El problema pavoroso del “dolor crónico”, o mejor dicho, del dolor sin explicación ni justificación biológica, necesita con urgencia un proceso serio de alfabetización en lo que se entiende como “educación en Neurofisiología del dolor”
En este blog intento cumplir con ese objetivo y una de las tareas es evaluar la información que sobre el particular aparece en los medios.
En el marco de las charlas TEDx, un conocido divulgador de Neurociencia expone conceptos y propuestas que, desde lo que sabemos hoy día a “neurociencia cierta”, son erróneos y/o discutibles.
Después de justificar la necesidad de explicar la Neurobiología del dolor para afrontar el drama del dolor inexplicado, comienza a desgranar conceptos que contienen errores de bulto:
“Si queremos entender el dolor tenemos que irnos también a la nocicepción que es nuestra capacidad de sentir el dolor…”
Incorrecto. La nocicepción no detecta el dolor sino el daño consumado o inminente. El dolor no se genera en los tejidos sino en un conjunto de áreas cerebrales, de cuya activación conjunta y sólo desde esa activación, surge en la conciencia el sentimiento “dolor”.
“El sentido del dolor, un sentido formado por nervios distribuidos por todo el cuerpo y que expresan nociceptores, los receptores del dolor…”
No existe ningún sentido del dolor. Los nociceptores detectan información molecular de daño necrótico celular consumado o inminente (estrés celular) o estados físicoquímicos nocivos (mecánicos, térmicos y químicos).
“La información generada por los receptores de dolor llega a unas partes del cerebro que procesan el dolor .Ese procesamiento hace que lo sintamos…”
Reincide en el error. El dolor, parece sobrentenderse, se forma en los tejidos. Los “receptores” lo detectan y conducen hasta el cerebro y allí se procesa para que podamos sentirlo. Todo incorrecto.
Al cerebro le llega información continua sobre estado de los tejidos. A veces sufren daños o amenazas. Esos daños y amenazas son detectados por los receptores correspondientes de las neuronas nociceptivas, y se codifican en un tren de señales electroquímicas que llegan a los centros que pueden evaluarlas y generar respuestas de protección: el dolor es una de esas respuestas. Un output, no un input.
Cita a continuación el caso de la “sensibilidad congénita al dolor”. En mi opinión debiera denominarse “insensibilidad congénita al daño”, no al dolor.
Finalmente expone su explicación del por qué de la epidemia actual de dolor: el estilo de vida moderno que hace que aparezca el dolor para avisarnos y protegernos. Todo puede generar dolor, no sólo los estímulos físicoquímicos que activan los nociceptores.
Segrega el componente discriminativo del emocional y hace referencia a una frase: el dolor es inevitable, sufrir es opcional…”
El dolor genera emociones negativas y estas emociones negativas lo amplifican. El cerebro va afectándose cognitivamente, la capacidad de afrontamiento se reduce…
¿Solución?
Mantener en lo posible el optimismo, la lucha por llevar vida normal y, sobre todo, hacer visible socialmente el sufrimiento, relatarlo, perder el pudor.
En fin, esto es lo se divulga en nombre de la Neurociencia moderna.
Por un lado están las terapias con “evidencia científica” y por otro los hallazgos de neuroimagen que muestran la interacción profunda del dolor con “lo emocional”.
Ninguna referencia al aprendizaje, a la construcción de emociones al calor de la instrucción experta, el miedo, la desinformación, la cultura rampante del dolor…
La charla no ayuda. Generará un impulso compasivo transitorio en los oyentes pero, en el fondo, perpetúa los errores de bulto:
- El dolor surge de los tejidos: “receptores de dolor”, vías de dolor, procesamiento del dolor…
- El dolor expresa todo tipo de estados emocionales negativos. Es el modo inespecífico con el que el cerebro nos informa y protege de todo aquello que la red neuronal evalúa como “mala vida”, en los planos físico, psicológico, “emocional”…
Realmente decepcionante pero sintomático del estado de la divulgación neurocientífica en este apartado.
Creencias, expectativas, aprendizaje tutelado por información experta…
Al parecer no cuentan…
Eso también es Neurociencia.
Muy interesante !!…. pero hay puntos de vista complementarios: el dolor como distracción, como ocupación , como preocupación.
