Ayer se celebró el Día mundial contra la migraña. Es un día en el que, tradicionalmente, se recuerda al gran público que existe un nutrido grupo de conciudadanos afectados por esta misteriosa e irreversible enfermedad del cerebro, de origen genético, y para la que sólo disponemos de paños calientes o fríos para paliar el sufrimiento, y una serie de consejos de dudosa utilidad.
Muchos pacientes no consultan al médico y se automedican. Dicen los expertos que ese emperramiento puede explicar por qué hay tantos afectados.
Por si hubiera algún iluso que espera librarse del azote migrañoso, se le recuerda que la migraña le acompañará de por vida.
Las mujeres se verán más afectadas por el estigma de los cambios hormonales, contra los que poco se puede hacer.
Debe aceptarse la condición con la que se ha venido al mundo. El cerebro ha salido hiperexcitable y monta la que monta ante cualquier variable física, química, meteorológica, hormonal, emocional, que los no migrañosos sobrellevan sin pestañear.
Los antiepilépticos, betabloqueantes y antidepresivos contendrán a duras penas la tendencia excitable de los circuitos y el analgésico precoz, más o menos específico y más o menos caro y novedoso, aliviará parcialmente el apretón doloroso.
No conviene automedicarse pues eso lleva a la cronificación, al dolor por abuso de los calmantes.
Evítense las emociones. Duérmase siempre lo mismo, ni poco ni mucho. Trabajar lo justo, sin implicarse en exceso. No es aconsejable que a uno le encante su tarea pues el estrés laboral se acumula y se desborda en los fines de semana.
Si la cosa oficial no funciona se puede recurrir a otras prácticas. Cada cual debe explorar sus propias soluciones, aconsejan desde la Asociación de pacientes. Hay quien encuentra alivio con la acupuntura, la quiropraxía, la relajación, al cambio de alimentación, fitoterapia y… ¡oh sorpresa!
…también hay personas que abordan su enfermedad desde la neurociencia, conociendo como actúan las neuronas para convencer a su cerebro de que no ha de sobrereaccionar a un cambio atmosférico o de luz, que no hay una amenaza real en lo que percibe.
La Vanguardia
Algo es algo. Al menos nuestra propuesta figura ya en el cajón compartido de “lo alternativo” en la mente de los pacientes asociados, pero no en la de los neurólogos, que siguen ignorando cuanto aquí se propone, dado que, según me cuentan, opinan que no es sino charlatanería barata.
Un año más, un día de publicidad para la migraña, a favor de ella.
La genética migrañosa sigue siendo exitosa, al parecer. Cada vez hay más ciudadanos que nacen con esa condición.
¿Se nace o se hace?
¿Quizás se aprende?
Y si así fuera, ¿se puede desaprender?
¿Por qué no intentarlo?
No tiene nada que perder… salvo el dolor
Yo diría..” No tiene nada que perder… salvo mil síntomas”.. Aplicado para el resto de sesnbilizaciones centrales.