El cerebro no nace sabido. Sus circuitos vienen al mundo preparados para recibir datos sensoriales de la realidad y extraer de ellos patrones que permitan interpretar esa realidad de modo operativo.
La experiencia sensorial propia se complementa con la observación de lo que otros sienten y hacen y, sólo en nuestra especie, con la instrucción de cuidadores.
No siempre la interpretación de la realidad es correcta. La información sensorial acostumbra a ser limitada y ambigüa y el cerebro debe echar mano de todos sus recursos informativos para construir una hipótesis, sopesando posibilidad, probabilidad, costo y riesgo.
Los magos dominan el arte de engañar al cerebro, manipulando la atención y la información sensorial. Nada de lo que parece suceder en el escenario es cierto pero es lo que el cerebro construye con la información que se le ofrece, con intención de engañarlo.
El cerebro no es juguetón ni bromista ni pretende engañarnos. Es el mago quien juega con sus limitaciones y vulnerabilidades, obligándole a proyectar a la conciencia una interpretación absurda de la realidad.
Si conociéramos los trucos que permiten engañar al cerebro no habría magia. Veríamos el mundo real, limitado a lo que las leyes naturales permiten.
Al mundo interno le sucede algo parecido. A veces percibimos dolor como si algo nocivo estuviera sucediendo pero nada de lo que parece es real. Las pruebas de imagen y los análisis son normales. El organismo está razonablemente sano.
En este caso no hay un mago que engaña al cerebro para hacerle creer que sucede algo nocivo. No hay truco pero, necesariamente, hay una explicación, contenida en la conectividad de los circuitos responsables de proyectar a la conciencia la percepción dolorosa.
No hay intencionalidad de engaño pero sí error en la interpretación de lo que pudiera suceder o está sucediendo.
Para unos el dolor “mágico”, erróneo, surge de unos circuitos anómalos que procesan mal, sensiblemente, los datos sensoriales. La genética, las emociones, la conducta, la toxicidad ambiental, además de otros factores o agentes patógenos desconocidos podrían generar el dolor y otros síntomas. El paciente se siente enfermo porque realmente lo está, a pesar de que la Medicina no detecte el origen. Es cuestión de ignorancia. El tiempo y los avances harán visible lo que ahora no lo es.
En este blog defendemos el papel de la cultura, de la información. No hay magia ni agentes patológicos misteriosos. Basta que influyamos en el proceso de aprendizaje con una determinada información para que se proyecte a la conciencia el dolor sin que esté sucediendo nada amenazante.
Mañana disfrutaremos de la presencia en Vitoria, de Susana Martínez Conde, neurocientífica especializada en percepción visual e interesada en las explicaciones naturales de los juegos de magia, en la “Neuromagia”. Nos hablará de los caminos del engaño intencional de los magos, de la vulnerabilidad de nuestro cerebro para construir percepciones ilusorias. Ha escrito un interesantísimo libro: “Los engaños de la mente”.
Francisco J. Rubia escribió “El cerebro nos engaña”.
Pienso que ni la mente ni el cerebro nos engaña. Alguien (el mago) o algo (la cultura) engañan al cerebro para hacerle creer en lo que, realmente, no existe.
Todas las hipótesis deben ser consideradas y comprobadas.
Con la neuropedagogía intentamos habilitar al cerebro para que deje de construir percepciones ilusorias.
Sería como desvelar los trucos de los magos.
No interesa.
Feliz vuelta de vacaciones, Doctor! Cada día estoy más convencida de que el cerebro falla en muchas ocasiones, lo veo constantemente a mi alrededor. La cultura alarmista tiene toda la culpa a mi parecer, no hago más que escuchar a mi alrededor mensajes alarmistas, en la televisión, Internet, en la calle… Incluso en mi casa lo escucho a veces, solo que allí estoy yo para aclarar las cosas. En fin, seguiremos leyendo el blog atentamente.
Muchas gracias por seguir, Dr. Goicoechea.
Pd. Sigo estupendamente!
gracias Dr muy buena nota
Mechimos: me alegro de que todo vaya bien y que vayas reforzando tus convicciones. Lamentablemente la propuesta cultural genera un rechazo generalizado.Lo compruebo tambien cada día, especialmente con profesionales.
Dr. Goicoechea:
Muchas gracias por seguir divulgando un conocimiento al que no es fácil acceder. Me siento privilegiada por haber conocido este blog que me ayuda a mantener mi cerebro “a raya” cuando envía “señales” de dolor y que me enriquece intelectualmente.
Asiduo lector de su blog Doctor! Contento de poder aprender siempre cosas nuevas!
Abrazo desde México