Nos encanta clasificar, proveer compartimentos para agrupar iguales y así facilitar el manejo.
Antes el dolor disponía de dos compartimentos: el nociceptivo y el neuropático. El primero para dolores generados por lesión de tejidos no nerviosos y el segundo los que procedían de lesión o disfunción de células nerviosas.
El término disfunción, aplicado curiosamente sólo a los tejidos nerviosos y no al resto, permitía incluir la mayor parte de los dolores, aquellos que no surgen de una lesión nerviosa sino de una “disfunción” (Migraña, Fibromialgia…).
Sin embargo esa inclusión generaba confusión e incomodo para el grupo de dolores neuropáticos con label de lesión. Así que se ha suprimido.
Sólo es dolor aquél que dignifica su origen en una lesión en cualquiera de sus dos linajes: nervioso o del resto: neuropático o nociceptivo.
Realmente el dolor neuropático por lesión nerviosa también es nociceptivo y toda lesión en tejido no nervioso contiene también un componente de lesión nerviosa pues no hay tejidos sin neuronas y esas neuronas se lesionan al igual que las demás células de la zona lesionada pero, pelillos a la mar: hay dos tipos y no se admiten vaguedades disfuncionales como explicación.
Todo dolor que quiera preciarse y ser apreciado y atendido deberá aportar la certificación de una lesión. Si falta la certificación se sobrentiende que hay ruidos psicosociales en la azotea que aparentan lesión sin haberla.
La migraña, la fibromialgia, el colon irritable, muchos dolores “musculoesqueléticos” y un poblado conjunto de dolores sin papeles de lesión, no estarían clasificados en la zona noble y quedarían segregados al extrarradio, condenados a buscarse la vida y solucionar de una vez su incompetencia psicológica para afrontar la brega vital con solvencia.
Inexplicablemente, la migraña se salva para muchos de la segregación, aun cuando no cumpla con la condición lesional. Se admite que es una “enfermedad” y nadie lo discute.
Lo mismo sucede con la fibromialgia y otras similares: o bien solicitan la consideración de enfermedad o la de lesión neuropática, con pruebas que objetivan datos de “neuropatía de fibras C”.
En mi modesta opinión lo que importa es descartar una lesión, sea de tejido nervioso o de otro linaje y, una vez descartada, considerar la vía plausible de la gestión errónea del sistema neuroinmune como origen. Podemos denominar a esa gestión errónea “disfunción evaluativa” pues el sistema que nos defiende (sistema neuroinmune) activa recursos de protección muchas veces sin necesidad, sin lesión ni enfermedad.
Incluso si hay lesión-enfermedad el sistema neuroinmune puede pasarse de la raya y dimensionar los recursos protectores en exceso generando mortificación e invalidez innecesarias.
Cabría considerar incluso la patología del “no dolor”, aquél que debiendo hacerlo, no aparece, privando a quien no lo recibe de la información vital de que algún tejido está en apuros.
La cuestión de la clasificación tiene su miga pues en el fondo recoge las condiciones que los profesionales desean: habría dolores aceptables, asumibles, que cumplen con la condición lesional y pueden ser tratados con ciertas garantías y habría otros, los huérfanos de lesión, que serían de difícil comprensión y manejo al estar supuestamente enredados por el ruido perturbador psicosocial. El fracaso terapéutico se imputaría sin contemplaciones a “lo psicosocial”.
En definitiva, tiende a reinventarse una vez más el dualismo: dolor físico y psicológico. El primero para los médicos y el segundo para quien quiera hacerse cargo de él.
Al profesional le gusta tratar aquello que es tratable y desligarse de lo que no puede ser tratado.
Gran parte de los dolores malviven por ser intratables. Nadie los quiere.
Dan tumbos por el mercadillo de propuestas naturales y sobrenaturales buscando un mínimo alivio y comprensión.
No andamos finos en esto del dolor.
Los que mejor lo saben son los que lo padecen.
Cuánta razón Arturo.
El primer obstáculo está en la vanidad y el orgullo de los “profesionales”.Antes de reconocer honestamente que no tienen ni idea del problema o la solución, cargan la culpa del sufrimiento al ente psicosocial. Hablando en lenguaje llano, la culpa es de la debilidad psicológica del paciente, de su forma de ser, de que está loco. Y todo esto sin ninguna demostración científica de la hipóteis psicosocial, habalando en lenguaje llano, sin ninguna prueba de lo que dicen. Todavía hay quienes por el hecho de haber estudiado una carrera, master, doctorado etc, son dioses del conocimiento, lo saben todo.
