Un porcentaje sustancial de afectados por la covid 19 siguen encontrándose muy enfermos a pesar de que el virus ha sido vencido (aparentemente) por el sistema neuroinmune. Covid persistente. Ni siquiera en muchos casos ha sido especialmente agresivo. Llamativamente, en el 80% de los casos, son mujeres de mediana edad. La lista de síntomas que mortifican e invalidan a estas pacientes impresiona y conmueve.
Síntomas de covid persistente
Cansancio, malestar general, dolores de cabeza, bajo estado de ánimo, dolores musculares, falta de aire, dolores articulares, falta de concentración/déficit atención, dolor de espalda, presión en el pecho, ansiedad, febrícula, tos, fallos de memoria, dolor en el cuello, diarrea, dolor torácico, palpitaciones, mareos y hormigueos en las extremidades.
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y los colectivos de afectados LONG COVID ACTS se ha movilizado y han promovido una campaña de concienciación institucional para reclamar la atención debida.
Sin ninguna duda, estamos ante una situación dramática por muchos motivos: el fundamental, la mortificación e invalidez que los síntomas generan en las pacientes y, en segundo lugar, la falta de una explicación biológica que permita afrontar el futuro con un mínimo de optimismo.
Síntomas sin explicación médica
La etiqueta “covid persistente” se incorpora así al apartado de los “síntomas sin explicación médica”, probablemente el apartado más voluminoso y vergonzante de la Medicina.
Los síntomas descritos corresponden, en parte, a la activación de la denominada “respuesta de enfermedad”, un estado neuroinmune que se enciende cuando llega información al cerebro de daño en los tejidos, por ejemplo con una gripe. El programa se expresa en la conciencia como síntomas: dolorimiento general, cansancio, desánimo, sueño no reparador, niebla mental y fiebre. Cuando el sistema neuroinmune acaba con el virus, se apaga el programa y el sistema neuroinmune recupera el estado de salud: los síntomas desaparecen.
El programa de “enfermedad”
Es evidente que en los casos de covid persistente sigue activado el programa de “enfermedad”. Es la hora de las hipótesis:
- el virus sigue activo, aunque atenuado y acantonado. Adopta un modo crónico, de bajo grado;
- el sistema neuroinmune sigue en modo enfermedad. El virus ya no está, pero ha dejado alterado el sistema defensivo y éste no es capaz de retomar el modo salud.
Estas son las dos opciones que parecen contemplarse en el estudio de la SEMG. El futuro es incierto y, lógicamente, se solicitan recursos para seguir investigando, a la vez que se reclama, con toda la razón del mundo, la concesión de todas las prestaciones disponibles a los pacientes.
Existe una tercera hipótesis que debe descartarse por razones clínicas y, sobre todo, por razones éticas:
3. dado que todos los estudios son normales, puede que los síntomas sean “psicológicos” y los pacientes intenten obtener algún tipo de ganancia de su situación. Es, en mi opinión, una sugerencia inmoral. Lo síntomas son absolutamente reales y el panorama para estas pobres pacientes es aterrador.
Puede que los lectores asiduos de este blog hayan contemplado una cuarta hipótesis:
4. el sistema neuroinmune actúa en base a la información disponible, tanto la que procede de los tejidos (citoquinas) como la que los centros de procesamiento de alto nivel han validado, es decir, creencias y expectativas. En nuestra especie, la información que aportan los expertos puede activar los programas de respuesta de enfermedad sin que haya enfermedad. Es la hipótesis del error evaluativo neuroinmune, que explica la existencia de alergias, enfermedades autoinmunes y su equivalente neuronal: las “autoneuronales”, un término que no existe. En mi opinión, se debería contemplar el apartado de las enfermedades autoneuroinmunes. En ese capítulo de la patología encajaría la “covid persistente”.
El caldo de cultivo para que se active innecesariamente el estado de respuesta de enfermedad es la información, el clima mediático y la incertidumbre. Llama la atención que ni siquiera se contemple la posible participación de la red neuronal en toda esta historia. Las neuronas sólo se citan como blanco de la enfermedad y no como parte activa del padecimiento.
Si la hipótesis del error evaluativo neuroinmune es correcta, la estrategia de la SEMG contribuiría a potenciar el síndrome, promoviendo y cronificando el estado de alerta-protección innecesariamente.
El problema ya está ahí y me temo que va a dinamizarse con más información en la misma línea.
Puede que la hipótesis del error evaluativo no sea correcta y que el virus siga ahí o que haya dejado una secuela de irracionalidad en el sistema neuroinmune. Puede que lo que propongo sea sólo una especulación. No lo creo. Mi obligación es la de dar visibilidad a mis convicciones, aun sabiendo que caerán en saco roto. Quizás alguna de las pacientes pueda beneficiarse.
