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Lo inconsciente

El complejo trajín biológico del organismo, la trama de procesos químicos de nuestras células: el filtrado de los glomérulos renales, el intercambio de gases en los alvéolos pulmonares, el flujo de señales electroquímicas en la red neuronal… todo ello es opaco; no podemos observarlo ni sentirlo directamente.

Sin embargo, recibimos en la pantalla de la conciencia sentimientos, percepciones y  emociones; pensamos y decidimos sobre esa compleja maraña opaca de procesos celulares en base a lo que aparece en dicha pantalla.

Lo consciente está referido a lo inconsciente pero no podemos saber directamente en qué manera.

Noto que me pica el antebrazo y ese picor mi invita a rascarme. Soy consciente del sentimiento de picor y de las ganas de rascarme. Conscientemente, decidiré rascarme o aguantarme las ganas. ¿Qué procesos celulares se han producido para que de esa trama inconsciente emerja en la conciencia el sentimiento de picor y las ganas de rascarme?

No es posible saberlo directamente. Hay que indagar, por uno mismo o con la ayuda de expertos.

Sean cuales sean los procesos inconscientes que subyacen al afloramiento en la conciencia del sentimiento consciente de picor, no cabe duda de que esos procesos dan como resultado la incitación al individuo para que se rasque. ¿Motivos? Puede que se haya detectado la presencia de un parásito o un tóxico químico pero puede también que no suceda nada amenazante en la piel, que justifique y explique la presión del organismo a que nos rasquemos, poniendo incluso en peligro la integridad cutánea, si el rascado es violento.

El mundo consciente no desvela la actividad inconsciente celular. Se limita a presentar al individuo una propuesta conductual, en base a lo que se integra del resultado de toda esa trama de procesos opacos.

Las neuronas extraen datos de los resultados de la actividad celular, de la realidad interna, pero no se limitan a evaluar esa realidad sino que anticipan posibles estados, imaginan perjuicios y beneficios, sin garantía de acierto. El mundo consciente reflejará siempre la síntesis de lo que sucede y lo que se imagina, sin ninguna información que permita al individuo saber cuánta dosis de realidad contiene cada sentimiento consciente.

– Sólo sé que me duele. Aquí, ahora y en esta circunstancia.

Correcto.

– Me han hecho la historia clínica, me han explorado. Los estudios complementarios son normales. Me dicen que no tengo nada patológico.

Correcto.

Luego… previsiblemente el síntoma, el dolor, el picor, el cansancio o cualquier otro  corresponde a un estado evaluativo que se refiere al mundo imaginado.

El profesional debe valorar la salud de los tejidos. Si no encuentra nada que justifique y explique biológicamente el «síntoma», debería ocuparse de la salud evaluativa, de la idea de organismo que el organismo imagina.

– No tiene nada patológico. Su organismo trabaja en un estado referido a sucesos imaginados. Hay que recuperar la convicción de salud, eliminar la alerta por temor al daño.

– No estoy preocupado. Ya sé que no tengo nada, pero me duele…

– No es usted, su consciente, el responsable. Lo que usted recibe en la conciencia es el efecto de un complejo proceso evaluativo, absolutamente inconsciente, del que sólo conocemos, a través de su relato («me duele»), que el organismo evalúa una determinada amenaza, aquí, ahora y en esta circunstancia. Nuestra función es la de descartar lo patológico y, una vez descartado, ayudar a su organismo a recuperar un modo evaluativo más razonable.

A través de la conciencia podemos aportar nueva información, nuevas experiencias, que hagan más saludable, más racional, el proceso evaluativo, inconsciente.

– ¿Qué me recomienda?

– Utilice el ámbito consciente para informarse, para comprender el proceso y decidir actuar desde ese conocimiento.

Ignorar lo inconsciente dejándose llevar por las apariencias del mundo consciente, no es saludable.

– Cuídese. Ilústrese en Biología, en lo inconsciente.

 

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1 comentario en «Lo inconsciente»

  1. Hola arturo! desde hace unos meses hemos comenzado a leer tu blog, (fuente de nuestra inspiración y nueva pasión) Mi novio enfermero y yo fisioterapeuta hace mucho tiempo que nos ayudas a darle un nuevo enfoque a nuestras profesiones y te estamos inmensamente agradecidos. Leyendo este post me he aventurado a escribirte, hace unos 3 o 4 años , cuando me encontraba en el gimnasio me dio mi primera crisis me comenzó a picar toda la barriga, espalda brazos de una manera feroz, desde entonces sin motivo aparente algunas veces cuando hacia ejercicio aeróbico , me volvía este picor inhumano que duraba al rededor de 5-10 minutos y que desaparecía y volvía otra vez cuando se le antojaba, pensé en acudir al medico, le preguntaba a mis amigas porque podía ser, me hablaban de alergia a mi propio sudor, alimentación inadecuada, menos mal que no le he dedicado mucho más tiempo a preocuparme por este pequeño error evacuativo de mi cuerpo, pero hace unos días me volvió a dar sin motivo aparente, gracias a todo lo estudiado en tus blogs y cursos, luche y mientras realizaba el ejercicio aeróbico , sudada y muriéndome de picor en la tripa, me decía, «Anna no hay ningún motivo visible para que te pique el cuerpo, todo va bien , puede que sea un error evacuativo de tu cerebro, encanto dejes de saltar esto parara, continua el ejercicio y posteriormente te sentirás mejor.» Funciono, no conseguí aliviar mi dolor durante el ejercicio pero al segundo de parar mi cuerpo dejo de picarme atrozmente. GRACIAS POR TUS ENSEÑANZAS

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