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“Escuela de dolor: explorando vías de afrontamiento” (II) – Volviendo a casa… (Sol del Val)

Sol

Sol del Val es una veterana y apreciada colaboradora del blog por sus siempre valiosas aportaciones desde su experiencia como psicóloga y como padeciente de migrañas de largo recorrido. Hace poco nos contó cómo trabajan algunos psicólogos… aquellos que comparten el marco teórico que sustenta la pedagogía del dolor. Así comienza el primero de los diez puntos que integran esta serie de entradas:

El marco teórico es correcto en función de los avances en Neurociencia. En muchos casos sólo aportando información sobre neurofisiología del dolor y biología de organismo, se produce el deseado cambio y los síntomas desaparecen por completo o, al menos, se alivian o, al menos, se reduce su significado amenazante. “Pero” en otros casos no se produce el cambio, o se da una mejoría inicial que luego da paso a recaídas esporádicas o a la vuelta a la situación inicial o a otra con sintomatología diferente, incluso algún caso de personas que se enredan por el camino adquiriendo miedos irracionales. Todos quisiéramos estar en el primer grupo pero yo formo parte del segundo”.

A través de este relato Sol hace una reflexión en torno a su propio “proceso”, las dificultades encontradas en el camino, y un esbozo sobre lo que la psicología puede aportar a la pedagogía del dolor. Espero que, como a mí personalmente, sus palabras os aporten un “algo más”…

Gracias Sol.

VOLVIENDO A CASA…

Sol del Val. Psicóloga.

Hace ya algunos años escribí una entrada para este blog titulada “Las puertas del miedo”. Era el relato del peregrinaje de una mujer que padecía migrañas, en la búsqueda de una solución a su padecimiento. En su particular camino descubre una puerta que se abre a la esperanza, tras ella se esconde una información distinta, nueva, la biología del dolor.

La protagonista vuelve a su casa empoderada de conocimiento, armada, incluso con ganas de tener una nueva crisis para aplicar lo aprendido. Ha oído tras esa puerta relatos de otras personas que han conseguido “desmigrañarse”, desaprender y comenzar de cero una nueva vida libre de sufrimiento.

La vuelta a casa no fue fácil……. Tras algunos “éxitos” volvieron las crisis con más virulencia, con más síntomas, más floridas. Quizá ella se encontraba entre ese grupo de personas que no consiguen mejorar. Había trabajado tal y como se le había indicado, incluso había profundizado más en el tema y, a pesar de todo y aun sabiendo que el camino era el correcto, se encontraba de nuevo “en tierra de nadie” y con la impresión de no tener ya más puertas que abrir.

Volvió esa misma sensación de siempre, la indefensión, la soledad (no podía compartir su relato de “fracaso”) e hizo su aparición de nuevo el fantasma de “lo psicológico”, eso que siempre entendió que tenía que ver con algo imaginado, inventado, producido por ella misma.

Hay muchas personas a las que despachan con un “lo suyo es psicológico”, creo yo que tratando de trasmitir que algún acontecimiento, situación o angustia vital produce el padecer diario (eso en los casos más honrosos) o para quitarse al paciente de en medio enviándole a salud mental.

Por eso y en aras de aclarar lo que yo entiendo como psicológico, dedico esta entrada a todos aquellos que, a pesar de todo, siguen padeciendo dolor crónico sin daño relevante, demostrado o probado, y abro una nueva puerta, la del trabajo psicológico.

Entiendo que un dolor es psicológico cuando, habiendo o no daño real, hay muchas facetas del individuo que se ven afectadas en el proceso y que hacen que éste se sienta amenazado y vulnerable, generándose un estado de indefensión que produce sufrimiento o dolor emocional que acompaña al físico y que es, por supuesto, REAL.

Citando a un autor muy reconocido en el tema de duelo, el dolor que se produce ante una pérdida significativa es TOTAL: “duele el cuerpo, duele lo social, lo familiar, lo emocional, el presente el pasado y el futuro, en su conjunto, toda la vida duele“.

En la enfermedad (con daño real o no) o la percepción de ésta, el dolor por la pérdida (en todos los casos significativa) de capacidades, sueños, proyectos, planes, recursos personales, relaciones, esa sensación de no pertenencia al mundo que viven los demás… el dolor que se produce es TOTAL, también psicológico, con todo un abanico de síntomas, que afectan a lo fisiológico, a lo cognitivo, a lo emocional y a lo conductual:

Tristeza

Enfado

Rabia (contra uno mismo, contra el mundo)

Culpa

Ansiedad

Soledad

Fatiga

Apatía

Impotencia

Anhelo (por lo perdido)

Confusión

Preocupación

Miedo (por el recuerdo del pasado, por el presente sin vivir y por el futuro sin esperanza)

Pérdida de autoestima

Conducta distraída

Trastornos del sueño y de la alimentación

Aislamiento social

Evitación

Llanto…..

