Si padeces dolor u otros síntomas podemos ayudarte en GoiGroup, la nueva plataforma que hemos creado con Arturo Goicoechea dedicada a pacientes y profesionales.


Dolor no es igual a inflamación

Sabemos que dolor no es igual a daño. Hay daños tremendos sin dolor y dolores también tremendos, sin daño.

Sabemos también que inflamación no es igual a dolor. Los daños tremendos siempre contienen inflamaciones tremendas aunque no duelan. El dolor no es un signo inflamatorio. No se produce en el tejido inflamado, sino en las áreas centrales que evalúan la información del tejido dañado e inflamado.

Los estados de alerta-protección pueden establecerse sin que haya asomo de daño. El sistema neuroinmune es un sistema predictivo. Trata de pre-venir y no espera a que se consume el daño para actuar.

Subsistema inmune

El subsistema inmune libera sus mediadores proinflamatorios en una reacción alérgica. Los ojos lagrimean y pican y las narices moquean y también pican. Es una respuesta inflamatoria sin daño. El picor lo pone solidariamente el subsistema neuronal para forzar al individuo a frotarse los ojos y estornudar, dando por sentado que el subsistema inmune sabe lo que se hace. No hay nada nocivo que eliminar ni tejido dañado que reparar, pero así son las cosas. El sistema neuroinmune es implacable, aunque esté equivocado.

La inflamación alérgica no es igual que la inflamación justificada, secundaria a daño necrótico (quemadura, herida, infarto). Los bomberos echan agua aunque no haya fuego. No hay destrucción de la casa (necrosis). El único problema lo crea el agua innecesaria.

Subsistema neuronal

El subsistema neuronal también puede actuar preventivamente cuando cree que debe hacerlo. Sensibiliza todas las capas de la red de vigilancia y, en un momento dado, aparece el dolor. No hay necrosis (daño), no hay inflamación “alérgica” (inmune). Los bomberos no echan agua. Sólo alerta. Vigilancia. Restricción. Multas (dolor) por violar esas restricciones. Las neuronas vigilantes liberan mediadores “proinflamatorios”. Son simples mensajes que ejecutan la orden de alerta. El dolor no surge de las neuronas vigilantes de la zona, sino de la evaluación del subsistema, que integra las señales de los tejidos con las previsiones.

Las neuronas vigilantes se limitan a notificar lo que sucede en el barrio alertado, lo habitual de cada día. Los ciudadanos intentan llevar una actividad normal aunque el despliegue de alarma lo pone difícil.

– No debería usted pasar. He tomado su DNI. Puede que le multen…

No hay fuego. No hay destrucción. No hay agua. Sólo vigilancia, restricción, multa.

Los expertos denominan a esta situación “inflamación neurógena”. El barrio está inflamado.

Las metáforas ponen en evidencia el absurdo de los estados de alerta-protección injustificados.

Si comprende la metáfora, ya sabe “neurociencia del dolor”. No hace falta que recuerde nombres y conceptos técnicos. Piense en la metáfora externa proyectada a la vida real del interior.

La policía meníngea está en alerta aunque no sucede nada. Una y otra vez.

¿Por qué? ¿No aprenden del error?

El gobierno ha salido así, hiperexcitable, fóbico. La ciudad no le va a matar. No se va a caer ni quemar la casa, pero va a acabar usted harto de malvivir en ella. Tendrá que llevar la vida que se le ordene (vida ordenada).

Inflamación neurógena, le llaman.

No hay fuego. No hay agua. Sólo miedo.

Know pain, no pain.