
Estrés. Es una palabra complicada. Puede significar muchas cosas. Pasa lo mismo que con la palabra inflamación o, incluso, con la palabra dolor.
Las tres palabras tienen mala prensa.
“Estoy estresado”. “Siento dolor”. “Tengo inflamación…”
El profesional recomendará evitar el estrés, y prescribirá un fármaco para aliviar el dolor y la inflamación.
Pensemos en términos biológicos
El organismo intenta, en cada escenario, evaluar costes y beneficios de cada posible conducta y motivar al individuo para que actúe de modo coherente con la que considera más segura. La evaluación, no hay que olvidarlo, tiene en cuenta el coste social: la conducta seleccionada deberá ser también coherente con lo aprendido por experiencia propia, observación-imitación de modelos y cultura experta.
El estrés indica que el organismo afronta un escenario que contiene alguna amenaza o incertidumbre y que exige disponer de recursos extra para proteger algún valor biológico.
El sistema neuroinmune se estresa cuando detecta la presencia de un germen catalogado correctamengte como nocivo y activa recursos que lo eliminen, volviendo al estado basal de equilibrio una vez solventada la papeleta.
El sistema neuroinmune se estresa también cuando detecta polen en el aire, si ese polen está catalogado como nocivo, aún cuando realmente no lo sea. Puede, incluso, que reaccione con más intensidad con el polen (más estornudos y lagrimeo) que frente a un virus.
El sistema neuroinmune se estresa cuando detecta un germen en el espacio meníngeo. Se activa la respuesta inflamatoria para restablecer la seguridad y normalidad funcional del cerebro, si es posible (con la ayuda de los antibióticos).
También se estresa en pacientes estigmatizados con la etiqueta migraña ante una gran variedad de escenarios (comer chocolate, menstruación, cambios meteorológicos…) absolutamente inofensivos. No despliega la inflamación, no se produce una meningitis, sino el estado de alerta-protección, que mortifica e invalida al individuo, obligado a eliminar lo comido (vómitos), quedarse en casa a oscuras, evitando la interacción social.
Evidentemente, el modo estrés no se justifica en la alergia, en la migraña ni en el dolor crónico sin daño relevante, pero el sistema neuroinmune actúa en base a sus evaluaciones y tiende a la generalización del miedo cuando aparece un nuevo escenario potencialmente amenazante. Puede reactivar estados de alerta-protección del pasado, aparentemente controlados.
Cada célula, cada órgano, el tejido extracelular y el organismo como sistema que los integra, está sometido continuamente a escenarios de estrés y dispone de recursos para mantener las condiciones exigidas para preservar la integridad física y funcional.
La gestion del estrés está poderosamente influida por la cultura experta de organismo y el sistema neuroinmune activará estados de alerta-protección sistémicos si la información disponible (aprendida) así lo exige.
Un sistema neuroinmune saludable es aquél que activa estados de respuesta al estrés justificados y que ha podido minimizar los errores de encendido a lo largo del aprendizaje.
El estrés y el covid19
El covid19 supone un escenario real de estrés que contiene una amenaza teórica con una probabilidad variable en cada individuo y su contexto.
No tiene sentido ni justificación la reactivación de errores evaluativos del pasado o vigentes.
Hay muchos pacientes estigmatizados con la etiqueta migraña que padecían la irracionalidad de un sistema neuroinmune estresado, por ejemplo, con el fin de semana.
“Estrés acumulado durante la semana”, se les explicaba. “trabajas demasiado, acumulas estrés y, cuando cesa el trabajo, el estrés se descarga”
Por mucho que uno trabaje, no se genera una amenaza meníngea, un germen que aprovecha esa pasión por el trabajo para invadir el espacio meníngeo. Es una evaluación descabellada, sobre todo teniendo en cuenta que el error se viene cometiendo desde hace muchos años sin ser reconocido como tal. Nunca se ha producido la meningitis temida, tal como sucede con los errores del subsistema inmune. Nunca el aire con polen ha infectado las vías respiratorias.
