– No espere. Tome el calmante tan pronto como note dolor.
Un dispositivo de monitorización conectado al móvil permite detectar el inicio de la crisis de migraña 40 minutos antes de que empiece el dolor y poder abortarla así con el calmante ultraprecoz… (De la prensa reciente…)
Hay que ganar la batalla al tiempo. Diagnóstico y tratamiento precoz, como en las infecciones.
– Seguí sus consejos y tomé el calmante precozmente. El calmante ya no me hace nada. El dolor lo tengo a diario.
– Ha abusado usted de los calmantes.
Dicen los neurólogos que el uso de calmantes sin control en el dolor de cabeza genera un tipo especifico de dolor de cabeza: el dolor de cabeza por abuso de calmantes para el dolor de cabeza. Desconozco si existe ese problema en otra ubicación: lumbalgia por abuso de ibuprofenos para la lumbalgia, por ejemplo.
Hay, al parecer, dos tipos de calmantes: el que uno toma por prescripción médica: el ibuprofeno prescrito y recomendado en utilización precoz y el que se lleva en el bolso para cumplir con el mandato de la toma precoz. No tengo claro cuál es la diferencia. Los dos son ibuprofeno. Los dos están recomendados. Los dos deben tomarse al primer síntoma. Sin embargo uno alivia y el otro induce una espiral diabólica que aboca a la cronificación, al dolor por abuso.
Los profesionales adoramos la etiqueta, la palabra que cortocircuita los problemas.
Con una etiqueta a mano nos quitamos de encima todas las cuestiones, oportunas pero incómodas.
– Tiene usted “dolor crónico”. Por eso le duele. Es una enfermedad.
– Lo suyo es “cefalea por abuso de analgésicos”.
En los cursos explicamos el sistema de recompensa, el nocebo-antinocebo, la acción real de los calmantes, la estructura fóbico-adictiva y otras muchas cuestiones pertinentes para comprender e instalarse en el complejo mundo del dolor.
No damos ningún consejo sobre uso de calmantes. Muchos de los alumnos ya han renunciado a ellos porque han comprobado su ineficacia y temen sus efectos tóxicos. Otros los siguen tomando por miedo al dolor.
La mayoría del alumnado se concede la oportunidad de aplicar lo aprendido y gestiona las crisis de un modo radicalmente distinto al que los neurólogos predican. No evitan los desencadenantes, no toman calmantes precozmente, interiorizan la convicción de error cerebral e intentan desviar la atención hacia la tarea que les interesa y que el cerebro pretende truncar.
La estrategia produce resultados variables. Globalmente hay menos dolor y menos consumo de fármacos y se recupera la pequeña golfería de la cháchara social.
Bastantes alumnos descubren que la crisis con y sin calmantes es igual. La decisión es clara: no tomarlos.
Otros comprueban que la crisis cede sin calmantes, a veces de modo sorprendente.
Algunos ceden a la tortura del dolor y toman el calmante, con efectos ocasionalmente sorprendentes: por ejemplo que el dolor cede milagrosamente en unos pocos minutos, demasiado pocos…
La crisis es la consecuencia de un estado de conectividad en el complejo tinglado evaluativo cerebral que contempla la amenaza en la cabeza. Ese estado evaluativo contiene la exigencia conductual del calmante en unos casos y el dolor no amaina hasta que se cumple con lo exigido. En otros no se contempla ninguna salida y el dolor sigue proyectado en la conciencia con el punto rojo de lo inexplicado, buscando no se sabe qué solución, una vez se han agotado todas las oficiales y alternativas.
En la “cefalea por abuso de analgésicos” no se hace ninguna referencia al sistema de recompensa ni al peligro que contiene el consejo del uso precoz del calmante. Es el paciente el que inclina la balanza en su contra al tirar de calmante cuando el dolor asoma. Puede que también tenga sobrepeso como factor coadyuvante, por tirar también precozmente del bocado cuando las ganas de comer tientan.
La epidemia del dolor inexplicado y descontrolado se fortalece.
Sólo con etiquetas y el recurso al diagnóstico y tratamiento precoz no vamos a ninguna parte.
Quizás a la cronificación, al dolor por desconocimiento de su trama neuronal.
Una excelente abordaje del tema de los analgésicos, hasta cuando la perpetuación de estas creencias?
Un saludo.
Me he divertido mucho con està entrada… Gracias!
“La mayoría del alumnado se concede la oportunidad de aplicar lo aprendido y gestiona las crisis de un modo radicalmente distinto al que los neurólogos predican. No evitan los desencadenantes, no toman calmantes precozmente, interiorizan la convicción de error cerebral e intentan desviar la atención hacia la tarea que les interesa y que el cerebro pretende truncar”.
Por mi experiencia como profesional, a la hora de afrontar las crisis es muy importante tomarse la píldora de conocimiento que nos da convicción basada en argumentos biológicos. Muchos pacientes dicen “Yo eso ya lo estoy haciendo, yo sigo con lo que estaba haciendo porque no me queda otra, etc”. Por supuesto que, en ausencia de daño que lo justifique, hacer esto frente al dolor es una buena estrategia y puede hacer que remita. Pero cuando la conectividad está arraigada cargar esta conducta con argumentos biológicos le da mucha más potencia, disminuye el miedo a la crisis y por ello aumenta la probabilidad de que ésta cese, sea más leve o no aparezca. Los resultados que obtenemos no son los mismos cuando la persona es partícipe del conocimiento a cuando lo hace porque el fisioterapeuta me lo ha mandado (sin entender el por qué).
Tambien pasa parecido con la lumbaligia y otros dolores articulares. El cuerpo se acostumbra a los analgesicos y ya no hacen efecto