No nacemos con todo sabido. No disponemos de recursos genéticos que nos clasifican toda la realidad en conveniente o inconveniente y nos indican el camino a seguir.
La incertidumbre acompaña a nuestras decisiones.
Hay dos opciones extremas. 1) Exponernos y probarlo todo para ver qué hay de bueno o de malo en lo que decidimos hacer o 2) Evitar lo incierto habilitando un reducto-burbuja que contiene sólo las condiciones de total seguridad.
Los cuidadores-expertos nos ayudan a decidir. Nos informan con anticipación de las posibles consecuencias de nuestras acciones.
También los cuidadores adoptan una de las dos opciones: 1) No pasa nada. Actúe a su antojo. 2) Tenga mucho cuidado. Todo es potencialmente peligroso.
Coste-beneficio. Corto, medio y largo plazo.
El aprendizaje y la tutela evaluativa no son fáciles.