El dolor migrañoso es un dolor vomitivo. No todos los dolores lo son.
El sentido biológico del vómito es el de eliminar un peligro que puede haber entrado por vía digestiva.
El dolor de muelas, el dolor facial, la neuralgia del trigémino, son dolores terribles pero no vomitivos. Tiene lógica. Están en la entrada del aparato digestivo.
Cuando el organismo valora amenaza interna, visceral, actúa dando por sentado que el peligro sólo ha podido entrar por la boca, con lo ingerido, y, preventivamente, activa el lavado de estómago.
En la migraña el organismo valora amenaza en el interior del cráneo, un recinto protegido al que sólo se accede violando sucesivas barreras defensivas. En contadas ocasiones los gérmenes lo hacen (meningitis).
En la meningitis se activan las mismas respuestas defensivas neuronales que en la migraña: dolor, vómitos e intolerancia sensorial. La diferencia está en que en un caso hay una infección que puede matar, un peligro real. En la migraña no existe ningún peligro. Una valoración errónea ha activado la alerta y ha entrado en una dinámica circular de confirmación del error.
El daño y dolor músculoesquelético tampoco se acompaña de vómitos No son daños viscerales.
El vómito innecesario de la migraña sólo mortifica. No cumple ninguna función justificada. Es un exceso defensivo, irracional.
Cuando nos mareamos en coche o en barco también se activa el vómito. Los estímulos sensoriales visuales, vestibulares (oido interno) y propioceptivos (receptores mecánicos articulares) generados por el movimiento no se producen con ninguna orden motora voluntaria que los explique. Uno no se mueve. El coche y el barco son motores artificiales. El movimiento no tiene explicación natural. Algo no encaja. La única explicación es la enfermedad. El organismo está alterado. Mejor vomitar para eliminar el peligro.
Para los expertos el vómito se explica porque se ha activado “el centro del vómito”. Cuestión de conexiones neuronales que están facilitadas por el encendido del “generador de migrañas”. Ese supuesto generador activa la onda de depresión propagada. La onda activa las terminales del trigémino y el trigémino activa el centro del vómito.
No hay consideraciones de significado biológico. Sólo neuronas hiperexcitables por todas partes generando un frenesí de conectividad en el que participa, lógicamente, el sistema de recompensa o motivacional exigiendo las conductas memorizadas, por ejemplo, tragar el calmante.
Los expertos no hablan de significados, aprendizajes, errores evaluativos ni del sistema de recompensa. Sólo genes que expresan neuronas con una excitabilidad incontrolada que se desboca a poco que uno se descuide con los desencadenantes.
El vómito del coche va desapareciendo por habituación, permitiendo que el cerebro interprete todos los estímulos como normales, dado que uno va en un coche.
En la migraña hay un déficit de habituación y un exceso de sensibilización preventiva a todo tipo de escenarios, agentes y estados.
No hay que buscar racionalidad en la migraña pues no la tiene.
Busque el absurdo, “el cerebro idiota” (Dean Burnett), la mente débil, culturizable, asustadiza, ingenua.
Espabile…
Yo ha he espabilado! Tiene tanto sentido lo que dices…