El dolor es una percepción aversiva y protectora...
Una percepción es una construcción cerebral compleja que integra en cada momento toda la información disponible para atribuir un significado a la realidad y ofrecer un conjunto de opciones de interacción.
Aprendemos a percibir, a construir contenidos de conciencia.
Los ojos no bastan para ver. Contienen una matriz de sensores que se limitan a convertir la radiación electromagnética que les llega, procedente de la luz absorbida y reflejada por los objetos, en señales eléctricas (potenciales de acción) que se conducen a los centros de procesamiento (aprendizaje). A través de la interacción del organismo con el universo real, la red neuronal va construyendo patrones que permiten interpretar lo que sucede ahí fuera , atribuir significados, hacer predicciones, preparar programas motores.
Los ojos no ven. Facilitan material para habilitar el aprendizaje visual.
Hay estados de energía térmica, mecánica y química que son nocivos. Pueden destruir tejido. Una red de neuronas especializadas en detectar estos estados, la red nociceptiva, los convierte en señales eléctricas (potenciales de acción)
Esta red nociceptiva es el equivalente al ojo.
El ojo detecta luz (radiación electromagnética). La red nociceptiva, energía mecánica, térmica y química, nociva.
Tanto la luz como la energía nociva se convierten en las neuronas sensoras en señales eléctricas. Es lo que llega a los centros de procesamiento: electricidad.
Con ese material la red neuronal va aprendiendo a construir significados. Esos significados se convierten, de modo misterioso y desconocido, en contenidos de conciencia, percepciones.
La red nociceptiva no detecta peligro. Sólo estados de energía nocivos. Es la red de procesamiento la que aprende a atribuir peligrosidad a esas señales que le llegan de unas neuronas determinadas.
Los objetos no ven y los tejidos no duelen. Los objetos se limitan a reflejar la parte del espectro de luz que no ha sido absorbida. Los tejidos se limitan a liberar moléculas señal cuando son destruídos o están en peligro de destrucción inmediata, y las neuronas vigilantes (nociceptores) detectan los estados de energía nociva presentes en su campo receptor.
Los tejidos se mueren o estresan. Los nociceptores detectan la amenaza consumada o inminente y generan un tren de señales informativas.
El dolor expresa un estado indeseable. Por ello contiene un afecto negativo, aversivo, que obliga a considerar amenaza en la zona objeto de la atención de la red defensiva, .
En los tejidos, sólo muerte consumada o inminente. En las neuronas vigilantes de cada rincón, sensores de peligro para evitar que se consume la muerte celular (incluida la de las propias terminales neuronales vigilantes). Si no se evita, las terminales sanas de las neuronas vecinas detectan la incidencia letal, a través de moléculas señal (DAMPs), y generan un tren de señales eléctricas (potenciales de acción) que se conducen a los centros de procesamiento-evaluación respuesta.
En función de ese procesamiento, del contexto, de lo que se haya aprendido, aparecerá o no la percepción de dolor en la conciencia. Esa percepción contiene en su cualidad la propuesta de una acción de protección.
“El dolor es una percepción aversiva y protectora…”
Surge del aprendizaje de cada cual, de la narrativa de cada escenario.
Los músculos, el estómago no duele. Pueden dañarse o estar en peligro.
No hace falta que haya peligro real en ese momento, lugar y circunstancia.
Basta con que la red neuronal defensiva haga una predicción de peligrosidad. En la conciencia aparecerá la percepción aversiva y protectora específica del dolor.
La información sensorial es parcial, ambigua, insuficiente. No facilita señales de peligro futuro. Hay que aprender a predecir, a rellenar los huecos que dejan los sensores de lo real.
El dolor es siempre real, el producto de un patrón de actividad electroquímica en un mapa cambiante de conectividad. No surge de algo inmaterial. Es siempre consecuencia de un soporte físicoquímico.
No podemos equiparar dolor y daño.
