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El músculo

La vida es movimiento. Sin músculos, no hay vida.

Hay veces que no podemos movernos. Al intentarlo duele.

– Tiene usted “dolor muscular”.

¿A qué llamamos “músculo”?

No lo sé. Me gustaría saber la opinión de cada cual.

¿Es un tipo de célula, la fibra muscular? ¿Una célula especializada en contraerse, es decir, acortarse-abombarse?

Todas las células, sin excepción, son coloides: se encuentran en un estado físico similar al de la clara de huevo. La fibra muscular, también. En su interior, dos proteínas filamentosas, la actina y la miosina, interactuando entre ellas con consumo de energía, generan el acortamiento e inmediatamente, también con consumo de energía, la recuperación del punto de partida. Imagine una microclara de huevo depositada sobre una superficie que se encoge y estira. Eso es una contracción muscular, visto desde la óptica de la fibra muscular.

– Tengo rotura de fibras

La microclara de huevo se ha fragmentado.

Es difícil imaginar cómo una célula puede generar movimiento con la consistencia coloide. Realmente no lo puede hacer. Coloque la microclara adherida a dos miniparedes rígidas (huesos) desplazables. La miniclara se contrae, es decir, se acorta-abomba y las miniparedes rígidas ¿se acortan, para volver a separarse al cesar la contracción de la fibra muscular o,  simplemente, la miniclara se separa de las miniparedes rígidas para convertirse transitoriamente en una bolita, que al relajarse vuelve a la forma inicial plana?

En la miniclara, ciertamente, hay movimiento: se acorta y alarga para volver a acortarse, pero no induce el movimiento de las miniparedes rígidas. Para ello necesitaría fijarse en una de las miniparedes y dejar el otro extremo libre. La miniclara adherida a una de las miniparedes se acercaría y alejaría de ella y eso sería todo.

Para generar movimiento útil, la fibra muscular necesita la ayuda de otros componentes del músculo: por ejemplo, el tejido conjuntivo, el tejido en el que están insertadas las fibras musculares. “Los gordos” de la carne. Todas las fibras (las miniclaras de huevo) están integradas en un tejido no celular, constituído por fibras de diversas cualidades viscoelásticas que consiguen que la contracción de la fibra muscular desplace las miniparedes, tirando de las dos a la vez o de una de ellas si la otra está en modo no desplazable.

Realmente, el músculo puede romperse si lo que se rompe es el soporte de ese tejido conjuntivo (“los gordos”). No sería una rotura de fibras, sino de los elementos fibrosos que engloban a las fibras (endomisio, perimisio, epimisio). Al contraerse (acortarse) la fibra adquiriría la forma bolita, pero ese segmento ya no tiraría de la minipared rígida.

La fibra muscular, integrada ya en el tejido conjuntivo del músculo, es muy excitable y tiende a autocontraerse o hacerlo con diversos estímulos mecánicos, pero ello generaría un movimiento sin propósito, caótico, desordenado, absolutamente improductivo. La evolución ha seleccionado un tipo celular que se encarga de que el acortamiento de las fibras englobadas en tejido conjuntivo se produzca cuando se le ordene. Estas células mandonas son las neuronas: también son células en estado físico coloide, como la clara de huevo. Cuando se excitan no se acortan. Se limitan a generar una minicorriente en su membrana. Esa minicorriente llega hasta la fibra muscular y libera un mensajero (acetilcolina) que hace que se libere la energía necesaria en la fibra para inducir su acortamiento-relajación mientras persista la orden.  

Las neuronas se empaquetan también en tejido conjuntivo (endoneuro, perineuro y epineuro) pues tienen que atravesar articulaciones, tejidos rígidos y someterse a compresiones, doblamientos, tirones, giros. Si no estuvieran incluídas en todos esos forros conjuntivos, les sucedería lo que a las fibras musculares: se fragmentaría en bolitas inútiles que no sirven para nada.

Las neuronas también son excitables y pueden activarse espontáneamente e inducir así una contracción de las fibras a su cargo, una fasciculación. Se genera una minisacudida en una zona del músculo, sin ocasionar movimiento de palancas y sin aportar ninguna prestación.

La unión de la neurona mandona con la fibra obediente es un punto crítico, la placa motora. Allí se libera la acetilcolina cuando se ordena a la fibra que se contraiga (acorte-relaje-acorte-relaje…), pero el grado de excitabilidad de la placa motora fluctúa y en ocasiones se liberan pequeñas cantidades de acetilcolina sin mediar una orden neuronal, haciendo que algunas fibras musculares se contraigan e incluso queden contracturadas. Son los “puntos gatillo”.

El tejido conjuntivo no sólo aporta consistencia a fibras musculares y neuronas (coloides) sino también a las arteriolas, capilares, vénulas y nervios (nervi nervorum) que se encargan de las necesidades de las fibras, neuronas y el propio tejido conjuntivo.

La complejidad de la contracción muscular no acaba ahí. El tejido conjuntivo no surge espontáneamente. Lo segregan células, también en estado coloidal, los fibroblastos, que liberan al exterior las fibras que dan consistencia al músculo y convierten el acortamiento de las fibras en una acción útil.

