Estamos sensibilizados a algo cuando le atribuimos un valor y respondemos a su presencia. Nacemos con un catálogo extenso de sensibilizaciones básicas que nos permiten responder ya desde el nacimiento a estímulos con significado biológico, apetitivo o aversivo.
Aprender a gestionar la sensibilización
A lo largo del aprendizaje, ampliaremos el repertorio de estímulos físicos, químicos y psicológicos, construyendo así un modo individual de estar en el mundo.
El aprendizaje sensibilizador es básicamente inconsciente, pero en muchos casos somos conscientes de haber adquirido una sensibilización específica a algo, la reconocemos y podemos tratar de modificarla también conscientemente, con éxito variable.
Todos los seres vivos se sensibilizan a lo que aporta un valor positivo o negativo. Las plantas se sensibilizan a la humedad del suelo, a campos electromagnéticos, a la temperatura. Las polillas olfatean moléculas volátiles procedentes de un foco emisor situado a varios kilómetros. Los elefantes detectan vibraciones del suelo con sus patorras, generadas a varios kilómetros de distancia. Los tiburones están sensibilizados al rastro de la sangre.
Para sobrevivir, hay que sensibilizarse a los rastros físicoquímicos que ofrece la comida para dar con ella y los que liberan los que pretenden devorarnos para evitarlos.
Señales irrelevantes condicionadas
Cuando estamos sensibilizados a algo, vamos acoplando señales condicionadas, irrelevantes por sí mismas, que nos permiten anticipar la presencia del objeto sensibilizado y así aproximarnos o alejarnos de él con mayor ventaja.
Si el sistema neuroinmune está sensibilizado a algo catalogado como amenazante, responderá activando los recursos correspondientes. La presencia del polen en el aire será detectada sensiblemente y generará la respuesta inflamatoria alérgica.
El peligro de la instrucción de expertos
Los Sapiens (ma non troppo), además de sensibilizarnos a estímulos físicoquímicos, podemos sensibilizarnos a estímulos irrelevantes. No sólo por condicionamiento a un estímulo sensibilizado, sino por instrucción de expertos. Si concedemos relevancia a los contenidos de esa instrucción, el sistema neuroinmune atribuirá a condiciones internas y externas irrelevantes un valor positivo o negativo y responderemos con conductas de consumo o evitación, en base a la creencia, sea esta veraz o falaz.
Si, por ejemplo, una condición meteorológica está señalada como relevante para la integridad física, activará respuestas de alerta-protección cuando aparezca. Las condiciones meteorológicas tienen valor biológico para organizar el día a día de todos los seres vivos, pero no la relevancia que la cultura popular y experta dictamina.
-Los cambios me afectan.
Lo mismo sucede con estímulos psicológicos, emocionales, sociales. Pueden actuar como variables sensibilizadas o estar condicionadas a otras, generándose cadenas de estímulos irrelevantes que generalizan la sensibilización a todo tipo de estímulos inofensivos.
Socialmente, nos sensibilizamos a lo que dicen y hacen los del bando contrario. Esa dinámica refleja el valor biológico de otras manadas en los tiempos de la sabana, tanto para inducir conductas de cooperación como las contrarias, de gresca.
La cultura experta, en cada terreno, propicia la sensibilización a lo que conviene, según las creencias e intereses que la animan.
Un evento real lesivo genera un estado prudente de sensibilización residual, que el tiempo y las circunstancias hará que se extinga en grado variable o, al contrario, se avive. Tal es el caso de la sensibilización postquirúrgica o postinfecciosa.
La sensibilización no justificada biológicamente debe combatirse y no promocionarse.
La cultura experta puede disolver o animar los procesos de sensibilización improductivos.
“Sensibilización” no es un diagnóstico
Una forma de promoverlos y cronificarlos es convertir el término sensibilización en un código diagnóstico.
-Padece usted “sensibilización central“. Ya se ha hecho crónica. No podemos hacer nada.
Sucede lo mismo con el dolor. “Si dejamos que se cronifique va calando músculos, articulaciones y huesos y luego no hay quien lo saque de ahí”. Eso dicen los expertos sensibilizadores. No haga caso.
Habituación a lo inofensivo
El proceso contrario a la sensibilización es la habituación. Nos permite codificar como irrelevante lo que es irrelevante, sea por sí mismo o porque hemos adquirido la habilidad de controlarlo (por ejemplo, la conducción de un vehículo).
En la migraña, existe sensibilización a muchos estímulos. Lógicamente, se corresponde con un déficit de habituación a ellos. No podemos estar sensibilizados y habituados a la vez a algo.
Dicen los neurólogos (y yo discrepo) que debemos detectar los estímulos sensibilizados y evitarlos.
Digo yo que mal vamos a aprender lo que conviene si, en vez de habituarnos a algo, exponiéndonos con convicción y sin miedo a ello, desarrollamos estrategias de detección-evitación cada vez más sensibles.
La sensibilización a lo irrelevante conduce a la fobia
Los síntomas sin explicación médica corresponden en realidad a estados sensibilizados, fóbicos, referidos a alguna variable biológica: el equilibrio, la protección, el ahorro de energía, la aceptación social de lo que uno cree, dice y hace.