 El dolor es real y, además, lleva aparejado (haya daño o no) un dolor psicológico.

Por eso aprender sobre cerebro, lo que hemos dado en llamar “pedagogía del dolor”, es la semilla, la base que va a generar la planta, pero hay que abonarla, quitarle las hojas secas, cambiar la tierra, exponerla a la luz…. y eso sólo pasa por un trabajo en el que todo lo que compone el dolor psicológico (cuando lo hay y es tan florido) merece la pena ser trabajado.

¿Cuáles son las claves?

Según mi criterio, descartar una enfermedad producida por daño, aprender de forma rigurosa, con tiempo, de bocas y manos expertas, biología del dolor con mensajes claros y no intoxicadores y encontrar el equilibrio a través de un trabajo psicológico que, en algunos casos no será necesario (hay personas que testimonian su mejoría sin más ayuda que lo aprendido y su puesta en práctica) pero que para otras personas será fundamental.

Es difícil desde este espacio proporcionar herramientas, estrategias, ejercicios, pautas, etc. porque el trabajo psicológico tiene como objeto a la persona en su totalidad, con su biografía y sus pérdidas, su estilo de afrontamiento, sus recursos personales, familiares, sociales y no todo vale para todos, pero… intentaré centrar el tema en una cuestión muy concreta, el pensamiento, ese enemigo común a todos que ataca con virulencia inusitada y nos sitúa en escenarios futuribles apocalípticos.

Eso será, sin tardar, en una próxima entrada. En la espera, os animo a hacer una relación (a poder ser por escrito) de vuestras pérdidas y de los pensamientos más recurrentes y dañinos, esos que os hacen ir a la deriva o sentir la necesidad de tirar la toalla.

Es el momento de la exposición al dolor, en este caso psicológico…


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32 comentarios en «“Escuela de dolor: explorando vías de afrontamiento” (II) – Volviendo a casa… (Sol del Val)»

  1. Espero con muchas ganas la siguiente entrada. Aunque soy consciente de mi problema lumbar y las causas de su dolor me siento impotente para afrontarlo, es una derrota detrás de ptra

  2. ¡Qué entrada más interesante! Soy una fan de la psicología como complemento a la pedagogía del dolor ^_^

  3. Arturo, gracias por tu interés. En mi caso se trata de una protusión discal en la zona lumbar. Son dieciseis años padeciendo de dolor de forma esporádica que no me afectaba en mi vida cotidiana. Pero desde hace seis meses los dolores han aumentado y se han extendido por caderas y piernas. A juzgar de los especialistas que han examinado las pruebas, el daño existente es pequeño y no justifica los dolores e incapacidades que refiero en las consultas. A pesar de ello algún especialista me ha aconsejado la colocación de un espaciador interespinoso para aliviar los dolores que yo cuento en la consulta.

    En resumidas cuentas, estos son lo padecimientos físicos que yo siento. Pero leyendo este Blog, desde hace unos tres meses, y hablando con personas que intentan buscar una explicación más allá de lo convencional (pastillas, reposo, fisioterapia, etc.) y recapacitando sobre el tipo de vida que en los últimos años he llevado (no voy a entrar en detalles porque sería muy largo), tensión ansiedad, situaciones de presión en la vida familiar y últimamente laboral, he llegado a la conclusión que mi cerebro ha construido y cronificado un dolor basado en esos años de padecimiento lumbar y lo aumenta cimentándolo en una actitud vital donde predomina el miedo a la incertidumbre y el decaimiento emocional.

    Creo que mi cerebro saturado ante problemas emocionales, reales o aumentados por él mismo, no da abasto y reconstruye el dolor en la parte más vulnerable de mi cuerpo que es la espalda (creo que estoy usando expresiones de otras entradas de este Blog), colapsa mi cuerpo y le obliga a pararse y esconderse.

    Intento buscar estrategias que me ayuden a enfrentarme al problema, pero mi decaimiento me hace sucumbir al dolor y la incapacidad.

  4. Disculpas, me equivoqué al insertar la respuesta. Soy nuevo en esto. La respuesta aparece un poco más abajo.

  5. Tus entradas son la medicina de mi cerebro. Hoy me vino un vértigo que nunca tuve. Otra cerebrada para la coleccion. Me asuste al principio pero recordaba ya haber leído entradas tuyas sobre el mareo y me puse a ello. Estoy en ello. Un saludo

  6. Preciosa elección Sol: el pensamiento, “ese enemigo” que no puedo controlar ni durmiendo… Aunque, curiosamente, lo que más me hunde y humilla de la migraña es que “durante las horas de clímax” ¡no me permite pensar en absoluto!
    Pero cúantos pensamientos inundan mi mente cuando barrunta una crisis y cuantísimos al salir de ella. ¡Socorro!

