Curso online «Pedagogía en dolor y movimiento» para profesionales

Hemos publicado el curso online para profesionales de la salud Pedagogía en dolor y movimiento: Neurobiología del dolor.

Invertebrado

A mediados de la década de los ochenta, tras unos años de lumbalgia moderada, tuve una extrusión discal aguda con compromiso de S1. Guardé reposo según mandaban los cánones (erróneos) de la época y, como el dolor no cedía, me recomendaron la intervención y accedí.

Estuve unos pocos años bien, haciendo vida normal, pero inicié ciclos de dolor lumbar intenso, invalidante, que me recluía en la cama durante un mes, uno por año. Los neurocirujanos me proponían la estabilización de la columna, insertándome unas barras metálicas.

Se pensaba entonces que el dolor era la consecuencia del movimiento y, por pura lógica respecto a esa creencia (Teoría del sentido común), había que impedirlo. Había que convertir el eje vertebrado lumbar en una columna invertebrada.

Vertebrado, por fin

Fue en esos años de desesperación cuando caí en la cuenta, a fuerza de leer, reflexionar (sin flexionar) y jugar con mi eje invertebrado en la cama, que el consejo del reposo era un mal consejo y que había que hacer justo lo contrario: quitar el miedo al movimiento y moverse, jugando, explorando el modo de desactivar programas de alerta-protección cronificados.

Esos programas eran estados evaluativo-motivacionales automatizados y lo que procedía era desactivar cogniciones, emociones, pautas motoras… lo que entendemos como «cambiar el chip». Ya para entonces estaba enfrascado en lo que denominaba «síndromes de hipervigilancia», centrados en el mareo crónico, pero incorporé al dolor como otra expresión de esos estados de alerta.

Libre

Progresiva y rápidamente, el dolor fué desapareciendo y recuperé la actividad normal («Ejercicio terapéutico») volviendo a coger pesos pesados, tirar de pico, azada y pala sin cuidar el modo de hacerlo y sentarme sin cuidar la postura. Lo que aprendía lo contaba a los pacientes y comprobé que eso les ayudaba. Melzack y Wall me prestaron su apoyo con sus trabajos. Para mi desgracia, no tuve conocimiento de un tal Louis Gifford. Me habría ahorrado mucho tiempo de indagación.

Trasladé ese nuevo bagaje de conocimiento al ámbito de la migraña y la fibromialgia y ya para el 2000 tenía un marco teórico y una praxis convincentes (para mí, claro, y también para muchos pacientes). Escribí unos cuantos folios sobre «dolor y cerebro» (Federico Montero y Miguel Angel Galán los han utilizado en su programa de pacientes de dolor crónico) y los entregaba a los pacientes para que estudiaran («Educación terapéutica en Neurociencia»).

El equipo bidisciplinar

Mi hija, Maite y su futuro marido acabaron los estudios de Fisioterapia. Lógicamente hablábamos de dolor y y conocían los folios, pero era un diálogo de besugos. Ellos a los músculos y yo al cerebro. No hubo entendimiento. En 2004 escribí mi primer libro (Jaqueca, analisis neurobiológico de un dolor irracional). Tanto va el cántaro a la fuente…

Un buen día, se cayeron del guindo y captaron la trascendencia de lo que trataba de contarles, el famoso «cambio de paradigmas». Hablamos y hablamos y decidieron aplicar el cambio a sus ideas y sus prácticas clínicas, con la lógica incertidumbre. Eramos un equipo bidisciplinar (neurólogo atípico y fisios también atípicos). Hicieron sus pinitos con emoción y angustia, pero poco a poco fueron estabilizándose.

Los fisios

En 2009 escribí «Migraña, una pesadilla cerebral» y me obligaron (afortunadamente) a editar un blog. Aparecieron los fisios, me afilié a la SEFID (Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor), la única sociedad a la que he estado afiliado y seguí con los cursos, primero en solitario y más adelante con mi hija y yerno, ambos fisios.

Una ingeniera viene a vernos

Mi tío Alejandro inventó el Talgo: Tren Articulado, Ligero, Goicoechea, Oriol. Diseñó sin éxito otro modelo: el tren vertebrado. Yo iba para ingeniero de caminos, pero me apeé a tiempo y me hice médico. Afortunadamente mi hija Inés hizo ingeniería, vió lo que estábamos cociendo y se ofreció a organizarnos como un grupo: GoiGroup. Se volcó en agitar las aguas de las redes para difundir lo que hacíamos y seguimos haciendo. Ya somos tridisciplinares (Un neurólogo atípico, dos fisios atípicas y una ingeniera también atípica).

La pandemia obliga

La pandemia nos ha obligado a adaptarnos y empezamos a editar online lo que antes era presencial. Hemos editado un curso para pacientes de migraña, otro para pacientes-profesionales sobre dolor (Know pain, no pain) y, ahora, este que os presento, un curso avanzado sobre dolor y movimiento que recoge nuestra dilatada experiencia con los cursos presenciales previos, desde hace unos años, con la movida incorporación de María Jiménez, fisio hipermóvil, que también conoció el agobio del confinamiento por el dolor, antes de conocernos.

El ejemplo de Ariane

Mi nieta Ariane escribió con ocho años el prólogo de mi último libro Sapiens, ma non troppo. Sus padres le habían enseñado a pensar en cerebro y, por tanto, con cerebro. En cuatro desgarbadas líneas, describe de qué va esto de la Educación y ejercicio terapéuticos.

Desgraciadamente, la red neuronal defensiva no es la de una niña abierta de mente. En las escuelas universitarias nos han llenado la mollera de contenidos que suponen un lastre para recibir y acomodar ese cambio de paradigmas.

Reeditar la narrativa

El curso os ayudará a sacar los trastos fuera y hacer sitio para nuevos conocimientos. Basta con recuperar la inocencia infantil e interiorizar los conceptos y prácticas que contiene el curso y ponerlos en práctica, «sin miedo y poco a poco» tal como recomienda mi nieta.

Para GoiGroup hoy es un gran día. Viene al mundo nuestra criatura más trabajada.

El saber siempre ocupa lugar, aunque tiene que desalojar primero a la ignorancia, que no es otra cosa que creer que uno lo sabe todo y que no hay más verdad que la que uno abraza.

Know pain, no pain.