lo explico.
-Sinceramente, yo tampoco.
El paciente siempre tiene razón
Las etiquetas diagnósticas que encubren nuestra ignorancia cuentan ahora con más datos de neuroimagen y marcadores moleculares. Gracias a ello, sabemos que el organismo inexplicado de los pacientes es distinto que el de los controles. Sabemos (y esto es importante) que el relato de los síntomas es creíble.
-Tiene usted una enfermedad crónica, misteriosa, irreversible. Tenemos evidencias de que su organismo es distinto al organismo “normal”, control.
A partir de estas nuevas evidencias científicas, con nuevos datos, podemos especular con las hipótesis y esperar a nuevas evidencias. Podemos trabajar sobre la hipótesis de la enfermedad, en sentido clásico: hay algo alterado que aún no hemos desvelado. Podemos negar esa hipótesis y sugerir que todo está “en la mente” del paciente (lo psicosocial). Podemos también utilizar todo lo que vamos sabiendo respecto a la biología de los Sapiens, desde una perspectiva evolutiva, sistémica, biológica y construir nuevas hipótesis… Una de ellas podría ser: el sistema neuroinmune puede ser normal, el organismo puede ser normal, el individuo puede ser también un tipo normal… pero el sistema neuroinmune, el encargado de gestionar la conducta del individuo a golpe de síntomas, comete errores de evaluación, inducidos por modos clínicos de interpretación que las Neurociencias, en particular, o la Biología, en general, ha cuestionado.
-Es todo normal, pero su sistema neuroinmune gestiona la integridad física y funcional del organismo desde un estado evaluativo de alerta-protección-ahorro de energía que no se corresponde a las condiciones objetivas internas y externas.
-¿¿¿¿????
Un organismo crónicamente instalado en un error evaluativo saldrá en la neurofoto (neuroimagen) con pérdida de volumen en unas áreas y ganancia en otras. Los metabolitos de su día a día molecular serán distintos que los del grupo control. Los cambios se mostrarán como alteraciones, patología, pruebas objetivas.
La década del cerebro se lanzó a la búsqueda de marcadores de enfermedad para ampliar la capacidad de la Medicina de diagnosticar y controlar precozmente lo patológico. Los nuevos datos han mejorado también la capacidad para conocer mejor el funcionamiento de un organismo normal. La ciencia bélica avanza con las guerras, pero esa nueva ciencia aporta también conocimiento para la paz. Otra cosa es cómo se utilice.
Hay intentos de poner a andar nuevas formas de entender la Medicina, desde la aportación de la neurociencia: Medicina narrativa, predictiva, sistémica, evolucionista, holística… Educación terapéutica en neurociencia…
Neuro-Medicina. Neurociencia para todo. ¿Por qué no para los síntomas sin explicación médica?
Para algunos la Neurociencia aporta pruebas de patología: el cerebro procesa mal la información sensorial, amplifica las señales sensoriales, las procesa de modo hipersensible (sensibilización central), debido a factores genéticos, estresores ambientales, lesiones previas que han dejado caminos torcidos en los circuitos…
En los sistemas complejos todo puede actuar de modo impredecible, bidireccional. Ese todo incluye en nuestra especie la información de los expertos. También forma parte de la biología.
Es lo que opino.
De lo que se cree, se cría.
Know pain, no pain