El dolor, para el paciente, es… dolor, esa experiencia sensorial y emocional desagradable (IASP) que todos conocemos y no necesitamos que nos la describan para saber de qué estamos hablando.
Sucede lo mismo con la consciencia, esa percatación que tenemos de nosotros mismos, que todos conocemos y no necesitamos que nos la describan para hacernos una idea de qué va.
Otra cosa es relacionar el dolor con los procesos biológicos que lo sustentan, que lo hacen aflorar en la conciencia.
Para el paciente está claro: algo no va bien.
– Voy al médico para que me diga por qué me duele y me dé algo para que se me quite.
Nadie va al médico a preguntar ¿Qué es el dolor?
¿Por qué? y ¿cómo lo evito? Esas son las preguntas.
Sin embargo es fundamental que el paciente conozca el entramado neuronal del dolor.
Aunque no lo pregunte ni requiera, debemos hacer una mínima pedagogía sobre el sustrato físico de esa experiencia sensorial y emocional desagradable…
El ciudadano debiera conocer ya ese mínimo ABC biológico del dolor.
Por supuesto, todo profesional debiera conocer también ese ABC, en este caso a un nivel más avanzado.
No es así.
Peor. La ciudadanía y un alto porcentaje de profesionales manejan un ABC incorrecto.
– Me duele la columna… Me duele el estómago…
– El cerebro no duele…
Yo tengo condensado mi ABC particular:
“El dolor es una percepción aversiva que emerge en la conciencia como resultado de una evaluación cerebral implícita, aprendida, de daño necrótico consumado, inminente, o imaginado y que incita al individuo a la indagación causal y la minimización de dicho daño”
– Ya lo sé, pero usted es el médico. ¿Tengo algo dañado?
– En mi opinión, no. Estaríamos ante un daño imaginado, virtual. Puede y debe hacer una vida normal, sin miedo.
– Gracias, doctor.
¡Ja!
No caerá esa breva. Caerán otras.
Como la definición se las trae, iré desglosando cada término en entradas sucesivas para explicarme.
Sherrington lo definió de modo más simple:
“El dolor es el correlato psíquico (consciente) de un reflejo defensivo”
Correcto. El dolor es una respuesta defensiva, no un estímulo.
El problema reside en los casos en los que esa respuesta aparece en la conciencia sin ningún estímulo nocivo que lo explique y justifique.
De momento ahí dejo mi enrevesada definición e iré desbrozándola en los días siguientes, justificando cada palabra.
Me encanta tu blog y tu libro migraña una pesadilla cerebral
Yo padezco de migrañas desde hace 5 años siempre entro a leer tus entradas en el blog lo unico que me falta y seria un sueño es ir a un curso tuyo el problema es que trabajo….
El libro lo lei dos veces y entendi las ideas el problema es como ponerlo en practica ya que me cuesta mucho intentando hacerlo a veces tengo migrañas y no se los factores que las provocan……
La teoria de las migrañas de que el dolor y el cerebro hay que desaprenderlo de que no hay desencadenantes lo sabemos el problema es llevarlo a la practica. A mi personalmente me cuesta y no soy capaz de hablar con mi cerebro no se como
Espero algun dia ir a un curso tuyo y conocerte
Un abrazo
Apreciado Arturo
Cada vez estoy leyendo con más interés tus posts
Uno de los ultimos habla de algo de lo que siempre he creído como cierto:
“El cerebro no tiene ningún interés en hacernos sufrir pero a menudo se equivoca y bastante…”
No deja de ser extraordinario que un grupo de celulas(incluidas las neuronas centrales) que constituyen un organismo como el nuestro sean capaces de indagar y cuchichear sobre otro grupo de celulas entre las que está nuestro cerebro.
Es como si de una reunion de comunidad de vecinos se tratase para poner en evidencia cuales son los deficits ruego y preguntas sobre el estado del YO
Las similitudes son muchas
De hecho quizas necesitaríamos más reuniones de vecinos, para una comunidad con tanta diversidad y cantidad de vecinos, cada uno con sus ideas, cultura, complejidad , educación, creencias, preparación, lenguajes….etc.