El estrés es un estado de organismo en el que se activan recursos de respuesta a un escenario novedoso no catalogado, o conocido y evaluado como amenazante.
A veces, la evaluación es correcta y el estrés nos protege. Otras no lo es y lo único que aporta es mortificación e invalidez y, si se prolonga en el tiempo, un factor de riesgo a la integridad física y funcional del organismo.
No podemos dar órdenes al organismo. Actuará según sus evaluaciones, más o menos descabelladas. Sí podemos, desde la conciencia, interiorizar el conocimiento, enfriar emocionalmente los estados de estrés improductivos, tratar de desarrollar conductas adaptativas, aprender…
Know stress, no stress
No se trata de evitar el estrés, sino de optimizar su poder adaptativo.
¡Estupendo, estupendo!, como decía el ratoncito de un viejísimo juego de computadora cada vez que accedía a un exquisito pedazo de queso, pero me quedo con curiosidad. Supongamos que asimilo gustoso y sin objeciones todo su conocimiento y lo interiorizo o internalizo, una vez ante una situación de estrés, ¿cómo desarrollo conductas adaptativas? ¿Cómo enfrío emocionalmente los estados de estrés improductivos? ¿Me sumerjo en la bañera con agua y hielo, como propone Wim Hof? ¿Me dedico el resto del día a meditar? ¿Salgo a correr aunque el dolor que surgió como consecuencia del estrés arrecie? He llegado a sacarme dolores de cabeza saliendo a correr o con una sudorosa sesión de pesas, pero no es fácil tomar la decisión…
José Carlos Helguera: no lo sé. Cada uno es un mundo. Cada narrativa tiene sus escollos, sus resistencias. Wim Hoff tiró por lo tremendo, al parecer con éxito. No podemos eludir el aprendizaje. Nos han instruído en el consumo de soluciones externas y podemos pasarnos la vida exigiéndolas como un derecho en vez de centrarnos en loque hemos aprendido o podemos aprender.
Saludos
Buenas Arturo, muchas gracias por este y cada uno de los post que escribes. Llevo unos 3 meses con un dolor lumbar y raíz de empezar a leer el blog y el libro “migraña una pesadilla cerebral” he avanzado muchísimo. Muchas gracias de nuevo. Me gustaría aprovechar esta entrada para preguntarte si el mecanismo a través del aprendizaje biológico y filológico que explicas para tratar con el dolor y la migraña se puede utilizar también para tratar con estrés “emocional” y la ansiedad. Me gustaría saber si conoces a algún profesional, libro, blog etc… que esté abordando el tema del estrés y la ansiedad de la misma manera que lo estás haciendo tú. Espero su respuesta y enhorabuena por el trabajo.
Ignacio: creo que la biología del dolor comparte mecanismos básicos, evolutivos con los estados de ansiedad o depresión. Siempre ayuda conocer esa biología a la hora de decidir estrategias de afrontamiento. En este caso la ayuda de los psicólogos es inestimable. Puede dotar de herramientas que ayuden a modificar los estados evaluativos-motivacionales disfuncionales que construye el organismo al afrontar la interacción social. No conozco propuestas que vayan en esta línea, lo siento.
Saludos
No te preocupes. En cualquier caso, gracias por la respuesta. saludos.
Hola Arturo, como siempre muy agradecido por sus entradas al blog.
En el libro las cebras no tienen úlcera el cual creo has leído se hace una clara explicación de cómo un organismo estresado de forma permanente tiene diversos cambios y uno de ellos es la afectación del sistema inmune ( no es prioritario atender un virus si nos quiere comer el león).
Cómo crees que afecta el stress al sub sistema neuronal (quedando claro que no es causa del dolor persistente).
Parece lógico disociar dolor de stress, sin embargo parece también claro que sí una persona se enreda con dolor persistente por un error evaluativo y tiene una vida con un stress no justificado ( no hay leones) tendrá una gran influencia en la salida de ese huracán de pensamientos catastrofistas.