Se dice muchas veces que la sensibilización es un estado de hiperexcitabilidad patológico y se prescriben fármacos antiexcitantes (antiepilépticos) o “neuromoduladores”. Valen también los campos electromagnéticos, aplicados en diversos lugares.
Se da por sentado que nuestro subsistema neuronal no sabe sensibilizar como es debido y hay que echarle un cable neuromodulador para templarlo y corregir sus excesos.
No deje que los expertos gestionen sus mecanismos de aprendizaje. No hay nada tan peligroso como dejar la cuestión de la sensibilización en manos de ellos en el contexto de los síntomas sin explicación médica.
-Usted también se las da de experto ¿no? ¿Debo tener cuidado?
-Por supuesto. Yo sólo le digo que dependemos demasiado de la cultura experta en esta cuestión y que hay que andar con cuidado.
Al organismo hay que dejarle en paz cuando no nos necesita.
Know pain, no pain
!Hola! Aquí una recién llegada. Cuando tenía 19 años empezaron a poner bastantes nombres en mi historial clínico: lupus, fibromialgia y migrañas entre algunos más. 23 años más tarde me estrené en la “unidad del dolor”. A partir de entonces y por algunas cosillas más perdí del todo la confianza en los médicos que me habían tratado hasta el momento. Comencé una búsqueda de respuestas sin tener bien definidas las preguntas, me negué a sentirme siempre mal y resignada, busqué centro hospitalario con diferente trato al paciente. Y empecé a mejorar. Han pasado 6 años. Me asombro ahora de lo bien que estoy y de cómo pude salir adelante con lo mal que me sentía hace tiempo. Ahora, al asomarme a este blog, reconozco entre sus excelentes líneas (¡qué bien escritas!) rasgos de mis torpemente no-definidas preguntas. Así que ya sólo por eso, y porque de repente no me siento sola en mi búsqueda: GRACIAS
Pilar: siento que no nos conocieras antes, pero el que hayas salido por tí misma del infierno de la irracionalidad dice mucho en tu favor. Saludos
Hola Arturo.
Sobre esto que dices sobre la sensibilización postquirúgica (supongo que puede aplicarse a cualquier cicatriz) “Un evento real lesivo genera un estado prudente de sensibilización residual, que el tiempo y las circunstancias hará que se extinga en grado variable o, al contrario, se avive.”, no entiendo muy bien lo de que las circunstancias hará que se extinga “en grado variable”. ¿Significa que aunque no haya sensibilización de la zona, siempre puede quedar un residuo doloroso?
Gracias.
Virginia: una cosa es la situación real de los tejidos y otra cómo está evaluada esa situación. Normalmente el organismo cura las heridas y regenera los tejidos, a veces con cicatriz, pero sin que quede ninguna condición que justifique mantener en esa zona una valoración de amenaza. Mientras se regenera la zona dañada los estímulos pueden generar dolor, al movernos, tocar la herida, pero el propio organismo va retirando todo el dispositivo inflamatorio y podemos y debemos volver a utilizar la zona para readaptarla a la actividad normal. En ese período de readaptación se puede colar una evaluación errónea de alerta que mantiene la sensibilización como si no se hubiera curado la lesión. En ese caso el dolor ya no informa sobre los tejidos sino sobre el estado evaluativo del sistema neuroinmune, que, en este caso sería erróneo. Es fundamental conocer esa dinámica evaluativa para desde la conciencia interiorizar la convicción de normalidad y recuperar, sin miedo, la actividad normal. Es como si en una casa que ha sufrido un incidente de robo persiste el temor a habitarla, a pesar de que ya no hay ladrones. Escribí una entrada en el blog: “Certificado de fin de obra” https://arturogoicoechea.com/2018/02/22/certificado-de-fin-de-obra/.
Saludos
Gracias Arturo por la respuesta. Ahora lo entiendo.
En mi caso el dolor viene de una cicatriz de un desgarro que tuve al dar a luz. Muy kafkiano todo. Sobre todo porque el dolor, intensísimo al andar sobre todo, empezó al mes y medio de parir. Los médicos me dijeron que en el proceso de cicatrización, la propia cicatriz había “cogido” terminaciones nerviosas y eso era lo que me provocaba el dolor. Tengo que decir que mi reacción fue absolutamente catastrofista y eso derivó en una hipertonía del suelo pélvico y muchos ardores en la zona, incluso hasta el coxis.
Después de múltiples infiltraciones y terapias (corrientes, fisioterapia…), dos años y medio después, la hipertonía se fue pero sigo igual, con dolor en esa zona y muchos ardores. Es como estar atrapada en un postparto continuo.
Aprovecho para preguntarte, aunque la teoría de los médicos hubiera sido correcta y la cicatriz hubiera afectado a las terminaciones nerviosas, ¿ese dolor puede durar siempre? Hay veces que cuando la lesión tiene que ver con los “nervios” creemos que nunca se va a curar.
Gracias y un saludo.
Virginia: la explicación del nervio atrapado es muy socorrida y no es verificable. Cuando sólo hay dolor y no síntomas de déficit del nervio supuestamente atrapado probablemente no existe tal atrapamiento. Lo que debes hacer es deconstruir toda ese relato que los profesionales han construído.
Saludos