Un amigo radiólogo probó un nuevo aparato de ecografía, autoexplorándose el abdomen derecho, con su mano derecha, dado que era diextro. Se encontraba perfectamente, “como nunca”, pero, en contra de las apariencias, se descubrió un bulto en el riñón del lado explorado, un hipernefroma (cáncer). Le han quitado el riñón y el susto se va pasando, poco a poco.
Si hubiera sido zurdo no habría descubierto el bulto, comentó oportunamente nuestro común amigo, Mariano, también radiólogo.
Conocí el caso ayer y me ha dado que pensar.
Seamos surrealistas: una consulta imposible, kafkiana:
– ¿Cómo se encuentra?
– Perfectamente.
Supongamos que es un ciudadano “sano” de un grupo control para un estudio.
Se practica el estudio ecográfico y aparece el bulto.
– Tiene usted un cáncer
– No puede ser. Me encuentro perfectamente. No puedo tener “algo”
– Bueno, ya sabe, a veces los factores psicológicos son importantes y nos hacen creer que no tenemos nada, cuando lo cierto es que tenemos un cáncer.
– No son imaginaciones mías. Me encuentro perfectamente. No es que piense que me encuentre bien. Me encuentro bien.
– Quizás es un problema psicosomático. A veces episodios gozosos de su vida se fijan en la memoria y le hacen sentirse bien aun cuando tenga un cáncer, como es el caso. La sensación de bienestar es una somatización. Le mando al psicólogo. Le puede ayudar a encontrarse algo enfermo. Tome también estos prodepresivos y ansiógenos. Le vendrán bien.
La escena es, evidentemente, surrealista, imposible.
Lo contrario, abunda.
– Me encuentro fatal. Algo tengo que tener.
Todas las exploraciones son normales.
– No tiene usted nada. Puede que sea psicosomático. Tome estos antidepresivos y ansiolíticos. Le vendrá bien una consulta con Psicología.
En ambos casos estamos ante un error de bulto del Sistema Neuroinmune.
En el primer caso, la colonia de células okupa del riñón izquierdo ha burlado la vigilancia Neuroinmune y vive a sus anchas, poniendo en peligro la supervivencia del organismo.
En el caso contrario, la vigilancia neuroinmune comete el error de evaluar enfermedad en un organismo razonablemente sano.
El ciudadano sólo conoce cómo se siente y confía en que sentirse y estar bien o mal es lo mismo.
No es el caso… en muchos casos.
Los errores evaluativos de bulto no son imputables al individuo, a su biografía o sus hábitos. Son errores neuroinmunes. Las peripecias de cada cual, el que a unos les vaya de cine y a otros la vida les salga perra, puede influir en cómo se sienten, y facilitar así los errores evaluativos, pero la cuestión debe centrarse en el Sistema Neuroinmune. Debemos profundizar en el conocimiento del proceso evaluativo que hace que nos sintamos mal estando bien, o bien, estando mal.
¿Qué tretas utilizan las células okupa cancerosas para burlar el control neuroinmune?
¿Qué mecanismos conducen a valorar como amenazantes células sanas y competentes?
¿Qué podemos hacer para ayudar al organismo a evaluar amenazas de modo sensato?
¿Cómo podemos mejorar la correlación entre sentirse y estar bien o mal?
Creo que, con la ayuda de la tecnología diagnóstica actual, podemos aclarar la cuestión del estar sano o enfermo con bastante fiabilidad.
Debiéramos aceptar el veredicto del tener o no tener nada, si se han hecho las cosas bien.
Negar esta evidencia nos generará problemas.
Queda la opción de las enfermedades misteriosas, pendientes de conocer su entraña. Puede que el desconocimiento actual nos impida ver la patología “misteriosa” y disponer de un tratamiento adecuado. Es una opción.
– Es todo normal .
– Tiene usted un tumor.
El Sistema Neuroinmune ha cometido un error de bulto.
Si hubiera sido zurdo no habría descubierto el bulto. Esta frase después del relato inicial es fiel a tu estilo narrativo. Lanzas bombas. “Ahí las dejo” Cada uno que busque en su interior. Nos haces pensar Arturo. Gracias por bombardear.
Genial.