En muchas ocasiones, el profesional no tiene una explicación plausible para los síntomas que relata el paciente. Lo honesto sería confesar la ignorancia.
– Tiene usted un Síndrome sin explicación médica (SSEM). MUS (Medically Unexplained Syndrome) en inglés.
Lo coherente en estos casos sería no hacer nada, ante la alternativa de generar sólo efectos secundarios si se hace algo.
Sin embargo, el profesional padece el Síndrome de las Manos Inquietas (SMI). RHS (Restless Hands Syndrome) en inglés. Un trastorno común que obliga a hacer algo con las manos, cuando lo sensato sería tenerlas quietas.
El médico prescribe fármacos. El fisioterapeuta masajea y el cirujano saja, reforzando la confianza del paciente de estar en buenas manos.
Si el profesional, después de hacer una historia y exploración minuciosas, se sienta y deja las manos quietas para dedicar el tiempo necesario a explicar la situación, puede que genere inquietud en el paciente.
– ¿No me receta, masajea ni saja nada? ¿Así, sólo hablando, cree usted que voy a mejorar?
Los seres vivos están constituidos por materia, energía, espacio-tiempo e información.
Las manos inquietas aportan o eliminan materia (fármacos versus cirugía) y energía mecánica (masaje), a veces innecesarias y contraproducentes, desdeñando el tiempo y la información en el espacio de la consulta.
Realmente, la inquietud no está en las manos (visión periferalista), sino en el cerebro del profesional (visión centralista), incapaz de tolerar la quietud manual en el escenario de la consulta.
Afortunadamente, se va abriendo paso en un colectivo creciente de profesionales, mayoritariamente fisioterapeutas, el sosiego manual. Se toman el tiempo necesario para explicar lo que para muchos profesionales es inexplicable.
– En mi opinión, padece usted las consecuencias de un estado evaluativo-motivacional erróneo por parte de su sistema neuroinmune. Es necesario, como parte fundamental de ese sistema, que participe activamente en la corrección del estado, responsable de los síntomas. Escuche… Necesito su atención para normalizar la situación.
No todos los pacientes bendicen la propuesta. Algunos la maldicen.
– Ni siquiera me ha tocado. ¿No me receta nada? ¿No tengo operación?
– El organismo es normal. No hay que tocarlo. Está gestionado por un sistema neuroinmune equivocado. Aplica información errónea. Hay que modificar creencias y expectativas, eliminar miedos y promover la actividad. Sin mis manos. Con su escucha.
Información, con tiempo. La materia y energía la tiene que aportar el paciente para sus planes, en el espacio de sus escenarios preferidos.
La propuesta puede resultar inquietante para el paciente y el profesional inquieto, pero da resultados excelentes en muchos casos, tanto en el paciente como en el profesional.
Información. Información sobre la información. Tiempo. Espacios.
Manos a la obra.
Know pain, no pain.
No tiene nada que perder, salvo el dolor. (Kevin Allcoat)