El programa de “Millenium” dedicado al “Dolor profundo”, es decir, dolor crónico, invitó a un neurólogo, a una psicóloga-paciente, a una anestesista de la Unidad del dolor y a un experto en salud, gestión y en evaluación de recursos.
En mi opinión lo que importa no es la titulación sino el marco teórico desde el que se opera.
De las intervenciones de los invitados podemos deducir este marco:
El dolor crónico es una enfermedad en sí misma.
Las posibilidades terapéuticas actuales no son satisfactorias. El futuro, como siempre, prometedor.
Los aspectos emocionales son importantes. El paciente debe sentirse comprendido y apoyado.
Hay que aprender a sobrellevar la enfermedad.
Se deben sumar las aportaciones de diversas especialidades. El equipo multidisciplinar.
En esta ocasión: neurólogo, psicólogo y Unidad del dolor. Fármacos y apoyo psicológico. Quizás en el futuro, “neuromodulación” con optogenética, campos electromagnéticos.
La propuesta es cara, compleja y poco eficiente pero se da por sentado que es la mejor disponible actualmente.
No es cierto. Hay otros marcos teóricos posibles:
El dolor crónico no es una enfermedad, en sentido clásico, sino una disfunción aprendida que puede y debe revertirse con una intervención correctora, utilizando las herramientas de la Educación en Neurociencia y la recuperación de la actividad perdida, a través de la re-exposición gradual confiada, con la tutoría de un fisio versado en la fisiología del movimiento.
Percepción, cognición, emoción, acción, evaluación, motivación: son caras de una codificación neuronal única. El marco actual debe revisarse en profundidad.
No hubo prácticamente ninguna referencia a esta propuesta. Unicamente la paciente-psicóloga sugirió que es fundamental la comprensión de lo que está pasando, sin especificar a qué se refería.
En el momento actual los únicos colectivos interesados en esta propuesta de aprendizaje disfuncional son el de los Fisios y el de Atención Primaria. Conforman una tendencia minoritaria pero creciente y cargada de argumentos y futuro prometedor.
Nuestro grupo trabaja con pacientes de migraña, fibromialgia y dolor crónico, en colaboración con médicos de Atención Primaria, fisios, enfermeros y psicólogos. Cualquier profesional que se interese por la propuesta es bien recibido y formará parte de ese equipo multidisciplinar alternativo. Sólo hace falta aceptar el marco teórico y ponerse las pilas.
La inversión de recursos es simple: un aula y un proyector.
Los resultados, excelentes.
El problema: hay que poner todo patas arriba; cambiar los paradigmas teóricos y la práctica habitual; pedir perdón a los pacientes por el daño causado…
Con unos pocos fisios y médicos apasionados por la “marejadilla” podría promoverse un cambio sustancial. Los eché en falta en el programa…
Con prisa y sin pausa.
La situación actual es insostenible, desde la mortificación e invalidez rampantes y el costo desorbitado. Puede que incluso el modelo forme parte del problema. En mi opinión, sí.
Primum non nocebere.
Pues eso.