Somos animales vertebrados, dotados de un eje o espina, constituído por vértebras. Coloquialmente nos referimos a ese eje como “columna”, pero no lo es. Una columna es un soporte rígido, privado de articulaciones. Las columnas no giran, se flexionan ni inclinan. No están constituidas por elementos articulados entre sí, vértebras.
La función del eje vertebrado del cuello no es soportar el peso de la cabeza sino colaborar en la exploración visual con el resto de articulaciones del eje espinal y con los músculos que mueven los ojos, para que el objeto que nos interesa refleje la luz exactamente sobre la mácula de la retina, el punto de mayor agudeza visual.
Cada vértebra está articulada con las vecinas en varios puntos y un conjunto de pequeños músculos generan pequeños movimiento intervertebrales, que mantienen la fijación ocular con precisión, permitiendo que la imagen no se mueva a pesar de que los ojos y la cabeza no están nunca quietos.
Cuando se produce una lesión traumática en el cuello o un incidente discal, de modo reflejo se contraen con finalidad protectora los grandes músculos del cuello, como si fuera una escayola. El eje vertebrado cervical pasa al estado “columna”, protegiendo así con la inmovilidad, la reparación del daño.
Cuando estamos fijos en el ordenador el eje vertebrado cervical debiera estar en modo articulado, con el complejo juego de pequeños movimientos libre. Si esa actividad se produce en estados de alerta-protección cervical, se degrada el carácter vertebrado del eje cervical, como si hubiera una lesión que proteger. En ese caso el eje pasa al modo “columna” generándose un exceso de carga en los músculos que ejecutan la protección (escayola). La red neuronal defensiva se encuentra en modo alerta y se expresa en la conciencia como dolor cervical.
El cuello, como cualquier otra zona corporal, necesita libertad para organizar y ejecutar programas motores económicos, eficientes y seguros. No se trata de proteger el eje cervical con una postura recta, estática (escayolada), sino de permitir el complejo juego de minicontracciones que ajustan con precisión la posición de los ojos para no perder de vista a lo que nos interesa ver. Lo que llamamos postura es, en realidad, una compleja sucesión de múltiples miniajustes en pequeñas articulaciones, ejecutados por múltiples minicontracciones de pequeños músculos.
El eje espinal poliarticulado cervical está al servicio de la exploración visual y debe tener la misma libertad que los músculos del ojo.
Si facilitamos el modo “columna” (escayola) en ausencia de una lesión que lo explique y justifique, obligamos al resto del eje espinal a asumir la carga de la exploración visual, con más estres mecánico y menor eficiencia.
Las columnas están para soportar cargas. El eje vertebrado espinal está para facilitar las acciones que el organismo solicita.
La carga mecánica, el peso, es un estímulo que genera, dentro de unos límites de tolerancia, adaptación de los tejidos. No sólo los músculos se benefician de la actividad. También el resto de los tejidos blancos agradecen la agradecen (plasticidad).
Recuerde. Somos animales vertebrados, no columnados.
Lo que llamamos “columna” es un estado de alerta-protección del eje vertebrado, para proteger la zona dañada. Debiera ser un estado transitorio y estar justificado. No siempre es así.
– Tiene usted mucho desgaste y contractura en la columna. Por eso le duele.
Lo correcto en mi opinión sería:
– Su eje vertebral del cuello se encuentra en modo columna, es decir, en alerta-protección, sin necesidad. Quite el miedo y muévalo con libertad.
Recuperar el juego libre cuando se ha perdido por el miedo no siempre resulta fácil, pero merece la pena intentarlo.
Know pain, no pain