Como hay que reponer células y tejidos, en el músculo hay células madre que, también cuando se les diga, se pondrán las pilas y darán a luz nuevas fibras y fibroblastos.

Las neuronas, a su vez, forman parte de un complejo sistema de circuitos que evalúan cuándo y cómo se debe hacer un movimiento para conseguir un objetivo. Se evalúan costes y beneficios y se preparan y ejecutan programas que a través del aprendizaje generarán una acción más eficaz, con menos riesgo y con menos consumo de energía.

Todo ese tinglado del músculo a su vez está influido por lo que la capa de la cultura experta informa a los centros que programan y ejecutan. Al final, todos los componentes quieren mandar, pero están sometidos a órdenes de la jerarquía. El equilibrio, la sensatez es complicada.

Sin movimiento no hay vida. Sin actividad todo el sistema se degrada. Pierde eficiencia. Hace todo peor y más caro y vulnerable.

 Contractura, distensión, sobrecarga, estiramiento, cansancio, rotura … del músculo.

¿Qué es un músculo?

¿Un conjunto de fibras, el tejido conjuntivo, los nervios, las placas motoras, los vasos, los programas, la actividad, la información experta…?

Es un sistema complejo biológico, adaptativo, autoorganizado, que nace, se desarrolla, aprende y acaba muriendo.

Cuide sus músculos.

Es decir: fibras musculares, células madre, fibroblastos, fibras de colágeno, vascularización, inervación, programación, experiencia, información experta…

Dolor músculoesquelético: ¿qué es eso?

En cada caso, algo distinto que deberá evaluarse desde la perspectiva de la complejidad sistémica.

Está además el individuo consciente, al que también le gustaría mandar…

Más complejidad…

Know pain, no pain

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5 comentarios en «El músculo»

  1. Y que hay cuando sucede lo contrario? Pérdida de tejido conectivo y muscular ?? Que hacer con la acetilcolina? Es curioso como las personas con disautonomia y un sistema nervioso hiperexcitado tienen hiperlaxitud, y más curioso todavía que todo se desarrolle después de un shock traumático y eso es porque la amígdala se queda en modo lucha vuelo. He visto casos que usando técnicas como la de usted han revertido todo esto, no ha sido mi caso de momento pero es el único campo que creo firmemente. Me encantaría hablar con usted de este tema, ya que los fallos del sistema nervioso autónomo y disautonomia afectan mucho y en España no hay terapeutas que nos ayuden desde este campo y viendo en Estados Unidos como se curan de esta forma, da mucha envidia. Usted puede ayudarnos estoy seguro. Me gustaría poder hablar contigo de este tema, no sé si vía mail podrá leerme. Gracias por tu post de hoy !!!!!!

  2. Patricia: el término disautonomía habría que precisarlo. Hay enfermedades genéticas o adquiridas del sistema nervioso autónomo (por ejemplo la diabetes) que alteran las respuestas adaptativas del sistema nervioso autónomo. Es más frecuente que se produzcan problemas por respuestas innecesarias no adaptativas del sistema nervioso autónomo, pero en este caso es probable (eso es lo que yo pienso) que las respuestas autonómicas sean secundarias a estados evaluativos de nivel superior que son erróneos, disfuncionales. Te recomiendo que veas mi vídeo «por qué nos desmayamos» en youtube https://www.youtube.com/watch?v=MLcPfXTXRf8 para comprender lo que digo.
    Saludos

  3. Arturo acabo de ver el vídeo de «por qué nos desmayamos» es muy interesante, es que me encanta que se expliquen las acciones o estados del individuo a través de la biología. Siempre me había parecido que tenía que ser así pero no lo sabía explicar, por supuesto porque no tengo base. Yo tengo la menopausia y tengo sofocos desde hace un par de años, porque claro hay que tener sofocos…hasta que me he dado cuenta que solo me entran sofocos cuando me pongo nerviosa ante un escenario, y que si no lo hago no me entra el sofoco.Yo lo entendía ,al final ,como que estaba ante un escenario de peligro y mi cuerpo respondía así cómo respondería en la sabana… Según tú hablas lo que yo tengo no es un flyfly porque no hiperventilo ,no me pongo pálida y no tengo ganas de salir corriendo, así que en realidad no sé qué es. Yo me pongo a sudar mucho y el rostro se me pone rojo, a veces sudo por todo el cuerpo y a veces solo en la parte de arriba. Yo creo que es una respuesta a un peligro pero qué tipo de respuesta es esta? ….A mí ,al parecer, la sangre me va a la periferia al menos en la cara… Lo que no he comprobado es si me sube la presión arterial pero yo apostaría que sí.
    Bueno creo que así son todos los sofocos de las menopáusicas.
    Mucha ludo cordial.

  4. Eva: evidentemente lo que cuentas no es una respuesta de lucha-huida (fifli). No conozco el sentido evolutivo del enrojecimiento facial. Con toda seguridad aporta una prestación social, pero la desconozco.
    Saludos

Los comentarios están cerrados.