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Hallazgos de la Neurociencia.

El dolor depende de la interpretación del cerebro

El hallazgo ayudaría a entender la hipersensibilidad y las molestias crónicas.

Así rezaba el titular del reportaje sobre dolor de El Diario Vasco de ayer.

Veamos:

El dolor es un contenido de conciencia, una percepción referida a un estado somático, real o imaginado.

De la wikipedia: La percepción es la manera en la que el cerebro de un organismo interpreta los estímulos sensoriales que recibe a través de los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad física de su entorno.

Ya en el siglo XIX el físico y fisiólogo alemán Hermann von Helmholtz sostenía que la percepción era una inferencia inconsciente. 

Existe un proceso interpretativo continuo que proyecta a la conciencia los contenidos que el organismo, a través del cerebro, selecciona para atraer la atención del individuo y sugerir una conducta-emoción-reflexión determinada.

Seguimos:

El dolor en cualquier parte del cuerpo es realmente “construido” en el cerebro a partir de la información que el organismo le envía, y cuando es crónico parece ser causado por “cambios cerebrales”

El entrecomillado sobra tanto en lo que se refiere a “construido” como a “cambios cerebrales”.

No hay otra fábrica de las percepciones que la del cerebro. Todas las orinas son “construidas” por el riñón.

El cerebro de un padeciente de dolor crónico mostrará “cambios” respecto al de un ciudadano sin dolor. Cada contenido de conciencia procede de la activación de una asamblea de neuronas, más o menos específica (neuroetiqueta de la percepción dolorosa).

…el cerebro puede “sentir” el dolor de varias maneras, con mayor o menor intensidad, incluso si el estímulo corporal se mantiene constante

El cerebro no “siente” el dolor, lo genera. La cualidad de la percepción dolorosa no depende exclusivamente de los estímulos corporales sino, además, de lo que el proceso interpretativo continuo cerebral produce.

El hallazgo ayudaría a entender el dolor crónico y la hipersensibilidad al dolor…

La hipersensibilidad al dolor no es un estado cerebral sino del individuo. El cerebro genera estados de hipersensibilidad a la amenaza física. El dolor procede de esos estados hipersensibles de predicción-interpretación emocional. El término hipersensibilidad cerebral al dolor no es correcto.

El dolor es más que sólo una respuesta pasiva a los estímulos. El cerebro contribuye activamente al dolor, construyéndolo por medio de varios sistemas neuronales”

De acuerdo.

…Los investigadores desarrollaron un modelo basado en análisis cerebrales obtenidos por medio de imágenes de resonancia magnética (MRI) que permite predecir el dolor que una persona sentirá independientemente de los estímulos que reciba el cerebro. Dicho de otra manera, el dolor que uno experimenta depende de la interpretación que el cerebro haga de las señales que el cuerpo le envíe…

Es decir: han identificado las áreas responsables de generar una interpretación de relevancia (salience), sean cuales sean las señales que genera el organismo en su interacción con el entorno. Al parecer la activación de ese conjunto de áreas permite predecir que el individuo recibirá el sentimiento doloroso en la conciencia aunque no haya estímulos nocivos, daño consumado o potencial.

…Los investigadores denominaron a los “marcadores” por ellos descubiertos como “Patrones de Dolor Independientes de la Intensidad del Estímulo” (SIIPS1, en inglés)…

Es ya sabido desde hace tiempo que los parámetros del dolor, por ejemplo intensidad y localización, no guardan correlación con los de los estímulos corporales, nocivos o no. En mi opinión esos marcadores serían responsables de un modo interpretativo catastrofista, vigilante, temeroso, que hace que, con o sin estímulos, el dolor emerja en la conciencia. Es decir, creencias y expectativas de amenaza, nocebo.

Wager, del Departamento de Psicología y Neurociencias de la mencionada universidad, puntualizó que el dolor crónico parece ser causado por “cambios cerebrales”, precisamente en las zonas ahora identificadas en la investigación. Por eso, dijo Wager, el modelo SIIPS1 conduciría a “desarrollar nuevas opciones para prevenir y tratar” el dolor crónico. Pero para llegar a esa meta se deberán profundizar las investigaciones porque el tema, según Woo, acaba de comenzar a estudiarse.

El dolor no genera los “cambios cerebrales” ni esos cambios cerebrales generan el dolor. Tanto el dolor como los “cambios” son la consecuencia de un estado evaluativo de amenaza que los genera.

No creo que debamos esperar a que se profundice en la investigación para intervenir ya de una vez de modo decidido en el proceso interpretativo cerebral que da lugar al dolor y a los “cambios”.

Para ello sólo hace falta educar a la ciudadanía en biología del dolor desde una perspectiva actual, liberadora.