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“Escuela de dolor: explorando vías de afrontamiento” (VIII) – Buscar al príncipe encantado nos puede salir rana… (Maïté Ferrán)

rana

 

            Maïté Ferran es una gran amiga, fisioterapeuta de profesión y padeciente de migrañas. Nos conocimos por casualidad hace unos años en Alcalá de Henares en un curso organizado por la SEFID (Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor) e impartido por Moseley. Ella iniciaba su formación como fisioterapeuta en la neurofisiología del dolor y escuchó cómo Rafael Torres presentaba a los miembros del equipo de Arturo presentes en el curso, no le pasó desapercibida la palabra “migraña” y… no desaprovechó la oportunidad ni la casualidad de haberse sentado justo al lado de Iñaki Aguirrezabal (médico de atención primaria responsable de los cursos de migraña en San Martín), y Mar y yo en el pupitre de atrás. Desde entonces, a pesar de vivir en Suiza, Maite se convirtió en el miembro más internacional del grupo y nos ha visitado en numerosas ocasiones para perfeccionar su formación.

Como digo en la introducción,aunque antes era radical y rechazaba cualquier fármaco, ahora considero que en algunos casos pueden servir de flotador. Que nadie se sienta mal porque se toma un analgésico cuando el dolor es insoportable si consigue alivio (es totalmente comprensible, no somos débiles por ello). Otra cosa es tomar uno detrás de otro sin sentir ningún tipo de alivio. La clave está en el uso racional de la medicación una vez uno conoce los mecanismos de la analgesia, tanto la externa como la interna del propio organismo. Cuando la situación de dolor es crónica, este tema lógicamente se complica, porque los pacientes no siempre tenemos claro dónde está el límite de ese consumo racional. Aquí considero que la guía del médico es fundamental. No siempre el paciente bien informado por la pedagogía del dolor es capaz de afrontar su situación tomando las decisiones correctas en base a todo lo aprendido. A veces se le va de las manos y otras veces uno no sabe diferenciar cuándo hay daño relevante y cuándo no y se debate en un mar de dudas que no hace ningún bien”.

Maite se enredó también en el punto donde más de una persona se enreda, la toma o no toma de la pastilla. En su escrito hace una reflexión desde su experiencia como paciente y como profesional impartiendo cursos de migraña, destacando un cambio importante en su forma de interpretar y dar los mensajes pedagógicos no de modo “fundamentalista”.

Gracias Maite por tu valiosa aportación a estas reflexiones.

BUSCAR AL PRÍNCIPE ENCANTADO NOS PUEDE SALIR RANA…

Maïté Ferran. Fisioterapeuta

Hola a todos, me llamo Maite, soy fisioterapeuta en Suiza y tengo migrañas desde los 25 años. Por eso me interesa mucho la pedagogía del dolor, tanto en mi afrontamiento personal como profesional.

Tuve la suerte de conocer a Arturo y su equipo en 2011 en Madrid y en Vitoria. Aprendí la pedagogía con ayuda a distancia y unos cuantos viajes a Vitoria, ciudad linda y donde se come ¡¡¡muy bien!!!

Gracias al abordaje con conocimiento de la biología del dolor, mi vida cambió. Tenía miedo a muchas cosas y ahora me queda un único miedo: ¡¡¡a la pastilla!!! Debo decir que mi calidad de vida ha mejorado muchísimo aunque sigo teniendo crisis cuando mi cerebro así lo decide, sobre todo por la noche. Confieso que Yo, consciente, quisiera no tener migraña nunca más, pero este pensamiento es como desear encontrar un príncipe encantado. La realidad no es así. Creo que lo más importante es conseguir, con paciencia, quitar relevancia a los miedos absurdos que conllevan nuestro estado de hipersensibilidad y así mejorará nuestra calidad de vida personal y social.

