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La consulta al narracionista

Óscar Vilarroya describe la estructura de la narración como el relato referido a “cosas o personas a las que les ocurre algo causado por personas o cosas”.

El organismo habita un espacio narrativo, básicamente inconsciente, en el que bullen esos relatos múltiples de cosas y personas compitiendo por llevarse el gato al agua. El cotilleo es una función biológica fundamental en nuestra especie.

Síntomas sin explicación médica

En los síntomas sin explicación médica, una vez descartado el daño que podría dar soporte a los diversos ronroneos internos, lo que toca es analizar el proceso que explique por qué ha triunfado el relato de la enfermedad misteriosa-irreversible o el del origen psicológico, cuando cabe una propuesta más simple y plausible como la del error evaluativo neuroinmune. Es mi opinión, claro. Mi relato.

Hoy en día, estamos asistidos por expertos de todo tipo. Está de moda, por ejemplo, el nutricionista.

“Somos lo que comemos”, proponen.

Somos lo que el organismo se cuenta a sí mismo, en función de lo que los expertos le cuentan

Óscar sugiere, sin negar (supongo) la pertinencia de la alimentación saludable, que “somos lo que contamos”. Dado que no es fácil dar con un relato razonable sobre el opaco mundo interno, estamos en manos de los relatos variopintos de los expertos. Una vez descartado el daño, oiremos relatos de todo tipo, contradictorios.

El paciente padeciente prestará atención con ilusión decreciente a todas las narrativas profesionales, hasta que entre en un estado de indefensión, que en el fondo no es más que la falta de explicación de relato interno coherente, es decir, en un relato kafkiano.

Náufragos

En general, en los cursos y en la consulta toca atender a estos náufragos. Su relato se limita a borbotear los síntomas, la desesperación e incomprensión social. Están sumidos en un ruido confuso de relatos de desánimo y frustración.

-Buenos días. Cuénteme.

El narracionista escucha atentamente el relato de la trama kafkiana.

-¿Qué piensa de lo que le pasa?

La víctima recula ante la pregunta, mosqueada.

-No es que piense. Me duele y vengo a que me dé una solución.

El narracionista sabe que hay que reconstruir un relato, a poder ser ajustado a la realidad de lo que sucede en el interior, es decir, nada, según confirman todas las pesquisas. El relato tiene que ser, además, verosímil para el paciente.

Reeditar

-Veamos. Lo primero es asentar unas evidencias mínimas, pero sólidas: 1) Su organismo es normal; 2) sus síntomas son reales; 3) no los imagina, los padece; 4) proceden de un complejo proceso evaluativo-motivacional inconsciente por parte de su sistema neuroinmune; 5) la información recibida por el sistema neuroinmune ha generado el problema; 6) si conseguimos modificar el soporte argumental que opera en su sistema, aportando argumentos biológicos podremos modificar la situación; 7) necesitaré su colaboración; 8) el proceso no es una terapia; 9) la probabilidad de revertir la situación, si hacemos un buen trabajo compartido, es alta; 10) tendrá que trabajar para cambiar el relato interno automatizado.

La reacción a la propuesta del narracionista es variable. La respuesta al proceso de reconstrucción narrativa también lo es.

Sin rumbo

Las narrativas somáticas navegan bajo el impulso de múltiples vientos sin un rumbo fijo. Es importante dotar al sistema neuroinmune de una idea razonable de organismo y de la interacción con el entorno, también idealizado. Los expertos debieran colaborar en ese objetivo, pero muchas veces, demasiadas, aportan relatos catastrofistas que nada tienen que ver con la condición biológica, la capacidad de adaptación a mil y un entornos.

Podemos adaptarnos a diversos hábitats, pero respecto a las narrativas de los expertos no nos adaptamos, nos sometemos, porque no podemos hacer otra cosa.

Hay que cuidar la alimentación, el ejercicio, la gestión del estrés, la socialización. Por supuesto.

No descuide la narrativa interna. Recuerde: es inconsciente, aparenta verosimilitud, aun cuando no contenga veracidad biológica.

-He estado con un narracionista. Creo que ya han dado con lo que me pasa. Mi organismo estaba operando desde una narrativa errónea.

-Cambiando de tema. ¿Qué tal está tu madre?

Know pain, no pain.

No se trata de re-programar. No somos un ordenador ni el narracionista es un técnico informático. Se trata de proponer otra narrativa.

Somos lo que contamos (Óscar Vilarroya)


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    2 comentarios en «La consulta al narracionista»

    1. Como todas las cosas, leer a Arturo es sanador para todos aquéllos que estén dispuestos a adquirir nueva información. De lo contrario, seguirás escuchando mas narrativas equivocadas de “expertos” buenos para nada.

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