El Sistema Neuroinmune de defensa se seleccionó gracias a su capacidad de detectar eventos de muerte celular violenta consumada (necrosis) y la presencia de estados físicoquímicos o agentes biológicos que pudieran ocasionarla.
Además de detectar la necrosis consumada o inminente desarrolló la capacidad de responder inmediatamente, activando la respuesta defensiva inflamatoria, con su correspondiente mecanismo de autocontención.
No sólo eso: asumió el control de calidad y fiabilidad de la actividad celular. Las células que mostraran señales moleculares de ineficiencia serían eliminadas y lo mismo sucedería con cada uno de los puntos de conexión de la tupida red neuronal.
Cada célula y cada punto de conexión neuronal está evaluada constantemente, tanto para proteger su integridad física como para garantizar que cumple eficazmente con sus tareas.
Si necrosis, inflamación.
Si ineficiencia o incertidumbre, muerte programada.
El Sistema Neuroinmune innato ha desarrollado a lo largo de su peripecia evolutiva, inteligencia. Detecta la muerte indeseable y programa la deseable. Detecta también los agentes y estados indeseables por haber demostrado sobradamente su capacidad letal. Detecta, repara y evita el daño.
El dolor es la expresión en la conciencia de un estado de alerta-protección que presiona al individuo a participar en dicho estado, dejando de lado sus objetivos y obligándole a centrar la atención en los asuntos internos del organismo.
Hay estados de alerta-protección deseables, sensatos, con inteligencia evolutiva. Hay, por tanto, dolores también sensatos. La red defensiva neuroinmune ha detectado un evento necrótico e incita al individuo (la capa consciente del organismo) a una conducta coherente con el suceso. El dolor (el organismo) impone su propuesta.
Los mensajes de necrosis consumada o inminente han llegado a los centros de procesamiento-respuesta y todos ellos han participado en la demanda defensiva.
El Sistema Neuroinmune de defensa periférico (células vigilantes) y central (capas de procesamiento-respuesta) permanecerá en estado de alerta, hipersensible, hasta que vuelvan a recuperar los tejidos dañados el certificado de fiabilidad.
Sensibilización periférica y central inteligente, sensata.
Si toco la herida, duele.
La herida va curando. Ya se puede tocar. No duele.
No todo el peligro está catalogado en los archivos del Sistema Neuroinmune innato. Habrá estados y agentes, naturales y artificiales, no catalogados como peligrosos, que podrán dañar los tejidos.
El Sistema Neuroinmune, aplicando el principio del “error menos costoso” o del “detector de humo”, optará por el exceso y considerará que es más seguro no comer ninguna seta en vez de probarlas todas y que todo humo puede provenir de un fuego relevante.
Cometerá errores de valoración de amenaza, por exceso y por defecto. No conseguirá siempre una evaluación y actuación inteligente. Estará de brazos cruzados ante el cáncer o autorizará-promoverá conductas absurdas (adicciones tóxicas) o evitará-penalizará agentes y estados banales (alergenos, estímulos inofensivos).
Aunque no haya herida actuará como si la hubiera. Aunque el polen no sea un germen actuará como si lo fuera.
Dicen que cuando aparece el dolor en la conciencia sin que exista un estado o agente que lo justifique es porque los centros de procesamiento-respuesta están hipersensibles. Sensibilización central.
Cierto.
El organismo no tolera la actividad.
De modo insensato, poco inteligente, fóbico, adopta la estrategia de hipersensibilidad indiscriminada. Lo banal se vuelve potencialmente ofensivo. El cordero es tratado como un lobo. Todos los ascensores pueden precipitarse al vacío, los aviones estrellarse.
La flexión de la columna puede romperla. Cualquier vibración del aire (“sonido”) puede romper los oídos y cualquier luz reflejada y absorbida por los objetos puede achicharrar las retinas. Cualquier desazón sentimental o laboral puede destruir tejidos; cualquier variación meteorológica puede generar destrucción interna; la humedad puede poner en peligro las articulaciones, por más que estén siempre mojadas.
El Sistema Neuroinmune está hipersensible, intolerante. Eso no es lo malo. No sabe que está operando de modo insensato. No detecta ni corrige sus errores. No distingue las setas comestibles de las venenosas, el humo de un fuego controlado doméstico del de un incendio. Activará la alarma cada vez que alguien intente encender la chimenea o un cigarrillo.
Dicen que a la sensibilización central insensata se llega por muchos caminos. Genes, estreses, desánimos, alimentos, necrosis del pasado, estilos psicológicos catastrofistas, estigmatización social…
Se pasa por alto el aprendizaje de lo que es y no es peligroso, guiado por la información experta.
– Tiene usted migraña. Ha nacido con neuronas hipersensibles. Su paz no es de este mundo.
– Tiene usted la columna hecha un asco. No se mueva.
