Los tiempos cambian. Por obra y gracia o desgracia de Internet, los colectivos humanos podemos autoorganizarnos y poner en marcha proyectos de interés público sin esperar a la bendición y apoyo institucional.
Un porcentaje sustancial de la población padece el azote creciente del dolor crónico.
Un porcentaje sustancial de los profesionales no ha recibido o adquirido por cuenta propia la formación necesaria que permita abordar el problema desde la luz del conocimiento actual. Sigue vigente el marco teórico tradicional («ciencia normal»), a pesar de que se ha demostrado no sólo su inoperancia sino también su carga de responsabilidad en la génesis y desarrollo.
Evidencia
Lo que decimos y hacemos los profesionales forma parte del problema. Hay evidencia científica («ciencia revolucionaria») que nos obliga, por ética, a decir y hacer en esta cuestión justo lo contrario, pero la inercia y los intereses lastran el proceso de cambio.
En las dos últimas décadas ha surgido un movimiento que promueve ese cambio radical necesario. Pequeños colectivos de profesionales, mayoritariamente fisioterapeutas, han asumido la responsabilidad y han invertido su tiempo y dinero libre en la promoción del cambio.
En Euskadi, un minicolectivo de médicos de atención primaria promovió, primero en Vitoria con la migraña y, más tarde, en Vizcaya con la fibromialgia, la difusión de los nuevos paradigmas, integrando a profesionales de otros colectivos (enfermería, psicología). Organizaron grupos de pacientes-alum@s para explicarles los conceptos básicos de la trama biológica que subyace en su organismo y que muestra una puerta de salida del túnel, la liberación de un insufrible secuestro.
La intervención pedagógica ha demostrado su eficiencia. Ha contado con el visto bueno de las exigentes editoriales de diversas publicaciones científicas.
Por fortuna en uno de los grupos estaba la persona indicada y puso en marcha un documental que ha recogido los testimonios de profesionales y pacientes implicados en la experiencia, dedicando también tiempo y dinero libres a su elaboración.
El documental está ahí, esperando salir a la luz y mostrar la buena nueva de que el dolor se aprende y que puede desaprenderse.
Crowdfunding ya disponible
Como es lógico, hay unas deudas libres contraídas por los profesionales que han elaborado el documental (KalekoFilms) y ahora nos toca a los profesionales y pacientes protagonistas de esta historia y a cualquier ciudadan@ al que le toque la fibra sensible de la socialización, contribuir libremente con su aportación y sufragar los gastos.
No me cabe ninguna duda de que lo que se aporte será para una buena causa. Tenemos tod@s la responsabilidad de difundir aquello que consideramos necesario. Difundir el conocimiento en Biología es más urgente que nunca. La pandemia ha generado una divulgación descontrolada de información sobre el virus, la PCR, el antígeno, las citoquinas. Se ha normalizado, con mejor o peor fortuna, el discurso biológico. Como siempre pasa, el negacionismo forma parte del tinglado informativo.
La pandemia silenciosa del dolor crónico
La sufrimos desde tiempo inmemorial. Cada día, las cifras de nuevos contagiados, la prevalencia, la carga en el sistema de salud, podrían mostrar el impacto brutal de los virus (memes) que campan a sus anchas por los cerebros de los Sapiens (ma non troppo). Existen vacunas cognitivas para inmunizar a la población, pero la ansiada inmunidad de «rebaño» está lejos, pues el rebaño de pacientes y profesionales sigue pastoreado por los viejos paradigmas.
El documental muestra esa vacuna novedosa, sin efectos secundarios, con una efectividad demostrada cercana al 70%, económica, de aplicación sencilla.
Dicho queda. Ahí tenéis la hucha para que depositéis vuestro dinero revolucionario, no impuesto, sino libre.
Mila esker. Muchas gracias.
Know pain, no pain