Ponerse de acuerdo esa ya es otra historia
Nuestro cerebro no nos “hackea” por no usar otro término más soez. Actua como un conjunto de ensayos clínicos con muchos sesgos que no serían aceptados en ninguna revista científica seria.
Vamos, ensayos con muestras insuficientes, sesgos de selección, múltiples factores de confusión…etc
Si yo, con mi cerebro ante un desengaño amoroso con 3 mujeres rubias saco una improvisada evaluación y afirmo que todas las “rubias” suelen plantarte y hacerte sufrir y por tanto debemos evitarlas a todo coste, todos entendemos que este razonamiento es absurdo y lleno de errores evaluativos y puramente estadísticos.
Si pudiera mi cerebro tener la experiencia de haberse enamorado de 2500 mujeres rubias y 2500 morenas (5000 mujeres en la vida de uno…) y darles a todas todo el cariño y ecuanimidad de trato, tendría un solo ensayo clínico aleatorizado aun sin doble ciego… y además sería un triste ensayo de 300 posibles sobre lo mismopara tener un buen metaanalisis
No es factible para un cerebro de una duración media de 40 años de vida operativa en modo pleno desarrollo(que no de existencia).
Uno entiende que al no poder permitirse ese lujo, el cerebro puede que tome decisiones en base a errores de forma muy frecuente y no actue como un supercomputador con miles de analisis estadísticos que pueda arrojar datos fiables y con valor estadísticamente significativo.
O sea que se comporta de una forma muy alejada del método científico o la archiconocida Medicina Basada en la Evidencia
Ante esta limitación el cerebro , por lo menos , ante cada mala experiencia o instrucción experta y entorno cultural, debería ser más cauteloso, comedido, sensato, realista, atrevido….etc como para ponerse en modo espera y negarse la posibilidad de que se cumpla la hipotesis que desea y no la inversa( la que cree que causa sufrimiento/dolor)
Ante las limitaciones intrínsecas de un estudio/s (cúmulo de evaluaciones que hace este organo a lo largo de su existencia), debería ser más honesto y aceptar que como en todos los estudios científicos, al final hay un apartado denominado LIMITACIONES.
Y éste tiene tantas que casi invalida el propio estudio cuyo objetivo es el de confirmar una hipotesis o desprestigiar otras…
Saludos
Pep
Hola Arturo,
Otras gamas de sensaciones desagradables (sin base orgánica que los justifique) como el hormigueo, entumecimiento o inestabilidad con las que acuden los pacientes ¿podrian ser tambien una respuesta defensiva?
Gracias,
Julián
Julian Nevado: en ausencia de causa orgánica, los hormigueos y el mareo son el resultado de un estado de alerta: Cada uno de ellos tiene unos contenidos facilitadores pero surgen de un proceso similar al del dolor injustificado
Supongo que te refieres a la alerta nociceptiva que puede generar toda esa gama de sensaciones desagradables y si no me equivoco incluso en algunos casos una reacción inflamatoria.
Gracias Arturo!
Julian Nevado. Sí pero en el caso del mareo no es la amenaza de daño sino la incertidumbre de caída, con o sin pérdida de conciencia, episodio vascular agudo, muerte… pérdida de control. El término “inflamación” es demasiado general y engloba distintas situaciones que convendría matizar. Para algunos basta encontrar citoquinas “proinflamatorias” para decir que el tejido está inflamado.
Arturo,
Pienso que la situación de amenaza (alerta nociceptiva) ya sea de daño, caída, etc, está generado por asociaciones en el catálogo adquirido de predictores de daño propio y ajeno que responden a señales de ignición proyectando la percepción de toda una gama de sensaciones desagradables como el dolor, la inestabilidad o la sensibilidad química.
Encuentro también interesante el concepto de cognición nociceptiva que explicas en tu libro “Cerebro y dolor” que deriva a una cognición social en individuos como los de nuestra especie con conducta socializada.
En referencia al proceso “inflamatorio” de momento hay lagunas en mis conocimientos…
Julián
Estimado Doctor… me encantan sus posteos.. tengo fibromialgia y ansiosa espero cada publicacion buscando novedades sobre esta crónica, dolorosa , invisible pero REAL enfermedad. Siga publicando por favor sobre nuestra patología!!!. GRACIAS