La principal misión del cerebro es garantizar la vida (y perpetuar la especie). Cuando el cerebro detecta amenazas físicas (una llama, un cable eléctrico,…) envía dolor para que nos apartemos de un peligro potencialmente destructor.
Pero cuando el cerebro detecta amenazas emocionales también envía dolor para mantenernos “alejados” de tales amenazas. Los sentimientos y emociones “malas” y “perversas” son las peores de esas amenazas, siendo el auto-odio el peor de sus representante. El incipiente y todavía inconsciente auto-odio, auto-desprecio, “no valgo para nada”, “soy una verdadera mie….” es detectado por el cerebro protector, el cual nos envía dolor para evitar que esos pensamientos “letales” se vuelvan conscientes. El dolor es una bendición porque puede evitar que caigamos en la depresión … y, más adelante, en la autodestrucción. ¡El dolor como garante de la vida!.. porque del auto-maltrato emocional al auto-maltrato físico (la anorexia, el suicidio) hay un solo paso.
Vivir sin dolor (y sin depresión ni autodestrucción) es posible… siempre y cuando aceptemos que dentro de nosotros no está solamente esta persona ideal y perfecta que nos gusta ser y que queremos que los otros crean que somos… sino también un personaje deleznable, nuestra “sombra”, nuestros demonios y fantasmas, un tipo repugnante, vil, y mendaz capaz de las peores acciones.
Si somos capaces de poner fin a una guerra civil interna devastadora, si firmamos la paz… el auto-odio y el auto-maltrato emocional desaparece, el dolor cede y la depresión se aleja.
Gracias por llegar hasta aquí !!!
mbo: no comparto su opinión. Si bien es cierto que dolor y depresión coinciden y se potencian, desde el punto de vista evolutivo tienen un significado distinto.y debieran analizarse por separado. Gracias por la reflexión
“Cambiar de paradigma” no es fácil… Escucho y leo a muchos compañeros médicos y fisioterapeutas que a pesar de un cierto entusiasmo y de la verdadera voluntad de reproducir en su discurso “la revolución” que al nivel internacional (es decir en idioma inglés) y mediático (contando las publicaciones científicas) lideran Moseley, Butler, y un par de otros, siguen hablando del modelo de siempre, añadiéndole una dimensión emocional que “disminuiría el umbral del dolor” (o cosas en el estilo). La confusión de los expertos confunde a los menos expertos. Y muestra que las creencias tienen “la piel dura” como se dice en francés. Sugiero, Arturo, que de vez en cuando, trates de explicar con ejemplis concretos lo que dice “la neurociencia actual”. Sé que es un blog de vulgarización, pero creo que es tiempo para que poco a poco se den informaciones fundamentales aunque básicas para que el imaginario se alimente de producciones más “justas”. Porque la palabra “neurociencia” hoy en día se invoca como garantía de verdad sobre el humano (reducido a su cerebro), y sirve para justificar cualquier discurso ideológicamente orientado o sencillamente tradicionalista. Suerte y otra vez muchas gracias.
Hola Arturo,
Dices que la charla no ayuda… Yo creo que es tremendamente desesperanzadora aparte de incorrecta desde el punto de vista científico.
Mensaje de fondo: dolor crónico? Está usted condenado.
Resumen: ..el dolor es en gran parte inevitable y el sufrimiento a veces también… apañese con algo de optimismo y emoción positiva aunque tenga claro que es un parche porque mejorará tímidamente la situación de un momento concreto no asì el pronóstico ni la evolución… A lo mejor no se pueden ni generar emociones positivas porque el cerebro se ve seriamente afectado en su materia gris… Exprese su sufrimiento y cuèntelo (se intuye que desde la perspectiva de irreversibilidad y desde una construcción narrativa de más convicción de enfermedad, de más amenaza percibida).
Pronósticos condenatorios, etiquetas mortificantes, diagnosticos claustrofobicos, información sensibilizante … No hay derecho a secuestrar la vida de nadie, no solo se trata de ciencia, sino de responsabilidad.
Dice el ponente que hablar de dolor es tabu…no lo creo… es tabu hablar de la iatrogenia de la instrucción recibida por profesionales de la salud, de las construcciones sociales de la nocion de enfermedad, del peso de los modelos transmitidos a los pacientes… Como si todo eso no tuviera que ver con el cerebro….
