Es habitual, en el tema del dolor, la utilización de términos incorrectos, incluso en publicaciones de revistas del más alto prestigio.
Para algunos se trata de una cuestión trivial, insignificante.
“El dolor es captado por receptores de dolor, que generan una señal y esa señal es conducida por las vías del dolor hasta diversos centros en los que es procesada”.
Realmente no existen “receptores de dolor”. Las neuronas que vigilan y defienden los tejidos contienen “receptores de nocividad” (nociceptores). Son sensibles a moléculas liberadas por tejidos dañados (DAMPs: Damage Associated Molecular Patterns) o a estados nocivos de energía térmica, mecánica o química. Si esos estados de energía potencialmente nocivos no son evitados de modo inmediato se consumaría el daño con la liberación de moléculas intracelulares (DAMPs).
Las DAMPs y los estados físicoquímicos potencialmente nocivos actúan sobre los receptores correspondientes, proteínas ubicadas en la membrana de las neuronas vigilantes (nociceptores) El estímulo físico-químico térmico, mecánico o químico modifica su estructura y esa modificación produce un flujo de cargas eléctricas, es decir, electricidad: la señal que codifica el incidente.
Las señales de daño potencial o consumado se conducen por los nervios y llegan a los centros de procesamiento-respuesta. Primero los de la médula espinal (asta posterior), luego los ubicados en el troncoencéfalo y regiones subcorticales y finalmente a los de la corteza cerebral. Sólo aparece el dolor en la conciencia si se activa una red de áreas cerebrales (neuromatriz del dolor). La recepción del sentimiento de dolor corresponde al individuo. Es el verdadero ·”receptor del dolor”.
Una vez recibido el recado “dolor”, el individuo se incorpora al organismo, a la función protectora. Desatiende sus labores y se implica con su conducta en la tarea de evaluar qué sucede y qué decide hacer.
El cerebro no es un órgano reactivo, abierto a la información sensorial, que espera pasivamente a la llegada de datos sensoriales de nocividad consumada o inminente, para actuar.
La función evaluativa es predictiva, con vocación anticipadora. El miedo al daño opera sin necesidad de que este se consume. El cerebro genera estados de temor a que algo resulte dañado, en base a la información acumulada a lo largo de los años. El instinto protector puede alimentar el miedo y activar la neuromatriz del dolor, aun cuando nada suceda.
El dolor aparece en la conciencia activando al “receptor de dolor”, es decir, al individuo concienciado. Si el individuo ya concienciado (informado) se contagia del temor a lo que pudiera suceder, el bucle de daño imaginado se refuerza y el dolor puede alcanzar una intensidad extrema, pues no depende de lo que realmente sucede (nada) sino de la dinámica imaginativa.
A veces el individuo comparte el miedo al daño, a tener algo.
Otras veces, el “receptor del dolor” sabe que no tiene nada pero teme al dolor, al sufrimiento.
Su miedo refuerza el miedo previo de su cerebro. El bucle se potencia. Más dolor.
Una vez eliminada la opción del daño, con la valoración profesional correspondiente, nos quedan dos tareas, si queremos disolver la dinámica cerebral errónea:
1) Enfriar el miedo cerebral, la incertidumbre. No hay nada, Sólo es un proceso imaginativo.
2) Enfriar la sensibilidad receptora del individuo consciente. No hay nada. Es un proceso imaginativo.
La información del proceso al individuo consciente y atento puede cumplir los dos objetivos: rebajar el miedo inconsciente de la red defensiva y el consciente del individuo receptor.
Ayer tuvimos la revisión de otro grupo de pacientes de migraña en el Centro de Atención Primaria de San Martín (Vitoria). Como ha sucedido con todos los grupos precedentes, se han reducido drásticamente los días de dolor y el consumo de fármacos.
Los alumnos comentan su experiencia, su respuesta a la “recepción de dolor”.
– Me viene el dolor. Pienso en lo que he aprendido. Hablo con mi cerebro. Intento concentrarme en lo que tenía previsto.
La respuesta del individuo receptor es una re-entrada al sistema. La evolución del dolor no depende de lo que los nociceptores aporten. No está sucediendo nada. Es el diálogo entre el cerebro, sus memorias, sus miedos, su instinto protector, su conocimiento, y el individuo consciente, con sus miedos, sus certezas, sus hábitos conductuales.
No podemos dar órdenes al cerebro, imponer nuestra evaluación consciente, pero disponemos de ese ámbito misterioso de la conciencia, un espacio en el que podemos “hablar con el cerebro” y tomar decisiones, afrontar la recepción del dolor de un modo u otro.
– Decidí no tomar el calmante e ir a la cena.
No siempre funciona.
– Tuve que volver a casa, meterme a la cama y tomar el calmante.
Los intentos de los alumnos han sido exitosos en un gran porcentaje de eventos.
Menos dolor, menos calmantes, más cenas.
Han descubierto ese espacio de respuesta-diálogo consciente.
¿Qué es un “receptor de dolor”?
Para unos es algo que existe en las neuronas que vigilan los tejidos.
– Los receptores de dolor de mi columna lo detectan. Pienso que mis hernias, mis nervios pinzados, mis desgastes, generan ese dolor y las neuronas lo detectan. Me da miedo moverme pues temo dañar mis nervios y mis vértebras. Tengo que aprender a sentarme bien, coger pocos pesos y de modo adecuado.
Para otros el “receptor de dolor” es el individuo.
– Sé que mi columna no tiene nada que ver. Es mi cerebro. Tengo que mantener la actividad, sin miedo. No hay peligro.
La función del “receptor de dolor”, del individuo, es fundamental. Hay que instruirlo para que responda al dolor con un afrontamiento racional, con emoción inteligente.
– Estoy muy contenta. Hablo con mi cerebro…
Hola de nuevo he de decir que yo llevo a la práctica también todas sus enseñanzas y me muevo todo lo que puedo no digo “esto no puedo hacerlo digo yo lo puedo hacer” así cojo en el trabajo cajas tiro de tirapalet me voy a tomar unas cañas hago vida normal pero mi pregunta es que hacer por las noches cuando intentas relajar el cuerpo pero el dolor te lo impide y es más difícil a cada movimiento en la cama genera más dolor intento hacer respiraciones largas para relajar pero a veces no funciona que se puede hacer? Me gusta seguir aprendiendo porque voy mejorando mucho la fibromialgia gracias
Hola Leyre,
la atención al dolor obviamente lo aumenta. La percepción hace que parezca que duela más. aunque suene difícil, ignorar al dolor (si no hay un motivo físico grave) hace que desaparezca. Previsualizaciones, respiraciones, música o meditación, distraen la atención de la mente y la alejan del dolor.
Gracias Arturo, por esta aclaración, llevo días peleándome con los nociceptores y la información que encuentro es contradictoria. Me ha venido como anillo al dedo.
Un abrazo.
Leyre: cada escenario ha construido su propia evaluación y hay que afrontarlo desde las mismas premisas. No es que la noche genere una amenaza real mayor a los tejidos, sino que el cerebro la valora como más amenazante.
Hola Arturo, podrias compartir algo de información relacionada con los “amagos” de dolor que se reavivan cada tanto, como previos a una lumbalgia. Saludos
Hola de nuevo, queria agregar que si bien la lumbalgia nunca se concreta, esos pequeños “mordiscos” o dolorcitos en la zona lumbar aparecen cada tanto y reavivan el tan temido miedo, valga la redundancia. Cómo luchar contra ello? Gracias