Primum non nocebere. Ante todo, no perjudicar. No colaborar a que los sanos se sientan enfermos.
Considerar la hipótesis evaluativa no hace daño a nadie. Tiene plausibilidad y fundamento biológico, pero no presencia mediática ni apoyo institucional. Espero que quienes promueven la hipótesis de la enfermedad persistente consideren, al menos, la posibilidad de causar innecesariamente daños irreparables.
Know pain, no pain
E X C E L E N T E ! ! ! !
Arturo, gracias por tus escritos, son una bocanada de aire fresco y de información coherente.
Cierto es que puede que el virus continúe haciendo de las suyas en el organismo a quien se haya contagiado, pero también es viable tu propuesta del “modo enfermedad”.
Esto me ha hecho recordar cuando yo padecí la varicela a la insospechada edad de 35 años.. fue muy virulenta y los médicos, alarmados por la edad me recetaron ves a saber el qué…. a partir de entonces empezó el tormento de coleccionar “etiquetas”, a saber, diagnóstico o etiquetaje de fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, síndrome de sensibilización química con un pronóstico que haría llorar a Mickey Mouse…. resultado, más de 10 años muy, muy enferma… ahora sé que “en modo enfermedad”…. y en la actualidad des-haciendo todas las creencias de “estoy enferma” incrustadas a fuego por los profesionales en este largo período… Por eso, es tan importante (a mi modo de ver y desde mi propia experiencia) dar la visibilidad que ofrecen tus libros, cursos, escritos y todo TU…
Mil gracias Dr. Goicoechea
Susana Olivera
Me lo imaginaba!! Conozco mucha gente que le ha dado, entre esas una tía que la pasó asintomática. En todos los casos se registra falta de aire, cansancio, etc. Mi tía nunca se hubiera enterado que le dio si no se hacía la prueba,. Al saber comenzó a somatizar, esperando lo peor que le dijeron los doctores por su edad. Yo trataba siempre de tranquilizarla con la información de la evolución de la enfermedad y le dije, a ti te va a dar sin síntomas, y así fue.
Sin embargo, me decía que quedó cansada y sin aliento y esto a mí no me cuadraba, por qué no antes y ahora si?
Pensé entonces, en el sistema alertado. Esto se me había metido en la cabeza hace un tiempo y esperaba con ansias esta entrada.
El tiempo dará la razón.
Muchas gracias!
Gracias Arturo…! Es necesaria esta entrada…!
No conocemos el virus todavía pero me decanto más por la teoría de que va a ser un error evaluativo este estado persistente.
Buenos días Arturo (y lectores del blog),
Estaba esperando esta entrada como agua de mayo!!!! Desde que se lleva hablando en la tele del “covid persistente”, llevo pensando en la dichosa nueva “etiqueta”… Y en el “mal” que pueden llegar a hacer a los nuevos padecientes…. Bupf….Que aprendan todos sobre biología del dolor, por favor!!!
Yo también esperaba esta entrada! Desde que empecé a oír hablar de síntomas de covid persistente, lo primero que pensé es pobre gente, qué incomprensión, y lo segundo que pensé fue qué pensaría Arturo de todo esto. Semanas después, la casualidad ha querido que haya pasado junto a mi familia el Covid, una vez pasada la fiebre inicial, quedó una tos persistente, y me descubrí a mí misma pensando ¿y si ahora esta tos no se va nunca? Mi familia contestaba al contrario, ¿y por qué no habría de irse? Cada mañana me escaneaba y me angustiaba al descubrir que seguía igual. Hasta que recapacité y descubrí que estaba a punto de caer en la trampa del cerebro. Cambié el chip, pensé en la cantidad de catarros que había tenido en mi vida, y en cómo la tos siempre se acababa yendo, sin pensar en ella. Al final se fue, poco a poco, y un mes después soy la misma de antes.
Pues a mi me parecen las cuatro hipótesis plausibles.
Excelente. Lo esperaba
Manuel: las cuatro son hipótesis a considerar. E
Laura: gracias por tu testimonio. El contexto creado por la pandemia favorece los estados de alerta innecesarios y puede costar librarse de los síntomas “post”, incluso aceptando la hipótesis de la hipervigilancia. Un abrazo
Isadiogo: me alegra tener noticias tuyas y que sigues en la brecha. Tal cono dices, cuesta que se acepte la propuesta del error evaluativo. Un abrazo
Hola Arturo !!! Meses antes que empezara la pandemia acabé vuestro curso on line de dolor crónico (yo estaba diagnosticada de fatiga crónica, fibromialgia y además con una escoliosis dorso-lumbar de 40 grados …. un cóctel perfecto …!!!) … la verdad que después del curso mejoré muchísimo …. pero me infecté con el dichoso virus y todo se ha ido al garete ….. es muy frustrante porqué han vuelto una serie de síntomas que tenía controlados y no sé si es pòr el virus o el porqué …..