Personalmente, me cuesta darle la vuelta a la tortilla a mi miedo a la pastilla y cambiar la historieta que mis pensamientos elaboran alrededor de la acción de tomar o no tomar la pastilla cuando llega la crisis: la tomo, no la tomo… ahora o después… ¿¿¿después de qué, de cuándo…??? Creo que mi expectativa principal al iniciar el proceso como paciente fue dejar de tomar la pastilla, pero creo también que me equivoqué en la interpretación que hice sobre el mensaje de la pedagogía del dolor y abordé este tema de un modo inapropiado. Cuando empecé a aplicar la pedagogía estaba segura de que mi cerebro lo entendería todo privándole de la pastilla a través de mi lucha con el dolor, soportándolo. Pero esto se volvió en mi contra porque se convirtió en un miedo irracional, potente y que cuesta mucho quitárselo de encima. En cambio, erradicar mis miedos a los desencadenantes y a lo que pasaba en mi cabeza (incertidumbre de daño) fue lo más fácil.

Lo comenté en más de una ocasión con algunas personas a las que les pasaba lo mismo y sufrían igual que yo peleando, ya no sólo con el dolor, sino también con la toma o no toma de la pastilla durante una crisis. Ahora me atrevo a tomar la media pastilla que mi sistema motivacional me exige, quitando poco a poco la relevancia a los pensamientos tóxicos que se juntan en esa pelea: culpabilidad, miedo al fracaso, y ¡otros más!

Mi reflexión en torno a este tema en calidad de paciente es que no podemos pretender que no se tenga más dolor y que no se necesite nunca más tomar una pastilla para concluir si es o no eficaz la pedagogía. Este objetivo tiene que considerarse como algo segundario y no como el principal.

También quiero contaros mi experiencia como fisioterapeuta. Hace un año, y después de haberme formado con Arturo, decidí impartir cursos en francés a los pacientes con migraña en Suiza francesa. Ya voy por el 5° grupo. Hace poco nos reunimos en la sesión de seguimiento del primer grupo (al año) para compartir experiencias, y quisiera también compartir con vosotros las reflexiones y observaciones que se pusieron sobre la mesa aquel día:

1. Todos los pacientes reconocen que la pedagogía del dolor es la mejor alternativa que les han propuesto para abordar la migraña. No tienen ninguna duda sobre la veracidad de lo que se dice en el curso. Aprecian tener una herramienta que cada uno puede utilizar.

2. Una persona dice que no ha mejorado, que sigue igual, con dolor y tomando pastillas. Pero cuando se le sugiere echar una mirada atrás desde el punto de partida del primer día de curso hasta hoy, se da cuenta de que algo ha cambiado: ha perdido su miedo al viento norte, al sol, ha mejorado su relación de pareja… Con este análisis más fino, se da cuenta de que su calidad de vida ha mejorado considerablemente aunque las migrañas no hayan desaparecido y aunque siga tomando pastillas. El resto de personas del grupo hacen una valoración positiva relatando mejoras: menos crisis y menos pastillas, aunque tengan todavía alguna crisis gorda, la famosa recaída, que te hace sentir ¡¡¡muy impotente!!!

3. ¿Por qué unos valoran mejoría y otros no cuando todos siguen con dolor? ¿Será por la diferencia de expectativas de cada uno, consciente e inconscientemente? Hay que señalar que la expectativa de “no tener más dolor y no tomar más pastillas”, y la expectativa de “mejorar la calidad de vida eliminando poco a poco los miedos irracionales”, son dos cuestiones muy distintas. Aunque también puede ocurrir que, al ser opuestas, “entrechoquen” en nuestro cerebro armando un pequeño lío para el individuo y presionándole más y tal vez… ¿¿¿creando nuevos miedos???

