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De sentido común

Todos sabemos lo que es “sentido común”, aunque cada cual tenga su propio criterio.

Los contenidos de la conciencia son todos “de sentido común”. En función de lo que el sistema neuroinmune haya evaluado en base a la información disponible, aparecerá en la pantalla consciente la percepción, idea, emoción-motivación correspondiente y decidiremos guiados por el “sentido común” más o menos consciente, aceptando las propuestas “sensatas” del organismo o las nuestras, que pueden ir en dirección contraria.

Si el sistema neuroinmune evalúa un aire con polen como potencialmente peligroso es “de sentido común” que active la respuesta defensiva inflamatoria alérgica para proteger la integridad física del organismo.

Si nos ofrecen un revuelto de hongos sin garantía, nuestro “sentido común” hace que lo rechacemos, aunque fueran, realmente, unos exquisitos boletus edulis.

El sentido común debería estar guiado por el conocimiento. El sistema neuroinmune debería saber que el polen no es un agente patógeno y tolerar que anduviera por ojos, narices y bronquios sin problemas.

Uno debería disfrutar del revuelto de hongos, sabiendo que el boletus edulis no es peligroso.

Si el sistema neuroinmune evalúa que el fin de semana es potencialmente peligroso para la cabeza es “de sentido común” que active la alerta-protección, sábado y domingo. ¿Absurdo? Por supuesto, pero “de sentido común”, coherente con lo que evalúa como amenaza.

El “sentido común” está muy disputado en la red neuroinmune. Cada escenario puede generar muchas consecuencias, imprevisibles, inciertas. Cada una de ellas tiene una probabilidad. No vence, necesariamente, la estrategia de lo más probable ni lo más cierto, sino la de la más temida o deseada.

Y si el polen es una bacteria…

Y si el revuelto es venenoso…

Y si me agacho y pinzo un nervio…

Y si… y si… esto o lo otro.

¿Y si compro ese décimo y me toca? ¿Y si no lo compro y toca?

Dicen los neurólogos que la migraña es una enfermedad genética. Unos supuestos “generadores de migraña” de condición hiperexcitable se activan espontáneamente o por el empujoncito de un desencadenante trivial (cambio hormonal o meteorológico, el queso curado, el vinito, el finde…) y se monta el despropósito de la crisis con los pródromos (alerta-aura) y la protección activa de la cabeza (dolor) y del organismo (eliminar lo comido, evitar salir al exterior).

El temor de la red evaluativo-motivacional se confirma con cada crisis, al igual que la fobia a viajar en avión se refuerza con cada viaje no evitado… a no ser que por “sentido común” el paciente fóbico plante cara al sinsentido de la fobia y decida subirse confiado al avión y cruzar el charco para visitar Nueva York, apoyándose en la estadística de la seguridad aérea.

Y si el avión se cae en el océano…

Y si el queso curado… y si el vinito… el cambio hormonal…

Ni el polen es una bacteria, ni se va a pinzar el nervio, ni romper la columna, ni el queso supone una amenaza para la cabeza, ni el revuelto de boletus es peligroso, ni te va a tocar la lotería.

El sistema neuroinmune aborrece la incertidumbre. Prefiere evitar que equivocarse.

Afortunadamente dispone de la información experta para decidir “desde el sentido común”, desde el conocimiento de lo que, realmente pasa o pudiera pasar si…

Una decisión equivocada es una equivocación, no algo patológico.

Una crisis es la consecuencia de un error evaluativo. Es “de sentido común” que el sistema neuroinmune siga actuando como lo hace, si no dispone de más información que la que recibe de los expertos.

Los pacientes tienen miedo al dolor. Lógico. Si toman el calmante puede que duela menos. Es “de sentido común” que lo tomen. No hace falta que, realmente tomen nada. Pueden tomar un placebo y si el sistema neuroinmune valida la acción, por “sentido común” se disolverá o suavizará el estado de alerta-protección. Dolerá menos. Lógico.

El “sentido común” puede ser la expresión máxima de la insensatez, del desconocimiento, del miedo.

Todo depende de la información disponible.

Know pain, no pain.

Cuide su “sentido común”

Con conocimiento.