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Todos los dolores son emocionales

El dolor no es algo físicoquímico que segregan las células con problemas y detectan unos sensores dispuestos en las neuronas que vigilan. Es la expresión en la conciencia de un estado emocional del organismo, generado por la detección de una incidencia de muerte celular violenta (necrosis) consumada o inminente o, en nuestra especie, por un estado imaginado de amenaza, atribuido a un escenario.

Una emoción es un estado de organismo que promueve, con más o menos urgencia, una conducta adaptada a la valoración que en ese momento se aplica a cada escenario o evento.

Las emociones contienen relevancia, significación biológica. El individuo percibe las proyecciones conscientes de esos estados emocionales de su organismo.

Si duele quiere decirse que el organismo está emocionado, es decir, teme, que en ese lugar, momento y circunstancia, se haya consumado, esté a punto de hacerlo o, simplemente se imagine como posibilidad-probabilidad, una incidencia de daño.

Ayer apareció en El Correo otra entrevista a mi amigo y colega Jordi Montero. Suscribo gran parte de sus reflexiones pero estoy radicalmente en desacuerdo con algunas cuestiones.

Llevamos unos cuantos años tratando de instruir en Biología del dolor a nuestros padecientes y, dada la difusión de la entrevista, me veo obligado a hacer algunas consideraciones dado que lo que se expone no concuerda con lo que les explicamos.

1) “El dolor crónico está habitualmente relacionado con problemas emocionales”

Mientras no se matice la afirmación, se entenderá que el dolor, en ausencia de un daño que lo explique y justifique biológicamente, surge de conflictos emocionales del individuo: desánimos, angustias, traumas mal gestionados…

En mi opinión el término emocional debe dirigirse al ámbito del organismo y no al del individuo (consciente). Es en el organismo donde se generan los estados emocionales que dan lugar a la aparición de dolor. El individuo se contagia de ese estado emocional y se verá impulsado a buscar explicación y alivio.

2) “El dolor crónico proviene de las memorias del dolor, de un dolor agudo intenso que se ha grabado”

No es condición necesaria ni suficiente para que aparezca el dolor en la conciencia el que se dé una incidencia actual o pasada de daño. Tampoco se necesita una incidencia previa de hambruna aguda por falta de alimentos para que sintamos “hambre crónica”.

La red neuronal no memoriza dolores sino escenarios, episodios, evaluaciones de amenaza. Si no se modifican, siguen generando estados de alerta cuya expresión en la conciencia es el dolor (entre otros). El dolor cierra el bucle, el sesgo de confirmación, se cronifica.

3) “Si el dolor está construido por nuestra convicción, por nuestra consciencia, aunque sea de forma inconsciente, no podrá aparecer mientras dormimos”

Parece que si el individuo está dormido estuviera apagado el “generador de dolor”, es decir, el propio individuo, con sus vaivenes emocionales. El cerebro enciende y apaga el estado consciente según sus evaluaciones. En algunos casos puede activar el estado de vigilia con dolor en la conciencia por una evaluación de amenaza de daño real, por ejemplo, un aumento de la presión intracraneal o por una incidencia aguda, sangrado o infección… pero es frecuente en muchos pacientes con migraña que el cerebro les despierte con la función “dolor” sin que nada suceda.

La reflexión contenida en la entrevista puede generar alarma innecesaria y no es cierta.

4) “A los médicos de cabecera no se les paga para que hagan de humanistas”

Reincide en la visión emocional. El dolor crónico proviene, según Jordi, de la sopa emocional que cada uno debe sorber día a día y sólo cabe la escucha, comprensión y los bálsamos psicológicos y físicos, la certificación de que el dolor es real, los abrazos y palmadas.

5) “Nadie quiere sufrir, y como tenemos el concepto del dolor agudo que es tratable, pensamos que el dolor crónico es lo mismo: que me lo traten con medicamentos”.

