«Cada maestrillo tiene su librillo».
Cada profesional explica a su modo el origen y pronóstico del dolor a un paciente concreto, instalado, a su vez, en un credo y una expectativa concretas.
El «librillo profesional» debiera referirse sólo al arte de explicar un contenido consensuado único entre los profesionales.
El marco teórico del dolor sobre el que pivotará todo el trabajo del profesional y el paciente, debiera ser único y contener todo el conocimiento verificado disponible.
No es así. Cada «maestrillo» explica su idea privada, con más o menos arte.