
Residimos en dos cuerpos: el real y el virtual (imaginado).
El sistema neuroinmune se encarga de gestionar la integridad física y funcional del cuerpo real desde la perspectiva de cuerpo virtual que imagina.
En una crisis de migraña, la cabeza real es normal. No encontraremos nada anormal si la abrimos y comparamos con la cabeza de alguien que no la padece.
Las columnas lumbares reales de pacientes con lumbalgia crónica son similares a las de quienes no sienten dolor. Lo que se proyecta en la conciencia como dolor no es la columna lumbar real sino la virtual.
En la consulta, ofrecía a los pacientes un cambio:
– Si quiere le cambio la columna (real), pero no la que usted imagina (virtual).
Los dos cuerpos, real y virtual, pueden plantear problemas
El cuerpo real puede padecer enfermedades reales: infecciones, quemaduras, infartos, traumatismos, carencias, intoxicaciones, degeneraciones, malformaciones, fallos genéticos. La enfermedad real puede acompañarse o no de síntomas reales.
El cuerpo real, con y sin enfermedad real, puede acompañarse o no de enfermedad virtual. Es decir, síntomas reales.
Los síndromes de sensibilización central (migraña, fibromialgia, dolor crónico…) son enfermedades virtuales, con síntomas absolutamente reales, mortificadores e invalidantes, pero con cuerpos reales sin enfermedad.
Se puede padecer artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune real, con síntomas reales inducidos por la inflamación, pero además puede acoplarse una enfermedad virtual como la fibromialgia y hacer que el paciente sufra muchísimo más por el trastorno virtual que por la propia artritis.
El cuerpo virtual gestiona el cuerpo real en función del estado evaluativo de cada escenario y de cada zona anatómica. El hombro derecho real puede ser similar al izquierdo, pero puede que sólo genere síntomas el hombro virtual derecho.
Los pacientes tienden a identificar ambos cuerpos, el real y el virtual.
Los profesionales no siempre consideran el cuerpo virtual. En su lugar distinguen entre cuerpo real y lo que el individuo piensa de él. Los síntomas, en ausencia de enfermedad, serían “psicológicos”.
En mi opinión, es un error.
El cuerpo virtual no lo construye el individuo, sino su sistema neuroinmune
En la alergia al polen, el sistema neuroinmune entra en estado de alerta-protección por culpa del polen virtual, no del real. La reacción alérgica es real, mortificadora e invalidante, pero el polen no es un germen real, sino virtual, imaginado.
Los pacientes y profesionales deberían saber que existen las dos versiones del cuerpo y ocuparse y preocuparse de ambos.
-No tiene usted nada. Su cuerpo real está bien. Es una cuestión del virtual. Vamos a trabajarlo. Necesito su colaboración. Los síntomas no son imaginarios, pero surgen del organismo virtual.
-Entiendo.
El cuerpo virtual es una narrativa, una teoría anticipada de lo que puede dar de sí la interacción del organismo con el entorno.
El cuerpo real genera etiquetas de enfermedad real.
El cuerpo virtual genera etiquetas que definen “enfermedades misteriosas e irreversibles”.
No hay ningún misterio, en mi opinión. Estamos ante padecimientos generados por el sistema neuroinmune, surgidos de la narrativa que opera en ese momento.
Los procesos virtuales no necesitan terapias, sino información que ayude al sistema neuroinmune a modificar la narrativa. Ello es perfectamente posible en el subsistema neuronal y más innaccesible en el subsistema inmune. Con el subsistema inmune no valen cursos. Sólo podemos suprimirlo (inmunosupresores) cuando actúa erróneamente desde el cuerpo virtual.
Podemos informar a los pacientes de migraña, fibromialgia, dolor crónico, etc, de la responsabilidad del cuerpo virtual y conseguir que se aproxime al cuerpo real: “estás sano, vuelve a vivir sin miedo”.
Podríamos decir: “respira el aire primaveral sin miedo. Es un aire normal”, pero no funciona. La narrativa del subsistema inmune es más impermeable a la información.
Cuerpo real y virtual. Enfermedades reales y virtuales.
El cáncer es una enfermedad real, que acaba matando al organismo, pero se genera por un fallo virtual: el subsistema inmune no evalúa amenaza en una colonia de células que se salta las normas de seguridad. Incluso les da un trato de favor.
Los síndromes de sensibilización central no matan, pero mortifican e invalidan en extremo.
El subsistema neuronal defensivo puede hacer que la vida sea un infierno, aunque el cuerpo real sea más o menos normal, como el de muchos otros mortales asintomáticos.
Hola Arturo, sigo disfrutando de tus agudas entradas. Dices que la narrativa del subsistema inmune es mas impermeable a la información, y la observación clínica lo avala en gral, pero no crees que se ve influido también por las emociones? He encontrado muchas veces que al interrogar a pacientes con artritis reumatoidea, sobre si ocurrieron sucesos fuertemente emotivos cercanos al comienzo de la enfermedad, y es muy frecuente encontrar que sufrieron situaciones de pérdidas o conflictos con seres queridos cercanos.
Hola, Raúl. Contesto a tu comentario con la entrada de hoy. En un momento la publicará mi hija Inés en el blog. “Sistema neuro-inmune, Juntos, pero no revueltos.