El segundo obstáculo está en la industria farmacéutica, a estas alturas ya no es un secreto que la derivación a un paciente a Psiquiatría, va a ir de la mano con consumo injustificado de fármacos. Si no encuentran tampoco una enfermedad psiquiátrica, el paciente hace de cobaya humana y prueba pastillas como si fueran rosquillas.
El tercer obstáculo está en la falta de valores de la sociedad CAPITALISTA actual. Solo importa el dinero y tener la conciencia tranquila. Si hace falta crear más sufimiento al paciente culpándole de su sufrimiento, se hace. Si hace falta no mirar al paciente para no sentirse mal y echarle de la consulta se hace.
Solo unos pocos como Arturo sugieren que hoy en día no se saben las causas reales, se pide la investigación como solución e incluso se da una tecera vía de solución basada en esa investigación como es la pedagogía del dolor y la sensibilización del sistema nervioso central.
Muchas gracias por hablar claro aunque sea con un vocabulario científico.
Gracias Arturo por hablar claro aunque sea desde un vocabulario culto y científico.
Creo que los pacientes tenemos tres problemas.
Los valores de muchos de los médicos. Cuando no tienen los suficentes conocimientos para hablar sobre algo, o se lo inventan, o culpan al paciente de su sufrimiento o derivan al Psiquiatra porque da dinero, comodidad y porque entre sus infinitos conocimientos no entramos como pacientes. Todo ello sin ninguna prueba científica que demuestre estas hipótesis. Mejor todo eso, que decir honestamente que no saben del problema ni su solución, ni intentar seguir actualizando conocimientos o investigando.
La industria farmacéutica. Su objetivo es ganar dinero, cualquier estrategia vale para ello. Si la medicina está a su servicio, su objetivo pasa de curar al paciente a ganar dinero.
La falta de conocimientos sobre el cerebro y la mente humana. La psiquiatría y la psicología son el cajón de sastre oficial de la medicina. Si el problema no es biológico porque los conocimientos de un médico son inamovibles, entonces el problema necesariamente está en la mente. Aunque no exista ninguna prueba de ello.
Al menos Arturo, posees valores, te importa la ciencia por encima de lo demás y te preocupas de actualizar conocimientos, investigar e informarnos de las posibles soluciones obtenidas de esas investigaciones.
Hola Arturo, ¿podrías hablar sobre los otros síndromes de sensibilidad central según tu marco teórico en próximas entradas? ¿Existen evidencias que demuestren tus hipótesis en la fibromialgia, síndrome de fatiga crónica o síndrome de intestino irritable por nombrar los más conocidos?
Muchas gracias por tu labor incluídos los pacientes que no padecemos de Migraña.
Hola Arturo,
Esta semana acudí a un traumatólogo ya que padezco mas de años con dolor crónico en una cadera. Sin diagnostico claro. Digo claro porque diagnosticos tengo muchos. Choque femoroacetabular, sacroleitis, discopatia, etc. Pues bien , le comenté al galeno que mi vida laboral era muy invalidante ya que el estar sentado tantas horas me mataba y el sufrimiento era alto, por lo que desde hace tiempo estaba valorando pedir una incapacidad para adecuar el puesto de trabajo. Su contestación fue curiosa…… “tienes un problema porque tu solo tienes dolor, no tienes un diagnostico claro” y ” el dolor no puntua”. Que fuerte , me sentí excluido totalmente, me estaba diciendo que la sociedad pasaba de mí, que no me tenia en cuenta , y que el dolor por si solo no cuenta, no cuenta como enfermedad, no cuenta tu sufrimiento, no cuentas tu. Buscate la vida. Que triste que el dolor no se valore en si mismo como una enfermedad. Usted tiene dolorosis. Lo tendremos en cuenta, es muy grave, entendemos por lo que está pasando.
Un abrazo Arturo
Ruben: gracias por tu reflexión. La exigencia de una etiqueta plausible de “organicidad” para aceptar el dolor como algo mortificador e invalidante y, por tanto, subsidiario de prestaciones de enfermedad sigue siendo el pan nuestro de cada día. Lo malo es que no sólo se niega la prestación del reconocimiento sino también la de su tratamiento desde una perspectiva actual, biológica, anclada en el origen cerebral.
Un abrazo