En el suplemento semanal de El Correo aparece un extenso “reportaje” sobre la migraña, con el titular: La “vacuna” contra la migraña.
Evidentemente una “vacuna” no es una vacuna y hubiera sido delictivo publicitar algo como lo que no es.
El CGRP (Calcitonin-Gene-Related-Peptide) es la molécula a la que se le endosa la culpabilidad del despropósito migrañoso. La “cabeza de turco”, el “chivo expiatorio”, el mensajero al que hay que matar. La red neuronal de un migrañoso, dicen, libera CGRP por el interior de la cabeza y eso lo “explica” todo. Cosas de los “genes”.
Habría que “neutralizar” ese CGRP y así “impedir” que se ponga en marcha el bucle infernal de la crisis migrañosa.
Nuestro Sistema Inmune está capacitado para librarnos de moléculas “malas”. No tiene mas que catalogarlas como pertenecientes a algo peligroso o inconveniente y fabricar “anticuerpos” frente a ellas.
El Sistema Inmune de un migrañoso si fuera “inteligente” codificaría el CGRP como molécula indeseable y liberaría anticuerpos antiCGRP.
Por motivos que se nos escapan, no lo hace.
No pasa nada. Tenemos a Farmaindustria. Actúa como un “Sistema Inmune” complementario, externo. El CGRP genera dolor de cabeza y debe eliminarse. Fabriquemos anticuerpos, ya que el Sistema Inmune interno no lo hace.
No hay nada que se resista a la “Ciencia”. Los anticuerpos antiCGRP del “Sistema Inmune” externo, “amigo”, ya están disponibles.
Una inyección mensual con esos anticuerpos basta para “neutralizar” el lío montado por la “liberación” absurda de CGRP en las terminaciones del trigémino. El CGRP lo “inflama” todo. Es un “mediador proinflamatorio”. La red neuronal de la cabeza es “hipersensible”. Cosas de “genes”. Un poco de chocolate, queso curado, un chupito, un cambio hormonal, un pequeño “estrés”, un sueño “desordenado”, cualquier fruslería cotidiana “bombardea” las delicadas neuronas de quien padece la condición “migrañosa”.
CGRP. “Inflamación”. “Saturación”.
El Sistema Inmune no sólo no ve “maldad” ni “inconveniencia” en que haya CGRP por el sacrosanto espacio perineuronal de la cabeza. Colabora con esas neuronas “hipersensibles” y a través de “la glía” anima el cotarro.
La “naturaleza” no siempre es “sabia”. La Evolución es chapucera y convierte la “vida” en un infierno.
Afortunadamente lo que la “naturaleza” no da (los anticuerpos antiCGRP) lo “presta” Farmaindustria.
Por mil euros cada cuatro semanas se reduce la probabilidad de padecer una crisis… durante ese período. Si uno no se pone el inyectable, las crisis re-vuelven.
¿Sirve para algo el CGRP?
¿Sirven para algo los “mediadores proinflamatorios”?
El CGRP dilata los vasos allá donde se libera; sensibiliza los nociceptores. Colabora en la respuesta inflamatoria. Ayuda a que una zona dañada se ruborice, se hinche, este más caliente y duela. Es un “mediador proinflamatorio”.
¿Sirve para algo la inflamación?
Por supuesto. Protege y repara zonas dañadas que necesitan protegerse y repararse.
La “inflamación” es otra cosa. La migraña es una “inflamación”. Ni protege ni repara, pues no hay nada que proteger ni reparar. Sólo mortifica.
¿Por qué el Sistema Inmune no cataloga a todas las moléculas “proinflamatorias” como “malas” y las “neutraliza”?
Por las mismas razones que desconocemos, no lo hace. Colabora con el “enemigo”. Libera los “malditos” mediadores pro y no los anti, que también existen.
El “cerebro” migrañoso está empeñado en “autoinflamarse” porque sí o por el “chupito”, por el “desencadenante”. Así es por culpa de los “genes”.
La “cultura”, la “ciencia” ha detectado lo que la “natura” no ve.
Una inyección cada cuatro semanas. Mil euros de nada para el 15% de la población.
En mi opinión, lo de los “genes” migrañosos es una memez, una cuestión de memes, de unidades culturales de replicación.
– La migraña es “genética”. No se cura, pero tenemos una “vacuna”. Un “rayo de esperanza”.
Es una hipótesis, un mem.
– La migraña no es una enfermedad. Se aprende y puede desaprenderse.
Es la hipótesis contraria.
En los cursos, en mi libro, en este blog, ofrecemos cultura sobre la Biología Neuroinmune. Pretendemos descatalogar lo que la red neuronal cataloga erróneamente como peligroso.
Después de los cursos, disminuyen en más de un 70% los días de dolor, el consumo de fármacos y las privaciones de lo que se considera una “transgresión”.
El coste del curso se autoamortiza por el menor consumo de fármacos, aunque la vuelta a los chupitos puede desequilibrar la balanza.
El “reportaje” de El Correo da para más. Seguiré analizándolo aunque cualquier ciudadano inmunizado, “vacunado” contra su contenido ya haya detectado y neutralizado el efecto pernicioso de su contenido.
Hay que dejarse de “vacunas” y vacunarse de verdad.
El conocimiento. Es lo que verdaderamente inmuniza, sin comillas.
Donde se hacen los cursos?? Es posible vía online!!?? Soy d Albacete.. gracias.. ROSANA
Rosana: los cursos de migraña los hacemos hasta ahora únicamente en Vitoria. Probablemente organicemos uno en Madrid a finales de octubre.