Subsistema inmune
El subsistema inmune actúa en muchos casos de modo descabellado. No está en su sano juicio.
Despliega el estado de alerta-protección en las mucosas externas (ojos, narices) cuando considera que el aire con polen u otra minucia inofensiva contiene peligro.
O peor: condena a muerte (apoptosis) a todo un órgano vital como el riñón, a pesar de que no supone ninguna amenaza para el organismo.
Los expertos dan por sentado que todo es consecuencia de un estado enfermo de los centros inmunes. Se empeñan en fabricar linfocitos cuya misión es inflamar ojos y narices o eliminar órganos diversos.
Alergia, enfermedades autoinmunes.
Realmente el subsistema inmune no está en su sano juicio en estos casos. Los expertos dicen que está enfermo, pero en el fondo es un problema “mental”, de pérdida del juicio.
Subsistema neuronal
Su colega, el subsistema neuronal, tampoco anda en su sano juicio en muchas ocasiones. Activa la alarma meníngea como si el cerebro estuviera amenazado, ordena la eliminación de lo comido y la reclusión del individuo en el cuarto oscuro, simplemente porque el individuo ha tomado un par de blancos, el día ha salido ventoso o es fin de semana. Una y otra vez.
Dicen los expertos que el subsistema está enfermo. Ha venido al mundo ya así. Genético. No consideran la hipótesis de la pérdida del sano juicio. Migraña.
Otras veces, el subsistema neuronal aplica el estado de alerta-protección en el eje vertebrado (mal llamado columna) cada vez que el individuo quiere ponerse de pie y caminar o necesita agacharse para coger algo del suelo. No es una conducta juiciosa.
Los expertos dirán que el eje vertebrado está degenerado y le colgarán el mochuelo de la responsabilidad. El subsistema neuronal se irá de rositas. “Músculoesquelético”.
Otras veces el dolor se instala por todo el cuerpo sin que los expertos encuentren un motivo juicioso.
En estos casos sugieren que el subsistema padece una extraña condición: la “sensibilización central”. Es un eufemismo de la pérdida de juicio.
El sistema neuroinmune nace con poca capacidad de enjuiciar las consecuencias de las andanzas del individuo por el mundo. Tiene toda la vida por delante para ir construyendo el juicio necesario que permita el juego-exploración en libertad prudente, juiciosa, adaptativa.
No es tarea fácil, pero nuestra especie ha seleccionado una estirpe de individuos, los expertos en organismo, que enjuician todo lo que el individuo hace y deshace o piensa hacer o deshacer. Toman las riendas del proceso del buen juicio y dictaminan sobre los estados del organismo.
Migraña, fibromialgia, colon irritable, dolor crónico…
Etiquetan y ofrecen terapias diversas dando por sentado que es lo más juicioso y científico que puede hacerse.
– Me duele todo y no sé por qué. Me dicen que mi organismo está sano y que soy yo el que no actúo de modo juicioso. Me han recomendado una visita al Psiquiatra.
– No haga caso. Usted está en su sano juicio. Es su subsistema neuronal defensivo el que ha perdido el juicio. Tenemos que hacer algo para recuperarlo.
¿Por qué nos empeñamos en llamar a las cosas con nombres extraños pudiendo describirlas de modo simple?
El sistema neuroinmune puede perder el juicio. Eso es todo.
No es fácil recuperarlo en el subsistema inmune. No entiende de razones.
Su colega neuronal, sin embargo, ofrece su ventana consciente para que los expertos le digan lo que sucede y debe hacer para recuperar el juicio perdido.
– Tiene usted una enfermedad misteriosa e irreversible.
No es un dictamen juicioso, en mi opinión. Puede que los expertos, en esta cuestión (síntomas sin explicación médica) no actúen en el sano juicio.
Know pain, no pain.
Una opción para recuperarlo.