… pero la sensibilización central vuelve a estar muy presente, con hormigueos, dolor articular más que muscular, frio en las extremidades, cansancio, dolor de cabeza (que yo no solía tener), dolor de garganta y oídos y un insomnio galopante ….. he retrocedido muchísimo y no sé si el origen es solo vírico o hay un factor avaluativo …
… hay muchos casos de Covid persistente y imagino que puedo estar en este grupo pero me gustaría saber cual es tu opinión …
Muchísimas gracias !!!!
Montse : no puedo ni debo hacer juicios diagnósticos, pero creo que en cualquier caso debes evitar el estado de alerta sensible pues potencia la aparición de los síntomas. En todo caso creo que la hipótesis del error evaluativo es la más plausible y que debieras hacer un trabajo de desensibilización similar al que hiciste antes de contraer el virus. Saludos
Gracias por tu respuesta Arturo !!
Eso quiere decir que los dolores nos los inventamos porque somos hipocondríacos?
Josué: por supuesto que no. El sistemaneuroinmune aplica la información disponible sin consultarnos. No hay que confundir organismo y su compleja actividad inconsciente con el individuo consciente.
Señor Goicoechea, las dos primeras hipótesis estan basadas en evidencia científica conocida.
Las dos ultimas hipótesis son totalmente infundadas y basadas en la psicología barata que usted se dedica a promulgar.
De hecho, tiene la misma validez, que la siguiente hipótesis: “Los pacientes han sido abducidos por los extraterrestres y les han inoculado otra especie de virus mutante y persistente”
Deje de vender humo y contar cuentos para dormir y basese en la evidencia científica.
Pd: “primum non nocere”
Usted misma
Otro/a que no ha leído ni los libros ni papers antes de juzgar :_D
Lo incorrecto científica y biológicamente es lo que se promulga en la ortodoxia.
https://blogs.bmj.com/bmj/2021/01/25/paul-garner-on-his-recovery-from-long-covid/
MBO: muchas gracias por la referencia. Es un testimonio muy esclarecedor. Las reflexiones a cerca del síndrome de fatiga crónica expresan perfectamente el problema de ir en una u otra dirección. Saludos
Hola, a todos, este tipo de noticias que he encontrado hoy no ayuda…
El 20% de los jóvenes tendrá Covid persistente.
… Esta nueva enfermedad, que tiene visos de convertirse en crónica, no resulta ajena a los jóvenes ni a los niños e incluso puede ser más preocupante en los menores de 50 años, pues «existe la hipótesis de que el virus queda acantonado en el organismo, a lo que se suma una relación hormonal, lo que justificaría que se produzca más en mujeres. Todo ello provoca síntomas comunes a largo plazo que son cansancio extremo, cefaleas, disnea o dificultad respiratoria, sin olvidar lo que se conoce como ’’niebla mental’’», detalla Armenteros.
Ejemplo de ello es una enfermera del Hospital 12 de Octubre de Madrid, que contrajo la Covid-19 en la primera ola. A sus 44 años reconoce haber envejecido muchísimo en apenas unos meses. «Convivo desde el año pasado con problemas como una conjuntivitis de repetición que me ha hecho perder visión, además de afonía, dolor muscular y taquicardias… Tengo la sensación de que las ’’pilas’’ se me agotan antes de tiempo y un aturdimiento general que me impide concentrarme como antes. De hecho, después de meses de pruebas y consultas en numerosas especialidades me han diagnosticado un deterioro cognitivo leve», asegura, quien reconoce que «ya no puedo ejercer mi profesión como antes, porque soy incapaz de hacer un turno de noche»…
https://www.larazon.es/salud/20210725/radrviutgrg7paalh423c5uko4.html
Nerea: el “covid persistente” es un ejemplo más de una etiqueta de significado incierto y cuestionable. Lo único cierto son los síntomas, la mortificación, invalidez y falta de explicaciones y soluciones.
Hola Arturo, totalmente de acuerdo, yo lo tengo claro. Lo he compartido como ejemplo de “la que nos viene”… No creo que ayude a la sociedad en general este tipo de noticias que anticipan ya catastrofismo y abonan esta condición de malestar… La experiencia de la sufridora de síntomas me ha resultado muy familiar y objeto de reflexión sobre lo que podríamos cambiar. Un saludo.