El psicólogo James J. Gibson introdujo el término “affordance” para señalar las oportunidades de acción que un objeto ofrece a un sujeto. La información sensorial on line y la adquirida por experiencia (propia y ajena) sobre la forma, peso y textura del objeto seleccionan un programa motor que se activa automáticamente para consumar con éxito funcional la interacción con dicho objeto.
La acción seleccionada considera tanto las variables del objeto como las del sujeto que va a interactuar con él. La interacción puede resultar en daño, tanto para el objeto (especialmente delicado o valioso) como para el sujeto (el objeto puede quemar, por ejemplo).
Las acciones cotidianas contienen afordancias inevitables. Al sentarnos frente al ordenador se selecciona un conjunto de programas motores que consideran todas las interacciones posibles, con sus consecuencias.
Inevitablemente la interacción con los objetos está poderosamente influida por lo que creemos y tememos. El sujeto es también un objeto, un organismo, con vértebras, articulaciones, músculos, tendones… y convicciones sobre su estado y las consecuencias que su interacción, por ejemplo, con sillas, puede acarrear.
El dolor surge de la valoración que el sistema hace sobre las consecuencias que conlleva cada una de las interacciones entre el conjunto de objetos que llamamos organismo y los objetos externos.
Las afordancias se aprenden y pueden consolidarse o disolverse, en función de la información vigente.
La convicción de columna dañada, vulnerable, con articulaciones rasposas, nervios pinzados y huesos descalcificados, seleccionará programas motores (afordancias) defensivos, cautelosos, penalizados.
El cerebro es un órgano gestor de recursos que va construyendo (y deconstruyendo) significados y expectativas de la realidad interna y externa y de la interacción entre ambas.
La convicción de patología seleccionará los programas defensivos que permitan minimizar el daño. El dolor es la consecuencia perceptiva de esa selección. Cotidianamente, automáticamente, inconscientemente… cada objeto, cada interacción estará influida por esa convicción. Los objetos, las interacciones, es decir, las afordancias, que definen la actividad del sujeto estarán sesgadas por la convicción de peligrosidad. Las acciones serán dolorosas y disfuncionales y resultarán inadecuadas para la salud de los tejidos a largo plazo.
El aprendizaje es consustancial a la biología.
Las creencias forman parte del aprendizaje. Son objetos biológicos, estados de conectividad neuronal.
Las interacciones del sujeto (objeto) con los objetos también se aprenden.
Afortunadamente los aprendizajes contienen siempre una cuota de error abierta a su corrección, pero…
Es necesario detectar los errores para corregirlos.
Como siempre,interesante y comprensible.