4. Uno de los alumnos cuenta que hizo una terapia de pensamientos positivos antes del curso y la utiliza como complemento a lo aprendido sobre biología del dolor. Las dos cosas no se oponen, cada una tiene su papel. Los cimientos de la casa, sin duda, los aporta la pedagogía, pero se le pueden añadir otros “materiales de construcción” que ayuden al individuo y a su cerebro a mejorar en el caso de las personas que se quedan por el camino o ¡¡¡por la mitad!!! Este alumno comenta que la herramienta psicológica que utiliza le aporta una cierta serenidad en sus pensamientos y le permite tener menos ansiedad, temor, miedo a que vuelva una crisis…

5.- Tras la experiencia adquirida, como paciente de migraña y como educadora de grupos de pacientes, he tomado la decisión de enfatizar los siguientes mensajes en mis próximos cursos:

♦ Que no tengan la expectativa de quitar el dolor y la pastilla, luchando contra ellas, más bien deben luchar contra las creencias, lógicas de razonamiento y ¡¡¡los miedos!!!

♦ También me atrevo a afirmar que biológico y psicológico van unidos, lo que oyeron hace años… ¡que lo tiren también a la basura! El término “dolor psicológico” se usaba de modo abusivo porque nadie sabía dar una explicación a su dolencia y el desconocimiento por parte de los médicos les hacía usar un término inapropiado. Ahora que los padecientes han aprendido neurobiología y fisiología del dolor, pueden recuperar el término “psicológico” refiriéndose a: emociones, pensamientos, miedos… que forman parte del proceso biológico del dolor. ¡Hay que derribar el tabú hacia “lo psicológico”! Arturo, espero que estés de acuerdo.

♦ El objetivo de la pedagogía del dolor no debe ser buscar al príncipe encantado, porque la esperanza de no tener dolor de cabeza nunca más nos puede salir “rana” si el cerebro no entra en razón… Si funcionara el sólo desear… sería… ¡¡¡magia!!!

♦ Cuando la información por sí misma no le da la vuelta a la tortilla o nos enredamos con alguno de los mensajes, las herramientas psicológicas pueden complementar y ayudar a “desenmarañar la maraña”.

Para terminar, quiero dar las gracias a Cristina por ayudarme en la redacción de este testimonio porque el español no es mi lengua habitual de expresión, y a Arturo por intentar con más o menos éxito en cada uno de nuestros encuentros, corregir mis “gazapos” en español. Y a google ¡¡¡por supuesto!!! ;-).

Abrazos a todos,

Maite


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6 comentarios en «“Escuela de dolor: explorando vías de afrontamiento” (VIII) – Buscar al príncipe encantado nos puede salir rana… (Maïté Ferrán)»

  1. Hola! Es muy importante el mensaje de hoy y quiero compartir mi experiencia actual: tengo un juanete que se va formando desde hace algún tiempo y me duele a ratos. También me duele de rebote la cara interior de la zona de esa rodilla y la cara exterior de esa cadera (en zig-zag, -qué mono!-). Después de medicación y radiografías sé que el trocánter no está mal, así que he ido quitándome el dolor con la cabeza y con bastantes buenos resultados. No así el dolor de la zona de la rodilla en que hay días que es subversivo, diría yo. Por supuesto que “pienso” que ahí tiene que haber algo malo y de mucho fundamento que lo explique. Pero no me quiero medicar y quiero superarlo. Hace menos de una semana el dolor era bastante fuerte y decidí tomarme un ibuprofeno en el desayuno. Lo tomé, me desentendí del asunto, preparé el café en un pispás y me di cuenta en menos de dos minutos de que no me dolía nada. Es alucinante. No me lo podía creer. El ibuprofeno NO había hecho efecto. El gesto de tomarlo sí. Esto me está dando mucho que pensar… Acabaré con ello, pero este cerebro no nos deja vivir.
    Pido perdón por contarlo pero me parece de verdad increíble. Y demuestro y soporta todo lo que llevo entendido sobre el dolor.
    Saludos a todos.

