¿Qué es un síntoma?
Un síntoma es un contenido subjetivo de la conciencia que contiene implícitamente una referencia a estados reales o potenciales del organismo.
El síntoma contiene un componente evaluativo: una consideración de las consecuencias de la interacción real o potencial del organismo con el entorno, y otro motivacional: la incitación a una conducta coherente con ese estado evaluativo.
El síntoma “picor”, por ejemplo, contiene una evaluación de peligro en la piel y una incitación al rascado.
El síntoma no lo genera directamente la enfermedad o lesión, sino el sistema neuroinmune, en base a:
- la información recibida de tejidos dañados o en peligro o,
- en ausencia de amenaza real, en base a una predicción de amenaza (daño imaginado).
El picor puede derivar de la presencia de un parásito o un tóxico químico externo o interno, pero no se produce en la piel, sino en las áreas evaluativo-motivacionales de alto nivel, tras recibir la información de las neuronas “pruriceptoras” cutáneas. El picor, por tanto, informa del estado evaluativo-motivacional de la respuesta del sistema neuroinmune ante esa información cutánea.
En muchos casos, el síntoma “picor” aparece sin que medie ninguna amenaza cutánea ni se hayan activado las neuronas “pruriceptivas”. Descartando la existencia de amenaza real cutánea que justifique y explique el picor, podemos inferir plausiblemente que hay una evaluación de amenaza potencial cutánea no confirmada por los hechos.
En el primer caso, lo que procede es eliminar el agente nocivo con el rascado o con la ayuda externa de fármacos.
En el segundo, lo que debería hacerse es modificar el estado evaluativo-motivacional: no hay amenaza cutánea. No me obligues a rascarme, pues me lesiono la piel con el rascado.
Las definiciones de “picor” incluyen el componente motivacional: “sensación incómoda en la piel que conlleva la incitación a rascarse“. No así las de otros síntomas. Por ejemplo, el dolor.
Todos los síntomas incitan a una conducta, pero esa incitación está acoplada a un estado evaluativo neuroinmune previo que responde a una amenaza real o solo imaginada.
Antes de que el individuo ejecute una acción, el sistema defensivo neuroinmune activa el modo alerta-protección si esa acción está evaluada como amenazante. Cuando me levanto de la silla, puedo sentir dolor en la zona lumbar sin que exista ninguna amenaza real en esa acción. La acción conlleva el estado evaluativo de amenaza. Al ejecutarla, accede a la conciencia ese estado con el formato subjetivo “dolor” y “rigidez” y el patrón de contracción muscular protectora correspondiente.
El paciente interpreta que el dolor y la rigidez son consecuencia de un estado patológico de la zona lumbar (“dolor músculoesquelético”) y da el visto bueno al estado evaluativo-motivacional que los ha generado, fortaleciendo, cronificando y automatizando ese estado evaluativo-motivacional erróneo.
Los síntomas “dolor” y “rigidez” son evaluados erróneamente como informadores de lesión-degeneración.
Lo correcto es interpretar biológicamente el síntoma como un estado evaluativo-motivacional del sistema neuroinmune y proceder a evaluar los tejidos de la zona implicada para validar o corregir ese estado evaluativo.
Los profesionales potenciamos la interpretación médica del síntoma y dejamos de lado el proceso evaluativo-motivacional, la narrativa neuroinmune, la biología.
– Me duele. ¿Podría evaluar mi estado evaluativo-motivacional?
Know pain, no pain. Pensamos en biología.
Arturo, quisiera saber si el síndrome de raynaud es una valoración errónea del cerebro?
Angela. No tengo experiencia, pero, en principio, no es aplicable lo que proponemos para el síndrome de Raynaud.