Cascos, gafas de sol, rodilleras, tobilleras, bastones, bandas de kinesiotape, mascarillas, bufandas, protectores gástricos, ibuprofenos, pastillas para dormir, antidepresivos, tranquilizantes, agujas, masajes, memoria de moléculas…
– Medicalícese. Siga nuestros consejos y nuestras terapias. Si no funcionan, le ofreceremos otras, de última generación.
El organismo no nace inteligente ni existe garantía de que acabe defendiéndose de modo sensato.
Los intereses del individuo pintan poco. Lo que manda es el miedo, la incertidumbre.
La cultura experta es la proveedora de inteligencia, de sensatez… o debería serlo.
Hay mucho dolor, mucho más del que se justifica y explica biológicamente.
Hay mucha sensibilización central. Hay mucho error evaluativo.
El sentido común neuroinmune cada vez está más complicado.
Está hipersensible.
Quizás está mal educado.
Know pain, no pain.
Esto me viene a pelo. Ayer llevé ami hija de 13 años al traumatólogo porque me dijo que desde hace dos semanas le dolían los hombros y en el derecho se extendía hasta el codo el dolor. Ella hace tenis de competencia y los ejercicios se han puesto más duros, coge más peso, lanza pelotas como bala y pues como jugó 6 horas seguidas en un torneo el dolor la incomodó.
El médico la examinó minuciosamente, cada músculo del hombro espalda, brazos. Al tacto le dolía la bursa, el bíceps, triceps, codo y otros más que no recuerdo. Le dijo que tenía un hombro más desarrollado que el otro, en la espalda halló una seríe de asimétricas musculares, le dijo que sus piernas eran chuecas, que tenía la columna chueca (escoliosis!), fascitis plantar, las rodilla separadas y un largo etc de cosas que al salir de la consulta mi niña me dijo, mamá estoy deforme. Le dijo también que cuando la máquina (refiriéndose al cuerpo humano) tiene ciertas deficiencias por más que le guste algún deporte sencillamente no responde.
Le dio relajantes musculares, plantillas para los pies porque dijo que no pisaba bien, que el talón de aquíles debe estar perpendicular al piso y no lo estaba.
Le hundió en la parte superior de la nuca y le dolió y dijo que estaba muy estresada y llena de contractura por toda la espalda.
En realidad yo a pesar de todo lo que he leído, salí un poco mal de la consulta. Solo fuimos por el dolor y a saber si no había algún desgarro, cosa que al examen clínico, dijo que no le parecía.
Salí callada pero le vi la carita a Isamara que estaba entre triste y confundida.
Pienso que si las asimétricas no son importantes, el médico no debe decirlas, no sabe cómo el otro tomará las cosas. Y no sé hasta qué punto su dolor sea justificado, o sea meramente un proceso adaptatvo al peso y técnica nuevas y su sistema evalúe como peligroso este nuevo estado.
Pero lo que sí sé, es que todos somos asimétricos y ello no tiene porque influir en su rendimiento. Le dije eres normal, no tienes nada. Vamos que te pongo el hielo para ayudarte con el dolor.
Más y más educación en neurobiologia de un experto para padecientes y para profesionales. Gracias Arturo.
Soy profesional de la salud,
Convivo con la incertidumbre, soy médico.
Me sumo a Unai. Todas las entradas interesantes y útiles. La de hoy insuperable.
Gracias Arturo. por persistir y no cansarte de extender tu conocimiento
Un abrazo
Magistral, Arturo tus conocimientos y tu manera de transmitirlo es oro para nosotros.
Hola, desde que era niña siempre he tenido mucho dolor de cabeza. A los 23 años me diagnosticaron una Malformación Arnold Chiari en grado I y me operaron. Se suponía que mejoraría pero no fue así. La cabeza continúa y la cicatriz de la cabeza quedó tan gruesa y tirante que mi cuello perdió movilidad y no conseguí recuperarla ocasionandome tensión continua y mucho dolor.
He leído su libro y entendí muchos conceptos. He intentado desviar la atención y potenciar nuestros “opiáceos naturales” y en días tolerantes puedo decir que he conseguido sobrellevarlo. Sin embargo otras veces el dolor es tan horrible que no puedo centrarme en nada. Mi pregunta es, existe un daño? Es decir el dolor producido por el Arnold Chiari podría ser un daño en mi caso? O todo es error evaluativo? Cuando los brotes son asi que puedo hacer si abrir los ojos ya es horrible….?
Isadiogo: He aquí un claro ejemplo de médico nocebo, qué barbaridad!!. Ningún ser humano es simétrico, si eso fuera cierto estaríamos todos retorciéndonos de dolor. Menos mal que eres lectora de este blog para poner sensatez en todo lo que te dijo el médico. Habla con tu hija para que no se preocupe por lo que oyó. De este tipo de cosas se nutre el dolor crónico.