  2. Aurora: el cerebro es un gestor de acciones. Tomar ibuprofeno es una acción requerida por el cerebro si así lo considera como conveniente. Para ello necesita tu motivación a hacerlo, es decir, que sientas dolor. El dolor es la proyección a la conciencia de ese estado evaluativo del cerebro. No hay otro modo de explicar el efecto de la toma que relatas.

    Gracias por tu testimonio

  3. Maite, gracias por tu aportación, honestidad y esfuerzo al haber escrito esta entrada.
    Tu te enredaste en el tema de la toma de la pastilla como otros muchos lo hemos hecho. Adquirimos ese miedo porque entendimos que era una exigencia para acabar definitivamente con las migrañas y nos propusimos aguantar el dolor fuese cual fuese su intensidad y las horas que se empeñase en quedarse con nosotras en pos de conseguir el objetivo final.
    Nadie puede decir que no fuimos buenas alumnas, que no nos aplicamos bien, que no nos esforzamos. Nuestra forma de entender y vivir con migraña ha cambiado, gracias al conocimiento que tan generosamente Arturo nos ha proporcionado, si bien sigue estando presente en nuestras vidas.
    La migraña tenía asociados muchos miedos y muchos desencadenantes que nos paralizaban , la pedagogía del dolor acabó con una buena parte de ellos pero los cambiamos por otros nuevos de los que es necesario librarse también .¿ Por qué aparecieron estas novedades ? ¿Qué nos llevó en muchas ocasiones a tirarnos a la calle, con un espantoso dolor y otros síntomas , a seguir con nuestras vidas aun a riesgo de poner en peligro las mismas? ¿ Qué mensajes tóxicos calaron en nosotras ?, ¿Por qué llegamos a pensar que nos convertiríamos en drogadictas, que tomar la pastilla era estar “a medias”, que era un fracaso , una elección, si, pero fracaso? ¿ Por qué después de 48 horas de dolor , vómitos, mareos ,etc, cuando el cerebro desactivaba el programa una de las cosas que nos hacían sentir “triunfadoras” era no habernos tomado nada ? ¿Por qué en alguna ocasión yo me he tomado algo y lo he negado u ocultado cuando me han preguntado como había acabado con el dolor?
    Afortunadamente me libré de todo esto hace un tiempo pero sé que hay muchos padecientes de dolor crónico que siguen con el miedo a tomar la pastilla instalado y que gran parte de su pensamiento gira en torno a esto.
    Igual merecería la pena explorar porqué pasa esto aprovechando los grupos de migraña que están en marcha en este momento.
    Gracias una vez más Maite.
    Un abrazo.

  4. Me ha encantado la entrada, Maite. Hay un punto en tus reflexiones que me parece crucial: el de no ponerse como objetivo prioritario hacer desaparecer el dolor y abandonar la medicación y centrar los esfuerzos en el cambio de creencias, los pensamientos irracionales y los miedos. Lo comparto plenamente. Y me parece que es una buena forma de no caer en autoexigencias o en decepciones.

    Un abrazo

  5. Gracias por el testimonio.
    Es El. Conflicto en no tomar la pastilla. Hay dos miedos. Tomar la pastilla, y el otro no tomarla. Imagino que esto Genera un nuevo miedo. Si el dolor de FM es insoportable tomo el analgésico Sabiendo que no es medicación continúa..
    Las preguntas planteadas por Sol son importantes. Las reflexionare.

  6. Maite, me parece muy interesante la aportación de ese alumno tuyo que en tu curso te dijo que no había mejorado, que seguía igual, con dolor y tomando pastillas. Pero cuando se le sugiere echar una mirada atrás desde el punto de partida del primer día de curso hasta hoy, se da cuenta de que algo ha cambiado: ha perdido su miedo al viento norte, al sol, ha mejorado su relación de pareja.
    Qué avance mas significativo…perder el miedo a ese cerebro que nos engaña, que nos dice que el sol, el viento, el ejercicio, el chocolate están prohibidos para mi.
    Gracias

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