
El organismo construye a lo largo del aprendizaje (toda la vida) una idea anticipada de las consecuencias (coste, beneficio, aceptación social) de su interacción con el entorno.
A través de la codificación común (percepción, acción, cognición) puede predecir las consecuencias sensoriales de lo que decide hacer. Los sentidos permiten construir históricamente esa idea anticipada, a fuerza de comprobar repetidamente que cada vez que se ejecuta una acción determinada, se produce la misma entrada de datos sensoriales.
Según se van codificando las consecuencias sensoriales de lo que hacemos, la red neuronal puede ahorrarse el gasto de procesar toda la información que llega por los sentidos. Opera en modo automático, limitándose a predecir y comprobar que los sentidos corroboran lo anticipado, ya desde la primera señal, cuando llega exactamente por el camino y en el tiempo previsto.
Si el sistema neuroinmune predice amenaza en una acción o escenario, dando lugar al estado de alerta-protección, la información sensorial que se genera debería registrar el daño ocasionado o la presencia de estados de energía térmica, mecánica o química peligrosa, si realmente existiera dicha amenaza. En el caso del dolor sin daño asociado (migraña, fibromialgia, dolor crónico “musculoesquelético”…) no existe señal sensorial de daño que corrobore la evaluación previa. Ha habido un error de predicción y lo racional sería desactivar esa predicción equivocada.
Sucede justo lo contrario. El error predictivo se consolida. La aparición de dolor en la conciencia actúa como un dato que el sistema valida como confirmación de lo que ha anticipado y se genera un bucle, una espiral.
El sistema actúa desde una inferencia o conclusión errónea, atribuyendo a un contenido de conciencia (dolor) la credibilidad de un dato sensorial.
Dolor no es igual a daño. No es un dato sensorial que surge de los tejidos, sino un contenido de conciencia que expresa el momento del proceso evaluativo. Lo explicamos a los alumnos.
El dolor sólo informa de que está activo un estado de conectividad de alerta-protección. A veces se entra en ese estado porque se ha producido daño. Otras muchas porque la predicción ha superado el umbral de probabilidad exigido. En este caso lo que procede es desactivar la creencia que pone en marcha el error e invalidar el dolor como informador sensorial, ya que no lo es.
El bucle del error de predicción no detectado ni corregido corresponde a la arquitectura de una alucinación.
El sistema atribuye más valor a sus evaluaciones que a la información sensorial. Una percepción visual sin datos sensoriales retinianos coherentes, la visión de una persona sin que exista esa persona, es una alucinación visual, la consecuencia de un proceso predictivo que aun no contando con el visto bueno sensorial, retiniano, genera un contenido consciente (la visión de la persona inexistente).
Un dolor de cabeza que no se corresponde con una entrada sensorial nociceptiva es también una alucinación de daño.
Una percepción es una alucinación controlada por la información sensorial.
Una alucinación es una percepción no controlada por los sentidos.
La predicción, el miedo al daño somático del sistema neuroinmune se impone sobre la información sensorial en la migraña, fibromialgia y otras etiquetas de “sensibilización central”.
No es que se procese mal la información sensorial por supuestos estados hipersensibles, sino que la mala información que alimenta el error predictivo y su poder de generar conciencia (dolor) impone su fuerza de convicción.
Lo que procede es desbaratar cognitivamente la predicción, con educación en Biología neuroinmune, y aplicar el nuevo conocimiento a cumplir lo programado por el individuo en el día a día, evitando evitar.
No se trata de sugestionar al sistema (hipnosis) sino de informarlo debidamente.
Know pain, no pain
Buenos días Arturo,
Lo primero gracias por el blog y por tus teorías revolucionarias y al menos esperanzantes.
Tengo una consulta. Una tendinitis en el hombro diagnosticada via ecografía de 6 meses de evolución y que da guerra puede considerarse ya como algo crónico y afrontar que es el cerebro el qué mal interpreta o todavía puede considerarse un dolor agudo por esa supuesta lesión. Es decir debemos aplicar a este dolor desde ya la razón de una mala evaluación del daño o este tiempo todavía es breve para ello?.
Saludos
Aitor: no debo juzgar casos individuales, pero seis meses son suficientes para plantear la opción de un dolor no justificado por la reparación de la supuesta lesión.