Tendemos a interpretar a los síntomas como expresión de enfermedad, lesión o disfunción.
Sin embargo los síntomas no informan de esa supuesta enfermedad sino del estado del organismo, lo que está haciendo para protegerse. Esa enfermedad puede ser real o imaginada. Habrá que averiguarlo en cada caso.
El picor cutáneo no nos informa de una enfermedad de la piel sino de que el organismo está protegiéndola y ha activado la motivación al rascado, independientemente de que exista algo amenazante donde sentimos el picor.
El hambre no informa del estado de nutrición sino de lo que el organismo “quiere” que hagamos: comer, aunque nos sobren varios kilos de reserva grasa.
Ni el dolor, ni las nauseas ni la intolerancia sensorial de las crisis nos informan de una supuesta enfermedad-lesión-disfunción en la migraña. Se limitan a expresar en la conciencia un estado de evaluación de amenaza, en este caso no justificada.
Cada síntoma contiene una historia evolutiva que lo liga a determinados estados de amenaza. El organismo ha ido seleccionando, a lo largo de millones de años, un síntoma, un sentimiento específico para cada agente o estado amenazante.
El síntoma contiene una propuesta conductual. Incita al individuo a hacer o deshacer, evitar, algo.
Quédate quieto; huye; descansa; busca un sitio frío; uno caliente; ráscate; come; bebe; elimina lo que has comido; para ya de comer; no tengas ganas de hacer nada; quédate en casa; no hables con nadie; estate atento; ten cuidado…
A través de los síntomas los profesionales pueden elaborar hipótesis sobre lo que pudiera estar sucediendo en ese organismo.
Básicamente lo que el profesional debe evaluar es si ese estado protector del organismo está justificado o es solamente un producto de la imaginación.
Sea la amenaza real o imaginada, los síntomas son siempre reales y únicamente quien los padece los conoce.
El dolor proviene evolutivamente de incidentes de muerte violenta de los tejidos (necrosis) o de estados y agentes que pueden provocar esa muerte si no se evitan inmediatamente.
El picor, de la convivencia con parásitos y moléculas tóxicas, a flor de piel.
El hambre, de la escasez de alimento.
La sed, de la escasez de agua.
Las nauseas, de haber ingerido algo contaminado por toxinas o malos bichos.
La intolerancia sensorial de la comprobación de que ahí fuera corremos peligro.
Los profesionales hemos construido a lo largo de nuestra historia evolutiva, un amplio y contradictorio conjunto de explicaciones para los síntomas, agrupados en ocasiones en síndromes (etiquetas).
Los síntomas migrañosos evocan en cada paciente alguna de las hipótesis sugeridas, dando por sentado de que si hay síntomas hay lesión-enfermedad o disfunción, pero es una conclusión errónea.
¿Hay síntomas? Averigüemos qué sucede en el organismo, guiados por ese conjunto de sentimientos relatados por el paciente.
Si no hay nada que justifique biológicamente (evolutivamente) la activación de ese estado de alerta-protección, expresado en la conciencia como el síndrome migrañoso, lo que se debe hacer es tratar de modificar es estado evaluativo y no proponer supuestas enfermedades o disfunciones.
El organismo, en los tiempos de la sabana, se hacía sensato, pues cada propuesta conductual se afinaba con la experiencia (error-ensayo-error).
En los tiempos actuales el garantismo permite y promueve la activación de propuestas conductuales de consumo o protección, desmedidas, innecesarias. No pasa nada. Se sufre, pero no hay riesgos.
Dolor, vómitos, intolerancia sensorial, cada dos por tres. No hay problema.
Eso sí, ese organismo asustado y consumidor exigirá la conducta “terapéutica” para la que ha sido instruido y hasta que no se consume seguirá berreando como un recién nacido.
– Intento no tomar el calmante y hacer vida normal pero al final debo tomarlo e irme a casa, al cuarto oscuro.
“El garantismo promueve conductas de protección desmedidas”. Me parece que ésta es una de las claves para desmontar la reacción migrañosa. Hay que perder el miedo y renunciar a tenerlo todo controlado; vivir sin tener garantizada la indemnidad. Muchas gracias, de nuevo, Arturo, por estos textos tan esclarecedores.
