Si padeces dolor u otros síntomas podemos ayudarte en GoiGroup, la nueva plataforma que hemos creado con Arturo Goicoechea dedicada a pacientes y profesionales.


Devotos del botox

 

La migraña acostumbra a irrumpir en la vida del padeciente en forma de episodios aislados. Es lo que los neurólogos denominan “migraña episódica”. Con los años un significativo porcentaje de padecientes acaba teniendo dolor de cabeza al menos 15 días al mes, de los cuales 8 corresponden a un dolor migrañoso (unilateral con intolerancia digestiva y/o sensorial). Si esa situación se mantiene durante 3 meses, la migraña episódica se ha “transformado” en migraña crónica.

En ocasiones el sufrido padeciente consume un número excesivo de calmantes, siguiendo la recomendación de tomarlos precozmente. Sospechan los neurólogos que los padecientes han abusado de los calmantes y que ese abuso les ha conducido a la cronificación.

Si no hay abuso de calmantes, puede haber obesidad, mala calidad del sueño, depresión ansiedad, factores todos ellos que facilitan también la cronificación, amén de los consabidos genes, estreses y hormonas.

Los tratamientos preventivos habituales (antiepilépticos, antidepresivos, betabloqueantes, antagonistas del calcio) no parecen ofrecer mucho alivio. Los fármacos no sirven. Se necesitaba algo más novedoso.

Un cirujano cosmético comprobó que el botox administrado para eliminar arrugas faciales también aliviaba el dolor de cabeza.

Los neurólogos y el laboratorio de turno tomaron buena nota y se desató la euforia.

El botox es una toxina bacteriana que bloquea la liberación de acetilcolina en la placa motora, produciendo una parálisis variable. Se pensaba que paralizar la musculatura facial o craneal podría explicar el alivio del dolor “muscular” y los neurólogos se aprestaron a administrar la toxina pinchando hasta 31 puntos de cabeza y cuello, algunos fijos y otros variables, a criterio de cada profesional (donde más doliera). Se decontrae el músculo y así el dolor tensional se va. Tras el fracaso de la cefalea tensional se probó con la migraña crónica.

¡Bingo!

Los estudios de botox en la migraña crónica han mostrado una reducción apreciable de los días de dolor así como una reducción del consumo de triptanes.

Los neurólogos se han dado por satisfechos. No se sabe bien por qué pero la toxina funciona. Es cara pero no hay otra cosa.

Sobre el mecanismo de acción la cosa no está clara pero ya se van encontrando explicaciones. Parece que la toxina entra en cualquier terminal nerviosa, sea sensitiva o motora, y bloquea la liberación de neurotransmisores en la periferia y en las conexiones centrales.

Al igual que bloquea el neurotransmisor (acetilcolina) necesario para que se contraiga el músculo, bloquea también la liberación de los “neurotransmisores del dolor” (CGRP, sustancia P). Pongamos donde pongamos la toxina, acaba entrando en las terminales del trigémino que andan por allí y viaja hasta el núcleo central afectando al mecanismo de liberación de muchos neurotransmisores, de modo inespecífico y persistente.

La eficacia queda explicada. Se bajan los humos de una red neuronal hiperexcitada, tanto en la periferia como en el centro. La toxina es una sordina pluipotente: muscular y sensorial.

Lo más notable de los estudios es el poderoso efecto placebo. La diferencia entre los tratados con toxina y el placebo es estadísticamente significativa pero más bien modesta.

Es complicado conseguir que el paciente de los estudios no sepa si le han dado toxina o placebo pues los efectos musculares pueden ser evidentes.

El pincho en 31 puntos también cuenta. Ahí está la magia de la acupuntura.

La aplicación de toxina tiene todos los ingredientes para potenciar el placebo: novedad, escenificación, pinchazo, precio…

Los resultados con la pedagogía son superiores a los del pincho múltiple tóxico.

Hasta la fecha mis intentos de implicar a los neurólogos de un modo decidido en el cambio de paradigmas del dolor ha sido infructuoso.

– Nos va bien con el botox.

Se dan pote con el pincho.

Nosotros preferimos el pintxo-pote.


Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.

En GoiGroup (el equipo de Arturo Goicoechea) enviamos consejos de lunes a viernes para desactivar los síntomas desde la raíz.

Además, al seguirnos recibes un audio de 10 minutos que para muchos de nuestros pacientes supuso un gran alivio.

Si esto te interesa, nos sigues aquí abajo con un click. Si cambias de opinión, dejas de seguirnos con otro click. Así de fácil:

Información Básica sobre Protección de Datos (GoiGroup)

Responsable: GOIGROUP SC. Finalidad: enviarte newsletter informativa con contenidos relacionados con la salud y promociones comerciales personalizadas automáticas. Derechos: Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control. Información adicional: En la Política de Privacidad de Goigroup.org


6 comentarios en «Devotos del botox»

  1. Hola doctor. Por simplificar para ver si lo he entendido… Con el botox cortamos los cables que mandan la señal a la alarma pero no evitamos que salte la alarma, no?. Así no se oye, pero saltar (sonar) salta igual, como hacen muchos otros medicamentos.
    Un saludo

  2. Isobaro: el botox modifica de modo inespecífico la liberación de neurotransmisores en la red neuronal. Esa es la justificación bioquímica para promover su utilización. En el símil de la alarma elevaría algo el umbral de activación: saltaría menos veces y el sonido sería menos intenso, independientemente de que hubieran entrado o no a robar.
    El efecto más notable es el placebo. En mi opinión el bótox es un potente placebo pero carísimo.

  3. En ese caso, doctor, el efecto será temporal, porque antes o después a uno le entrará la duda… Al ser la pedagogía algo activo sin embargo la duda cae en el individuo, que quizás no ha asimilado los conceptos.

Los comentarios están cerrados.