Gracias Arturo por poner el contrapunto a todo este despropósito.
Hola Arturo
Después de leer muchas entradas, compruebo que de forma muy resumida las herramientas que tenemos los que padecemos algún tipo de dolor crónico son el conocimiento de cómo se genera el dolor, pedagogía en definitiva y perder el miedo al movimiento, hacer una vida más o menos normal sin tener miedo a moverse, levantarse, trabajar, etc…Pero que ocurre cuando se hacen este tipo de cosas , o quizás más de lo que es una vida normal, más natación, más bici, más yoga, entiendes la pedagogía del dolor y aún así el dolor continúa? . No se valora la posibilidad que estos estados de ansiedad y preocupación que normalmente pasamos sean capaces de perpetuar el dolor.? Las emociones no influyen para nada .?
Raquel Martin: gracias a ti por este este contundente comentario, que suscribo totalmente.
Fancisco: la emoción más relevante es el miedo, la incertidumbre sobre el resultado No hay pautasni métodos. La ansiedad y el estado de desánimo son obstáculos innegables pero sigo pensando que las herramientas a nuestro alcance son el conocimiento, la convicción y la exposición gradual a la actividad normal, desde la convicción de que no ponemos en peligro a los tejidos.,
Pierre Fabre: efectivamente mi intención es la de vulgarizar, explicar conceptos al ciudadano del modo más sencillo posible. Eso no excluye que, de cuando en cuando, me ocupe de cuestiones técnicas. Pensaba que así lo venía haciendo. Tendré en cuenta tu reflexión.
Veo que hay personas que mejoran de la migraña y fibromialgia con antidepresivos y lirica por ejemplo, imagino por la acción que tienen sobre el SNC. Son válidos estos tratamientos para otro tipo de dolor crónico?
Gracias
si no estoy equivocado, el Dr. Schubiner conecta claramente depresión con emociones:
https://www.amazon.com/Unlearn-Anxiety-Depression-First-Chapters-ebook/dp/B00LMM3SLI/ref=la_B00NCGT7NK_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1524071202&sr=1-2
Viernes, 20 de abril, me levanto con dolor en el ojo derecho. Típico dolor… Pero hoy soy positiva y afronto el día pensando que se irá, trabajo 8 horas pensando que estar entretenida me vendrá bien y ayudará a calmar esa punzada intensa en mi ojo. No voy a tomar nada porque hoy es mi avomoañante pero se irá sola. Las horas pasan. No lo consigo. Medito. Descanso. 10 horas después el dolor es aún más intenso, parece que se me va a salir el ojo. No puedo hacer nada más que desesperada tomar un Triptan para que me ayude a mitigar esta sensación, este dolor. No siento ningún remordimiento porque lo he intentado. He sido positiva. He seguido los consejos de Sefora. Los consejos de Arturo pero he tenido que recurrir a la “pastilla”.
Me encanta leerte y me quieto creer e intento intetioizar todos tus artículos para desprender la migraña pero lo veo muy difícil, hay días que el dolor se instaura y se apodera. No sé cómo debería hacer. En algunas ocasiones consigo controlar el dolor y me despido de él pero hay veces, como hoy que es imposible. Qué se puede hacer? Qué no hago bien? Gracias por tus artículos Arturo.
Gugu: hoy tenemos revisión de un grupo de pacientes. Les leeré el comentario y te contaré lo que responden.
Gugú: he escrito la entrada hoy, respondiendo a tu comentario. En el curso comentaron que, quizás, ponías demasiada carne en el asador, demasiada ansiedad por conseguir el objetivo de que no duela. Tambien opinaron que lo de la positividad no ayuda. No tires la toalla. Explora. Cambia de actitudes…
Arturo: Muchas gracias por tu interés. Lo he leído esta mañana y sin ver esta respuesta identifiqué en tu artículo la referencia a mi comentario del viernes. Lo tendré en cuenta como ya he escrito. Me llama la atención que te digan que “la positividad no ayuda” pero entiendo que alguna razón de ser habrá detrás.
Continuo mi aprendizaje con mis lecturas y mi curso pero cuando tenga posibilidad de hacer alguno en Madrid contigo (si existiese esa posibilidad) me encantaría poder asistir.
¡Feliz semana!