Primero evaluemos posibles daños que explican y justifican la evaluación de amenaza.
Si no hay daño que explique y justifique esa evaluación, analicemos el porqué de ese error evaluativo que no aporta mas que sufrimiento e invalidez improductiva.
– Me duele
– No tiene usted nada dañado.
– Qué bien. Proyectaré esa información a la red y trataré de enfriar el miedo aprendido.
Hay que cuidar la función evaluativa. Nos puede convertir la vida en un infierno.
No basta con el ejercicio, la alimentación, la relajación.
Hay que implicarse conscientemente en la función evaluativa, en esa historia que se va construyendo sin descanso sobre el organismo que habitamos.
Puede que, en muchos casos, esté más sano de lo que parece.
La conciencia no es fiable.
La percepción dolor, tampoco.
No siempre que duele hay una zona que necesita protección.
Es este escrito, a mi pobre parecer, muy importante, hay muchos tecnicismos, como en todos, que no entiendo. Si me ha quedado claro, como resumen, y creo que más importante, que el dolor siempre es dolor, pero que puede no ser real. Que podemos estar sanos y tener tal dolor que nos haga llevar una vida de constante sufrimiento, como es mi caso . Que puede ser un error evaluativo y que hay que analizar el por qué de ese error y evitar el miedo y que hay que implicarse conscientemente en esa función evaluativa
He de confesar que tengo miedo de no saber hacerlo. De no tener herramientas para poder llevar a cabo esa tarea, que ahora me parece muy difícil, después de un proceso largo, muy largo, de constante dolor por completo invalidante , en el que mi cerebro habrá aprendido muchos errores . Tuvo mucho tiempo y más
También soy consciente de que ese miedo también obedece a otro error evaluativo
Como desaprender tantos errores? Con qué herramientas?
Es una cadena constante
Que difícil!!!!
Pero también se que aún estoy comenzando , que el proceso puede ser largo, costoso, a veces frustrante, que mi caso es, como ya bien me advertisteis, muy didicil. Pero soy constante, tenaz, con mucha fuerza de voluntad y que pongo, como se suele decir, toda la carne en el asador y que si otros lo consiguen, por qué yo no?
Espero conseguirlo con vuestra ayuda
Muchas gracias
Angeles. el dolor siempre es dolor y siempre salvo mentira intencionada, es real. Lo que no es real en muchos casos es el daño en la zona que lo sentimos.
El miedo se combate con el conocimiento. Los síntomas expresan en la conciencia lo que el sistema neuroinmune evalúa, a veces acertadamente y otras, equivocadamente. La alergia al polen expresa la opinión del sistema inmune sobre la peligrosidad del polen. Lo que produce la respuesta alérgica es el error, no el polen, que es algo inofensivo.
El miedo siempre paraliza. Intenta evitarlo: miedo a no conseguirlo. Miedo a no dormir, miedo a que el avión se caiga… Conociendo la situación real, la probabilidad mínima de que nuestro miedo esté justificado… Lo que sucede es que tenemos miedo adicional al propio dolor, al sufrimiento, a la incertidumbre de conseguirlo. En mi último libro, Sapiens, ma non troppo, escribió mi nieta el prólogo. Cuatro líneas torcidas con faltas de ortografía. Explica con la sencillez infantil (8 años) cómo consiguió librarse del dolor, recordando lo que le habían contado sus padres…
Las herramientas son el conocimiento, la gestión de la atención, el control emocional, la representación interna de lo que está sucediendo en la cabeza, es decir, nada.
El hecho de que lleves muchos años no influye en absoluto. Casi todos nuestros pacientes de los cursos son casos crónicos, desesperados que ya lo han probado todo. Tienes que dejar de inculparte, controlar los pensamientos intrusivos, catastrofistas. Vete con calma, poco a poco, masticando bien las ideas, utilizando las metáforas.
Espero que vayas dando pasos. Saludos