Hay más mortificación e invalidez en la población (si descontamos las épocas de catástrofes como guerras y pandemias) por culpa de un error de evaluación del sistema neuroinmune que por eventos de daño o enfermedad, en sentido clásico (infecciones, traumatismos, intoxicaciones, déficits carenciales, errores congénitos…).
La evaluación está al servicio de la supervivencia, no de la veracidad
El concepto de evaluación es complejo, como todo en Biología. Es un proceso que considera costes, beneficios, probabilidades, posibilidades teóricas, miedos, deseos, sanción social y otros, en función de la información adquirida por experiencia y la recibida de los expertos. Todo ello se integra desde la perspectiva de la supervivencia y no de la veracidad.
No importa tomar una decisión equivocada si esa decisión disminuye la probabilidad de sufrir daño. La lógica del organismo es emocional, aunque está poderosamente influida por las cogniciones disponibles.
El paciente siempre tiene razón al contarnos su relato
Cuando alguien se encuentra mal, padece dolor, cansancio, no duerme, se marea, no se concentra y, además, no consigue la aceptación social de su relato, es lógico que esté plenamente convencido de que su organismo está enfermo. Es lógico que se queje cuando después del peregrinaje por las consultas de lo oficial y lo alternativo, reciba el dictamen de “usted no tiene nada”, “Todas las pruebas son normales”. También es normal que se queja y desespere cuando todas las terapias no han aportado nada sustancial salvo los efectos secundarios.
Desde nuestra propuesta del error evaluativo neuroinmune (o, si lo prefiere, enfermedad autoneuroinmune), intentamos transmitir la propuesta de que su organismo es normal, no está enfermo, sino que está gestionado por un sistema neuroinmune equivocado.
El sistema neuroinmune no siempre acierta
Hay quien lo comprende y siente alivio y hay quien lo rechaza:
-El equivocado es usted. Yo no quiero tener los síntomas… no me los provoco…
La extrañeza y enfado es comprensible.
Vayamos a otra situación:
Suponga que usted se siente como nunca, sano y feliz y en el curso de una revisión le descubren un cáncer. ¡Cömo puede ser si me encuentro mejor que nunca, no fumo, como saludable, hago ejercicio, soy feliz… !
-Su sistema neuroinmune está equivocado. Actúa como si todas las células cumplieran con la normativa vigente, supeditando su impulso individual al interés común, a pesar de que se comportan como células delincuentes, psicópatas, asociales.
Preferimos oír lo que conocemos y queremos oir
Es poco probable que reciba una explicación de ese tipo, aunque se ajusta estrictamente a la Biología. La ausencia de síntomas indica que el sistema neuroinmune no ha detectado señales de alarma. Las células cancerosas se encargan de que así sea, presentando en su membrana moléculas-señal que engañan a las células vigilantes del sistema inmune. Los síntomas aparecerán cuando el crecimiento del tumor genere problemas secundarios (compresión, hemorragia, infiltración de estructuras sensibles…). El sistema actuará como si se enfrentara a un problema de espacio, hemorrágico… sin activar la defensa anticélula cancerosa.
Probablemente, comprendería correctamente la explicación del error evaluativo ante una enfermedad autoinmune.
En este caso, sí habría síntomas, pues el sistema neuroinmune está actuando defensivamente.
-Su sistema neuroinmune actúa desde un error de evaluación. Sus células renales son normales, pero los centros evaluativos inmunes las han evaluado como peligrosas y se han activado los recursos de su eliminación (muerte programada, inflamación).
Hablar con el organismo desde la conciencia
-¿No pueden hablar con ellas para corregir el error?
-No comprenden el lenguaje humano. Sólo podríamos hablar con la red neuronal evaluativa para que intente modificar el error aportando su información, pero aunque es teóricamente posible, no podemos garantizar nada. El dictamen neuroinmune en esta cuestión depende básicamente de la evaluación inmune, no de la neuronal.
Lo mismo pasaría con el ejemplo de alergia. El sistema inmune está equivocado. Nadie interpretaría que estamos cargando el mochuelo del error al paciente.
Otra cosa es cuando explicamos el error en el caso de la red neuronal defensiva.
-Los síntomas aparecen porque, aunque su organismo es normal, la red evaluativa (predictiva) está operando sobre una información errónea. No sólo eso. No detecta el error ni lo corrige. Más bien lo contrario: refuerza ese error cada vez que aparecen los síntomas.
El desencuentro está servido
-No estoy de acuerdo. El equivocado es usted. Yo no… esto o lo otro.
Realmente no hacemos un dictamen del individuo, sino de su organismo. Ese dictamen además no desvaloriza los síntomas, sino que los reafirma. Sabemos que se sufre más cuando el subsistema neuronal actúa desde el error (ausencia de amenaza real para el organismo) que cuando nos defiende frente a un peligro real.
Es fundamental que el paciente comprenda perfectamente este concepto. De otro modo, es complicado llevar a buen término la intervención educativa-motivacional.
Hemos repetido hasta la saciedad que la función evaluativa, la construcción de la narrativa de organismo, es, sin ninguna duda, la función más importante, dando por sentado que la provisión de materia y energía al sistema está garantizada.
-O sea, que para ustedes es todo psicológico, inventado, autosugestiones, imaginaciones mías…
-No es así. Se equivoca.
-¡Qué vergüenza!
-Lo siento.
-Más lo siento yo…
A veces es sencillo. A veces complicado. A veces imposible.
Hay que intentarlo. En este caso, información desde la biología, no desde las narrativas médicas. Forman parte del problema.
Los profesionales construimos “burbujas narrativas” (Oscar Vilarroya) y las presentamos en sociedad como enfermedades.
-Usted está construyendo también su burbuja con toda esta historia…
Puede ser. Intento que no sea así.
Know pain, no pain
¿Qué hacer al respecto de esa desesperación? Cómo saber diferenciar de lo que es puramente psicológico o biológico, ante la falta de una evidencia científica que condicione un caso u otro para su tratamiento correcto?
bykike: la separación entre lo psicológico y biológico es arbitraria. Realmente sólo hay procesos biológicos. Cuando hay síntomas, pueden aparecer como expresión de un suceso de daño o disfunción consumados o inminentes o corresponder a un estado de alerta-protección.ahorro de energía, injustificado. Si una buena evaluación clínica descarta el daño podemos estar razonablemente seguros de que nos enfrentamos a un tema, también biológico, evaluativo-motivacional. Si es así, las herramientas q
las herramientas que debemos trabajar son el conocimiento y su aplicación en el día a día.
Gracias Arturo por tu respuesta. Pero la ansiedad por ejemplo es un proceso que inicialmente parte del pensamiento desencadenando toda una serie de reacciones biológicas. Por lo que cabe pensar que no todo es iniciado por parte del sistema inmune y de ahí se pueden extrapolar a otras situaciones creando confusión en el diagnóstico ya que si es uno y otro el causante los tratamientos cambiarían para ser efectivos con el paciente. ¿Podría ser así?
Gracias Arturo por tu respuesta. Pero la ansiedad por ejemplo es un proceso que inicialmente parte del pensamiento desencadenando toda una serie de reacciones biológicas. Por lo que cabe pensar que no todo es iniciado por parte del sistema inmune, y de ahí se pueden extrapolar a otras situaciones creando confusión en el diagnóstico, ya que si es uno u otro el causante, los tratamientos cambiarían para ser efectivos con el paciente. ¿Podría ser así? (Puedes borrar el comentario anterior porque lo escribí desde el móvil y no tuve en cuenta las comas, discúlpame).