Los padecientes de dolor buscan lógicamente el alivio pero también una explicación plausible de su origen. Se disponga o no de tiempo, las explicaciones habituales sobre dolor no son correctas y facilitan el alarmismo, la desesperanza y la dependencia de fármacos potencialmente tóxicos y de cuestionable eficacia. Lo que falla no es la cultura del dolor del consumidor, que se limita a dar por bueno lo que los expertos le explican, sino la de quienes difunden explicaciones y remedios que sólo contribuyen a cronificar el problema.

En un recuadro final se hace una rápida referencia a la importancia de la explicación de la trama biológica del dolor citando a Lorimer Moseley, el fundador oficial de la propuesta a través de su libro “Explain pain“.

Creo que es lo que toca: una revisión en profundidad de la “cultura del dolor” en las Universidades y cursos de postgrado.

El dolor crónico “músculoesquelético” brota de esa cultura estructuralista que sigue atribuyendo a la columna y los músculos la responsabilidad fundamental, desatendiendo el papel del cerebro, es decir, de ese órgano que construye la conectividad a través de un aprendizaje tutelado por la “cultura de dolor” de los instructores.

El avance fundamental en dolor crónico debiera ser la alfabetización de ciudadanos y profesionales en biología moderna del dolor.

Sería un buen avance pero no avanza.


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4 comentarios en «Todos los dolores son emocionales»

  1. Hola Arturo, yo lo que he podido leer es que investigadores en el dolor han visto que cuando sientes emociones alarmistas o negativas, se activan las mismas areas el cerebro que cuando sientes dolor fisico. Por otro lado, tb he leido la hipotesis, que tengo q reconocer que no me parece ilogica, de que cuando estas estresado o tienes emociones catastrofistas estás en un estado de alerta hipervigilante y eso puede provocar que tb cualquier cambio fisico se perciba como alarmante y sea mas facil generar la respuesta dolor. En cualquier caso lo que tb creo es que pensar q las emociones nos afectan, es desafiante ya que puedes fragilizar mas… ( “he tenido un dia estresante, un disgusto, normal q me duela la cabeza y me sienta agotado es q estoy en estado de alarma continua”) y resolver esta potencial causa, si es que se confirmase, resultaria mas complicado… pero ambos enfoques me parecen, en mi opinion y por ahora, logicos. En cualquier caso promover emociones positivas y de seguridad parece bueno per se 🙂

  2. Nerea: comparto tus reflexiones. No todos los investigadores en neuroimagen y activación de la red opinan que la conectividad en el dolor “físico” y “emocional” es la misma. Hay áreas compartidas (las que generan alerta y sufrimiento) pero cada cualidad perceptiva tiene su componente específico, como no puede ser de otra manera.
    Los estados emocionales que potencian la alerta y el catasgtrofismo fragilizan de modo global el proceso evaluativo y facilitan la aparición de dolor y otros síntomas. El bucle de retroalimentación positiva hace el resto para enredarlo todo. En mi opinión no ayuda convertir una correlación en una causalidad.
    Saludos

  3. Hace ya tiempo que desterré gracias a Arturo las causas emocionales del individuo como causas de dolor, sin embargo esta claro que un dolor persistente genera emociones negativas y aparecen pensamientos y sensaciones que generan un circulo viciosos de miedo que complican muchísimo. La gestión emocional de esos miedos desde el conocimiento de que es una falsa alarma y no estas “roto” es fundamental. Por supuesto que la vida rápida de hoy complica las cosas, el bosque arde y esta lleno de agujas de pino en el suelo…..El individuo influye también en su organismo –> la ralentización, adecuar los valores y prioridades, relativizar los estreses, generar resiliencia colaboran en salir del bucle.
    El dolor no se genera por estreses y problemas psicos del individuo, pero una vez en el lio desde luego se pueden sumar a la fiesta con ganas de bailar ….al enemigo ni agua como me dijo Arturo una vez.
    Entendamos nuestras emociones y seremos mas felices.
    Yo por lo menos asi lo veo.

Los comentarios están cerrados.