La crisis de migraña asocia al dolor y las náuseas-vómitos, intolerancia a estímulos sensoriales: luces, ruidos y olores y pocas ganas de interacción social, del todo comprensible.
Los expertos no dan explicaciones sobre la génesis de la intolerancia sensorial, sobre su sentido biológico.
La crisis de migraña es una acción del organismo. Surge de las entrañas del miedo biológico al daño y de la gestión motivacional de la conducta del individuo con el objetivo de que este actúe de modo coherente respecto a las evaluaciones que el cerebro hace sobre las condiciones de cada escenario.
Si duele la cabeza es porque el organismo evalúa amenaza a su integridad física.
Si aparecen las náuseas y los vómitos es porque se ha valorado que la amenaza recae sobre el interior y puede haber entrado por vía digestiva, por lo que hayamos comido.
Si además el pobre migrañoso no puede soportar estímulos del mundo exterior quiere decirse que el organismo penaliza la interacción del individuo con el mundo, un conjunto apetitoso de luces, sonidos, sabores y fragancias.
La supuesta genética de la migraña debe explicar una condición que explique todos los programas de la crisis: alerta neuronal (pródromos, aura), dolor, náuseas e intolerancia sensorial.
No vale un gen o conjunto de genes que expliquen la génesis facilitada de la onda de depresión.
Tampoco un gen o conjunto de genes que faciliten la sensibilización de las terminales trigeminales.
Lo mismo sucede con la supuesta genética que facilita las náuseas-vómitos y la intolerancia sensorial.
Cada individuo nace con sus genes, que incluyen aquellos que facilitan y/o reprimen su expresión y los que obligan a aprender con la experiencia, la observación y la instrucción de los cuidadores.
Hay una genética de la evitación de daño y la de su contraria: la búsqueda de novedad.
Hay una genética del miedo y también de la obediencia a los cuidadores.
Todo en la migraña va dirigido a anular al individuo, su programa social. La seguridad del organismo, de la cabeza, impone su prioridad. Lo comido es potencialmente peligroso y hay que quedarse en casa, en la guarida, eliminando cualquier rastro de lo que se haya comido, por precaución.
El cerebro migrañoso tiene problemas para asignar irrelevancia, banalidad, a todo. Le cuesta tolerar sin reservas variables externas e internas absolutamente inofensivas.
No hay motivo para retener al paciente en casa con la cadena del dolor y la aversión a todo tipo de estímulos.
La crisis encontraría su justificación, su prestación defensiva justificada, ante un peligro inminente en el interior de la cabeza pero tal peligro sólo existe en el maldito cerebro, el órgano más absurdo del organismo.
Lo único peligroso es el error evaluativo que una y otra vez se sustancia en forma de crisis.
Los neurólogos recomiendan obedecer: cuarto obscuro, quietud y calmante precoz.
La genética de la obediencia consigue el objetivo.
La información oficial promueve la conducta obediente.
En este blog sugerimos lo contrario: desobedecer las propuestas del organismo desde la convicción de que está gestionando pésimamente la seguridad de la cabeza.
La desobediencia debe estar justificada, argumentada. De ahí la necesidad de alfabetizar al organismo en biología defensiva y librarle de la cultura, de la medicalización.
Un corte de mangas y a vivir, que son cuatro días.
Este post, me ha encantado.
Abrazo , Arturo!
Genial post Arturo. La sociedad necesita conocer más profundamente como funciona el dolor, algo tan importante para nosotros y que nos acompañará toda la vida. Referente a la migraña tengo entendido que la sufren más mujeres que hombres, es verdad? y si es verdad, porque crees que la sufren más las mujeres? Felicidades por este blog!
Joaquim Lamora: efectivamente las mujeres padecen más migraña que los hombres. En general las mujeres están más expuestas a padecer estados de alerta defensiva no justificada, tanto por parte del sistema inmune como por parte de su aliado neuronal. Intervienen muchos factores pero, en mi opinión, el cultural es el más importante. En los grupos las pacientes responden bien a la Pedagogía lo cual demuestra que son las expectativas y creencias las que mandan, por encima de supuestas cuestiones “hormonales”.
Genial Arturo. Muchas gracias, muy interesante esta cuestión…
Hola Arturo y compañía.Hace tiempo que tenia la duda de escribir o no algún comentario pero por fin me he atrevido.Acudi al curso que se celebro por septiembre de 2014 con una mochila importante y con ganas de escuchar algo nuevo.Migraña diaria,despues de varias pruebas diagnosticada una lumbalgia mecánica y por si fuera poco una blefaritis crónica(inflamación de los parpados)con aplicación de suero tres veces al dia.
Posterior al curso,habiendo leído un par de veces tu ultimo libro,una entrevista a nivel personal con vosotros y leer diferentes entrdas y comentarios de la gente,he de decir que habien do pasdo por diferentes fases actualmente me he olvidado de la lumbalgia(hago vida normal)y también de la blefaritis(y a mis ojos no les ocurre nada).
PERO en lo referente a la migraña aunque no tomo ningún medicamento(desde mas o menos comienzo del curso),sigo sintiendo esas molestas molestias diarias en toda la cabeza y diría que un poco mas intensas,molestias a nivel abdominal-tripa,dificultades para concentrarme,para hablar,para realizar casi cualquier movimiento.En esta fase lo estoy pasando bastante mal y tengo dudas,estare dando los pasos correctos,me podría pasar algo mas serio si continuo con estas sensaciones?,tan asustado se ha vuelto mi cerebro que casi no me deja ni pensar?,tendría que volver a los métodos tradicionales?.
A pesar de todo siento que debería seguir con este método de la información,curiosidad por aprender mas,tolerar mas,perseverarrrrrr.
GRACIAS Arturo y compañía,Saludos.
Joxemai: la incertidumbre es el peor enemigo que puedes echarte. En el tema del dolor hay que descartar lesiones o enfermedades que lo expliquen y justifiquen, las denominadas líneas o banderas rojas. Si se han descartado estamos ante el problema del dolor crónico sin daño asociado, que es el tema que nos ocupa en los cursos. No hay pautas o métodos para afrontar este dolor: las herramientas son el conocimiento, la convicción de que no hay nada, y el objetivo de ir recuperando la actividad normal interiorizando lo aprendido.
No se trata de aprender más sino de aplicar lo aprendido disolviendo los miedos e incertidumbres. Los que lo consiguen no tienen ninguna pauta o truco especial.
Saludos