  7. Sol,

    Cuando empecé a trabajar como psicóloga me molestaba que los pacientes me preguntaran si tenía hijos, o si había perdido a alguien querido… Yo solía defenderme diciendo que un médico no necesita tener un cáncer para saber cómo tratarlo. Ahora pienso que las experiencias de un profesional pueden ser muy valiosas en el trabajo psicoterapéutico. En tu caso, tengo clarísimo que tus aportaciones como profesional y padeciente tienen ese valor añadido. Comparto plenamente tu reivindicación de que no duele una cabeza o un cuerpo, duele la persona.

    Un abrazo, compañera.

  8. Emilio: no debo juzgar casos individuales pero como norma general aplicable al dolor crónico, es más probable que no sea tu columna la responsable sino cómo está evaluada en el cerebro. En los casos de dolor lumbar es fundamental modificar la convicción de vulnerabilidad y fragilidad lumbar con la ayuda de un fisio experto en trabajar el miedo al movimiento.
    Yo tengo mi propia historia de dolor lumbar crónico que me invalidó y mortificó en el pasado, después de una intervención de hernia extruida discal. Aun hay días que el dolor se me insinúa, en ocasiones con cierta contundencia, pero no consigue llevarme al huerto y hago mi vida normal sin ningún sufrimiento ni invalidez. Podemos hacer un juego mental: nos cambian la columna sin saberlo: yo llevo la tuya y tú la mía. La situación no cambiaría: cada uno seguiría con su dolor.

  9. buen dia mi QUERIDO Y ESTIMADO Dr Goicochea soy de Argentina hace mucho q lo sigo una consulta tengo migrañas, y fibromialgia cuando yo hago un esfuerzo fisico como estar agachada no me puedo levantar y me mareo es normal? estoy medicada con pregabalina y duxetin un antidepresivo hay dias q estoy muy bien y otros no tanto me encanta su paginas cariños espero su respuesta gracias q tenga un bello dia.-

  10. Emilio, no sé si las has leído pero hay una serie de entradas en el blog escritas por Arturo a la vez que se impartía en un centro de salud de Vitoria un curso de dolor lumbar a pacientes. Te pongo el enlace a la primera de ellas por si te sirven como referencia, se explica con más detalle “cómo modificar la convicción de vulnerabilidad y fragilidad lumbar con la ayuda de un fisio experto en trabajar el miedo al movimiento”:

    https://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/06/08/grupos-de-dolor-lumbar-i/

    Un saludo.

  11. Rosio: el mareo al cambiar de posición indica una sensibilización al movimiento. Normalmente el cerebro nos habitúa a los giros pero en los estados de alerta es frecuente que aparezcan sensibilizaciones, respuestas exageradas a estímulos inofensivos como el de incorporarse. Es fundamental ahuyentar toda idea de enfermedad, recuperar la confianza y adaptar progresivamente el cuerpo a aquello que genera síntomas.

  12. Muchas gracias Cristina, este enlace me ha llevado a otro, movimiento ¿voluntario?. Me ha parecido muy interesante.
    En ese enlace también he podido conocer la existencia de SEFID, donde me he dirigido via email para saber si en Lanzarote, donde yo vivo, hay algún fisio que aplique las técnicas de la biologia del dolor.

  13. Sol:
    Muchas gracias por esta entrada. Y a la espera de tu próxima entrada , sigo profundizando en esta y las otras dos a las que se hace referencia y me pongo manos a la obra (y por escrito😉😊)
    con esa lista-relación que nos propones.
    Un abrazo

  14. Emilio: es el objetivo de estas entradas, reorientar, a ser posible, el proceso de los pacientes que comparten el marco teórico pero que no consiguen que los síntomas desaparezcan. El trabajo del fisio (que toma como punto de partida el “Know pain, no pain”) en un caso como el tuyo forma parte de lo que llamamos “pedagogía del dolor”. Y, como siempre, recalcando que el paciente lleva las riendas, eres un buen ejemplo de persona que “reconduce” su proceso buscando por sí mismo esa ayuda que espero contribuya a complementar el trabajo que ya estás haciendo sólo con la información.

    Un saludo.