Una vez más, enhorabuena!
Tan claro, tan informativo.
Muchas gracias!
Recuerdo que una vez un allegado me hizo la siguiente pregunta:(que alguna vez me había hecho yo mismo)
¿Por qué si el ácido es necesario en el estomago para efectuar una correcta digestión disminuimos su secreción con inhibidores de bomba de protones?(los famosos y polémico s Omeprazol y compañía…
La pregunta llevaba escondida otra
¿Si a una función fisiológica le quitamos poder que va a ocurrir con los procesos que dependen de ella?
El profano que la hizo tenia en parte mucha razon aunque tuve que razonarle que solo debería anularse esa función si el sujeto corría riesgos de úlceras o hemorragia gastroduodenal….
Pues bien al final, con el uso extensivo( ardores sin estudio de causa) o usos antes de incluso que aparecieren…
de los mal llamados”protectores gástricos” bajo la ideología del garantismo hemos acabado teniendo problemas menores por ahora cómo deficits de magnesio, fracturas en exceso, infecciones por gérmenes que estaban controlados con dichos ácidos suprimidos etc…
Creo es un ejemplo paralelo
Hola Arturo,
Tengo migraña desde que tengo uso de razón, con los años se han ido cronificando, ahora tengo 54 años.
Hace dos meses encontré por casualidad tu libro, me has abierto un horizonte nuevo!! Desde entonces tengo Grandes charlas con mi cerebro, mis migrañas van disminuyendo progresivamente ( tenia unas 4 por semana y ahora he logrado estar unos 10 dias sin “mi amiga”) aún asi cuando la tengo intento no tornar nada pero despues de unas 15 horas de dolor intenso me tomo el triptan , pues me entra el miedo de pasarme 3 dias con el dolor.
Mi pregunta és, si tomo el triptan no conseguiré desacerme para siempre de las migrañas?
Gracias y un abrazo sincero!!!!
Montse: ya digo en el libro que no se debe hacer de la toma del calmante una cuestión solemne, heroica. Escribí hace tiempo en el blog una entrada: “La toma de la pastilla”. sobre el particular.
Céntrate en el conocimiento y la aplicación tranquila a la vida diaria, con o sin calmantes.
Saludos
Josep: como siempre, concuerdo con tu reflexión. Evidentemente, si nos aplicamos a disolver síntomas, generaremos un modo funcional somático sesgado, hipervigilante, demandante, adictivo, intolerante, sensible.
Tu lo has dicho Arturo
intolerante y adictivo
Sabemos los que nos dedicamos a la medicina que al final los protectores ( mal llamados así ), se tomaban sin siquiera comprobar que un antibiótico iba a provocarnos un supuesto “ardor de estómago “.
Al final pasó lo que tenía que pasar bajo el beneplácito del galeno:
Se tomaban hasta para una galleta Maria
Gran parte del desaguisado proviene del consejo experto… que ahora tratamos de desmentir…
Pero ahí no queda todo
Como se ha comprobado , la retirada del omeprazol and co. generaba secreción ácida de rebote con lo cual emergia en el paciente un sesgo de confirmación…
“Ya le dije que no podía prescindir de éste doctor…”
En fin
Estaba pensando que mi mamá me dice que cuando hace frío uno se enferma. Ahora estamos con lluvias en invierno y tenemos mucha humedad, tanto que se dice que en Lima los peruanos tenemos branquias en vez de pulmones. Y pues me duele la garganta.
Qué tan cierto es que el frío nos enferma?
Me cuestiono que lavar los platos estando con dolor de garganta o agarrar cosas heladas enferma más. Hace doler más la garganta.
Me preguntó qué tiene que ver qué tome algo frío con las manos y duela la garganta.
Es una creencia? Es una realidad?
Aquí sí estas resfriado no te dejan comer nada helado. En otros países chupan hielo para el dolor de garganta.
Qué es lo que realmente nos hace el frío?
Duele el reumatismo con el frío? La artritis? Etc?
Me he comenzado a cuestionar todo lo que dicen, desde que comencé a sanar de la SQM.
No quiero transmitir a mis hijos los mismo a temores que me transmitieron mis padres totalmente PAS.