La migraña es la expresión de un modo de actuar inadecuado del cerebro.
El intenso dolor, los vómitos y la intolerancia sensorial aparecen en situaciones de emergencia meníngea (p. ejemplo, infección o hemorragia meníngea), pero en el caso de la migraña no sucede nada en ese espacio meníngeo. Unicamente unos mensajeros (principalmente CGRP) algo aumentados. Estaríamos ante una activación del modo alerta-protección, totalmente injustificada. Una falsa alarma. Real, mortificadora, pero injustificada.
Según los neurólogos, ese cerebro que dispara la alerta-protección sería congénitamente hiperexcitable. Según mi modelo, la hipervigilancia sería aprendida. Los estados de la red neuronal defensiva bailarían al son de lo aprendido. La migraña expresaría un estado evaluativo construido, en gran parte, por la información de expertos.
Existe consenso de que todo puede iniciarse por un fenómeno eléctrico bien conocido en experimentación animal: la denominada “Onda de Depresión Cortical Propagada”, consistente en un apagón de la actividad eléctrica en una zona de la corteza cerebral, que se va extendiendo a una velocidad fija por la superficie del cerebro. En el edificio de gobierno de una ciudad empieza a irse la luz en un departamento y lentamente el apagón se va extendiendo por el resto de los departamentos. Los ordenadores no funcionan. Los servicios que presta el departamento se bloquean. La luz vuelve al cabo de unos minutos, primero por donde se ha iniciado el apagón y todo se normaliza sin ninguna consecuencia residual. Lo más habitual es que el apagón afecte al departamento de la visión. Otras afecta al del lenguaje, o quizás al se la sensibilidad o el movimiento.
El apagón se expresa en la conciencia como déficit visual (aura visual) o del lenguajes, sensibilidad o movimiento. A veces todo queda ahí. Los empleados vuelven a reanudad la actividad al volver la luz a los ordenadores. Otras aparece al poco tiempo el dolor, los vómitos y la intolerancia sensorial. Se ha desalojado la oficina por precaución.
A – (Arturo) La Onda de depresión cortical explica el aura. En experimentación animal se puede provocar esa onda, pero hay que abrir el cráneo y aplicar en la meninge cloruro potásico, glutamato, ácido, es decir, una química que se corresponde con una actividad excesiva de las neuronas de esa zona y que supera la capacidad de las células de la glía de mantener la condición normal. La Onda aparece espontáneamente en la migraña. ¿Qué puede crear ese estado químico que expresa una incapacidad de las células de la glia para mantener las condiciones químicas que necesita la neurona para trabajar?
N – (Neurólogo) Pensamos que determinados grupos neuronales tienen una condición innata de hiperexcitabilidad y cuando se sobrestimulan por condiciones ambientales o estados internos lo hacen por encima de lo normal. No son capaces de habituar, dejar de procesar la información sensorial, aunque sea irrelevante. Permanecen más tiempo activados y sobrepasan el límite de estrés metabólico controlable. Las neuronas se apagan y hay que esperar a que recarguen las baterías.
A – Las neuronas tienen mecanismos para autoregularse cuando se acercan a ese supuesto límite. El “escalado sináptico” (synaptic scaling) es un mecanismo de autoregulación. Cuando un circuito se acerca a ese nivel de excesiva actividad (excitotoxcidad), reduce globalmente su nivel de excitación evitando la saturación , es decir, el apagón.
N – Puede que la condición patológica de hiperexcitabilidad incluya un fallo de ese mecanismo de autocontrol. En cualquier caso pensamos que es aconsejable reducir el nivel de excitación, conseguir un ambiente pobre de estímulos.
A- Es verdad que el cerebro migrañoso tiene problemas para habituar, economizar actividad neuronal dejando de procesar (gastar energía) información irrelevante (por ejemplo los desencadenantes), pero no creo que la evitación ayude a recuperar la capacidad de habituar. La red neuronal puede hacerlo. No veo por qué un cerebro aparentemente normal no puede habituar o, incluso, sensibilizar lo que debe habituar. Convierte en muy relevante lo irrelevante. En mi opinión, opera así por aprendizaje.
N – No sé a qué te refieres.
A – En eso consiste el desacuerdo. Vuestra propuesta lo centra todo en la genética e ignora el complejo proceso del aprendizaje. La conectividad no viene determinada de nacimiento, salvo en los circuitos básicos. Un circuito habituará, evaluará como irrelevante un escenario si aprende a catalogar ese escenario como tal. Se sensibilizará si atribuye un valor de amenaza al mismo escenario. Creo que el aprendizaje, el conocimiento disponible, la información experta, la experiencia, la imitación… pueden hacer que los circuitos neuronales se sensibilicen en vez de habituarse.
N – Puede ser. Nosotros pensamos que el paciente de migraña debe identificar y evitar los desencadenantes, llevar una vida pobre en estímulos, buscar entornos fáciles, tranquilos. Ayudamos con fármacos que reducen parcialmente la excitabilidad…
A – En mi opinión no es lo que debiera hacerse. Esa estrategia potencia la sensibilización, la hipervigilancia. Impide la habituación a lo que debiera habituarse. Si uno se marea en coche debe coger el coche y trabajar la habituación. Lo contrario es potenciar el cultivo de la fobia al coche.
En un estudio reciente los investigadores no consiguieron provocar, en el contexto de la investigación, crisis de migraña exponiendo a los pacientes a los desencadenantes que estaban catalogados como tales por los pacientes.
Dos de los más significados expertos oficiales en migraña escribieron un editorial al respecto en el que cuestionaban la política de evitación.
“Si la migraña es un trastorno cerebral de la habituación a señales sensoriales normales, ¿no debería uno más bien tratar de habituar su cerebro en vez de evitar el desencadenante?”
La conectividad de la red neuronal defensiva se construye a través de conocidos mecanismos de aprendizaje, especialmente poderosos y necesarios en nuestra especie. La habituación, la sensibilización, los condicionamientos clásico e instrumental, la imitación, la experiencia propia y, sobre todo, la información de expertos, deben, al menos considerarse.
Esa es mi opinión.
No sólo genes y desencadenantes.
El cuarto oscuro, los calmantes precoces y los preventivos no son la solución.
Se aprende y se puede desaprender.