  15. Totalmente de acuerdo, Mar.

    Yendo má allá… ¿qué pasa cuando duele el alma?
    Si alguna vez lo habéis sentido sabéis de qué hablo.
    A menudo me pregunto qué rol deben jugar las emociones en el jueguecito del dolor crónico. ¿Qué relación habrá entre emociones y neuronas?

  16. muchas gracias Dr yo le pongo mucha pilas a mis enfermedades y soy responsable y respetuosa de mis médicos lo que he notado que de que tengo FIBROMIALGIA como mucho y aumento de peso es sicológico o los medicamentos me pueden producir mas HAMBRE, mil gracias cariños

  17. Mar, tu sabes lo importante que es nuestra intervención en la calidad de vida de las personas con las que tenemos el privilegio de trabajar, cuánto se aprende de ellas y qué te llevas contigo.
    Me alegro de que compartas conmigo reflexiones y profesión y de tener una colega tan valiosa en este blog.
    Gracias compañera.
    Un beso

  18. Marite:
    Gracias a ti por seguir ahí con constancia y fuerza. Me alegra saber que te has puesto manos a la obra.
    Espero que la próxima entrada prometida te sea útil en el proceso, ese es el único propósito en mis colaboraciones, ayudar a que la calidad de vida de las personas que se acercan a esta propuesta sea mejor.
    Gracias. Un abrazo

  19. Ana Mª:
    Esa es una de las claves principales. La información, el conocimiento, la reflexión, “lo racional” , no es capaz por sí mismo de parar la cascada de pensamientos que se desatan y se desbocan cuando uno se enfrenta a algo que siente como una amenaza o es una amenaza en realidad . En ocasiones, cuando la crisis se desata y el dolor aprieta los razonamientos luchan contra algo muy poderoso que nos asusta y nos acogota y casi siempre sale ganando.
    El trabajo psicológico para ese porcentaje de pacientes que no mejoran iría en ese sentido , aprender a controlar y manejar esos pensamientos que nos arrastran y nos hacen perder el control cuando campan a sus anchas
    Gracias. Un abrazo..

  20. Desde mi humilde opinión, probablemente estaré equivocado, el dolor en ocasiones puede ser el muro de contención ante las emociones negativas que amenazan con destruirnos. Cuando el pesamiento nos introduce en un bucle infernal del que no podemos salir y del que en ocasiones ni siquiera somos conscientes, el cerebro que detecta la amenaza para el cuerpo nos obliga a parar en seco. Aprovecha lo mas débil de nuestro cuerpo para desencadenar el dolor suficiente aprovechando los caminos neuronales que ha memorizado en el pasado en otras circunstancias y que nos obliga a parar. Buscando la solución al dolor, a veces uno se da cuenta, aunque sea por casualidad, que calmando esas emociones, reconduciendo esos pensamientos negativos, el dolor cede.

  21. Patricia, no se trata de reabrir ese debate, que ha suscitado polémica en más de una ocasión en el blog. Se trata de situarse en el momento “presente”, tal y como uno se encuentra, y bien situado en el marco teórico, e intentar explorar una salida que mejore la calidad de vida.

    También decir que muchas veces la polémica que se ha generado en torno a la cuestión de si los síndromes de sensibilización central son o no son una “enfermedad”, la mayor parte de las veces ha sido ocasionada por no hacer una interpretación correcta del mensaje que se da en el blog, que como tú misma señalas en uno de los links, se dice que son “respuestas de enfermedad” reales y no imaginadas por el paciente, idénticas a “como si” hubiera enfermedad pero debidas a un error de evaluación del sistema nervioso central. Por tanto, ese debate lo dejamos a un lado porque no lleva a ninguna parte y nos centramos en intentar avanzar un paso más allá.

    Un abrazo.

  22. Buenísima entrada, gracias Sol. En mi caso se genera una cascada AUTOMÁTICA de pensamientos y emociones. He hecho mucho “trabajo personal” y no me asusta mirar lo que sea necesario, pero con la migraña… no hay manera… en fin… Frustración, tristeza, parálisis y un largo etc…

  23. Meritxell: en el blog, cursos y libros se ofrece la teoría. Como dice Sol, en muchos casos basta, pero en otros el proceso se atasca y genera frustración, angustia y ese largo etcétera de efectos secundarios psicológicos que describe Sol y que pueden ser subsidiarios de una ayuda psicológica profesional.
    En esos casos, sería lo ideal la atención individual por parte de un profesional versado tanto en el marco teórico como en en su aplicación práctica.
    No hay que olvidar que además de los conceptos está una persona concreta, con una narrativa individual y un estilo de afrontamiento.
    No podemos dar pautas concretas que sirvan para todos. Creo que laspautas las pueden marcar los testimonios de quienes intentan aplicar el modelo.

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